Laterales izquierdos mortifican a Saprissa desde hace 10 años
› Tibaseños han probado con figuras locales y con foráneos: pocos se han consolidado
Desde abril del 2011, cuando Horizonte Morado asumió el Deportivo Saprissa, la institución ya tenía una misión, que hoy, 10 años después, ha cambiado poco.
El primer técnico de esa administración, Alexandre Guimaraes, lo dijo en su primera conferencia de prensa: el puesto de lateral izquierdo es un dolor de cabeza.
En su plantel contaba con Esteban Sirias, pero se lesionó y regresó hasta agosto de ese año. Fue cuando se le abrieron las puertas a Kraesher Mooke, quien superó una prueba para incorporarse al primer plantel.
A Sirias le dijeron adiós en diciembre del 2011; las lesiones y la indisciplina acabaron con la oportunidad de
Mooke, y el prometedor Fabián Rojas nunca fue considerado por Guimaraes, ni siquiera un minuto.
“Fue difícil porque llegué lesionado y el profe me dijo, desde la fecha 6, que no me iba a ocupar, y en los entrenamientos me ponía de contención, de central o de volante derecho, no de lateral izquierdo, lo cual me complicó ganarme un puesto”, relató Rojas al salir del club, en el 2012.
Desde entonces han desfilado al menos 16 jugadores (incluidos ellos), pero pocos lograron acabar con la dificultad del Saprissa al buscar su lateral izquierdo.
En tres ocasiones, la S debió voltear su mirada al exterior, pues agotaba sus intentos con futbolistas ticos. Experimentó con el uruguayo Juan Manuel Morales, los guatemaltecos
Moisés Hernández y Rafael Morales, así como con el también charrúa Sebastián Diana.
Estabilidad. Y las pocas veces en que logró hallar un perfil idóneo o consolidar un jugador, se fueron al exterior. El caso más reciente fue Joseph Mora, quien tuvo regularidad.
Hace seis años el club también gozó de la presencia de Francisco Calvo. El seleccionado nacional empezó siendo defensor central, pero también ocupó el puesto de carrilero por la izquierda.
Precisamente, la época entre 2015 y 2016, cuando estos jugadores coincidieron, así como Irving Calderón, Saprissa tapó ese hueco. Fue el momento más estable de la última década.
Antes y después han ido y venido nombres, mientras que figuras como Heiner Mora (de perfil derecho) cambiaban su posición natural.
Si además se buscan canteranos, la tarea ha sido aún más difícil. Irving Calderón fue uno de los pocos formados 100% en el club. Empezó con grandes expectativas, apoyado en la confianza de Jeaustin Campos. Sin embargo, la llegada de Carlos Watson fue una mala noticia para él.
El experimentado estratega lo utilizó poco, lo envió a préstamo, y en el 2017 no le renovaron el contrato.
Watson apostó por el limonense Lemark Hernández, uno de los más recordados porque nunca convenció a la afición y, para muestra de ello, solo se mantuvo en el club un torneo (Invierno 2017).
Además de Calderón, fueron formados en la casa morada Jorman Sánchez, Wálter Cortés, Luis José Hernández y Francisco Calvo, aunque este último estuvo varios años fuera y regresó al equipo como un jugador ya hecho.
Cortés y Hernández son reflejo de que Saprissa ha intentado apostarles a sus promesas, sin tener la suerte de acertar.
Ambos continúan en la institución, cada uno con panoramas muy diferentes. El primero se lesionó de manera grave en el Clausura 2020 y aún está de baja. Del otro lado está Hernández, hombre de confianza de Wálter Centeno, pero ni siquiera la regularidad con ese técnico lo hace ver como la solución al eterno problema.
A ellos se debe añadir la nueva promesa, el joven Matthew Bolaños (18 años). El oriundo de Jacó debutó el torneo anterior y en el primer partido de Roy Myers al frente del equipo tuvo su primera oportunidad como estelar.
Sería difícil medirlo en apenas 30 minutos, que fue el poco tiempo en cancha, por culpa de una dolencia. Eso sí, se convierte en esperanza dentro de la institución.