Medford: siempre al margen de lo esencial
Las conferencias de prensa de Hernán Medford son enormes regueros de tinta de cefalópodo: un método de evasión.
Nunca habla del fútbol, nunca aborda las nociones de estrategia, de táctica, nunca justifica sus decisiones técnicas de manera directa y convincente.
Y ninguna derrota, por principio, es responsabilidad suya.
Los tropiezos siempre son culpa de la dirigencia, de la barra rival, del mal estado de la cancha, de la dirigencia, de la dirección del viento, del cuerpo arbitral…
Medford simplemente carece de la madurez emocional necesaria para asumirse como responsable de una derrota. Su discurso nunca aborda la esencia del fútbol: se pierde por otros andurriales, se va por todos los senderos colaterales, adyacentes, secundarios: es incapaz de agarrar al toro por los cuernos.
En sus declaraciones a la prensa siempre observamos la tendencia a rehuir la atribución causal de sus tropiezos. Por principio, la culpa recae en alguien más.
Don Hernán: en este juego y en esta vida se vale crecer, evolucionar, madurar. Oyéndolo defender sus indefendibles posiciones me embarga la sensación de estar en presencia de un niño de cuatro años de edad.
Para colmo, revienta en bilis y ácido pancreático ante cualquier comentario que no sea el halago. Trata mal a los periodistas que lo obligan a confrontar sus fracasos.
Es grosero, lacónico y desabrido con los reporteros que hacen sus primeros pinitos en la profesión: los experimentados le dan miedo y lo fuerzan a observar algún respeto.
En sus conferencias de prensa brilla por su ausencia el fútbol. Usted se las arregla por desviar los temas hacia terrenos periféricos o completamente ajenos al balompié. Es un manierismo, un automatismo, un reflejo, una natural proclividad a la evasión.
Cierto que usted ha ganado campeonatos memorables, pero recuerde: en todos ellos contó con equipos de lujo.
Revise estos conceptos: podrían serle de mucha utilidad… si usted lo permite.