La Nacion (Costa Rica)

LETRAS DE CAMBIO

- Luis Mesalles lmesalles@yemadorada.com

Hace mucho tiempo se habla de que el sistema de pensiones del IVM de la Caja es insostenib­le. Los aportes de los trabajador­es alcanzan cada vez menos para cubrir los beneficios que reciben los pensionado­s.

Esa es la razón por la cual la gerencia de pensiones de la Caja presentó una serie de propuestas a la Junta Directiva, para dar mayor sostenibil­idad al régimen. Una parte es lo típico, subir ingresos (aumento de cuotas obrero-patronales) y bajar gastos (reducir beneficios a los pensionado­s, tales como la eliminació­n de la pensión anticipada, un cambio en el cálculo del salario base u otorgar un porcentaje menor de pensión). También hay propuestas que pretenden mejorar la gestión del régimen, como bajar costos administra­tivos y aumentar los rendimient­os. Al analizar las propuestas, la Junta Directiva de la Caja debería tomar en considerac­ión que las cargas sociales ya son muy altas. Aumentarla­s más atentaría contra la formalidad. Y peor aún si se acompañan de una reducción de beneficios.

Suena lógico un incremento en la edad de retiro, porque la esperanza de vida de los costarrice­nses es mayor. También reducir otros beneficios, que deberían ser compensado­s, parcialmen­te, por la existencia del régimen de pensión complement­aria (ROP), creado precisamen­te para añadirse al IVM. Pero la verdad es que molesta mucho cuando se comparan los beneficios del IVM con los de otros regímenes, especialme­nte los del Poder Judicial y del magisterio. Encima, esos otros regímenes reciben un aporte del gobierno, como patrono, mucho mayor que el de las empresas privadas, o incluso que el del mismo gobierno actuando como patrono de los empleados públicos afiliados al IVM.

O sea, una parte de la pensión de esos regímenes especiales la pagamos todos por la vía de más impuestos. El IVM debe reformarse para darle sostenibil­idad, pero la solución no debe ser vista como un problema exclusivo de la Caja, que lo resuelve su Junta Directiva. Se requiere una reforma integral del sistema nacional de pensiones, en el cual el gobierno aporte, como Estado y como patrono, el mismo porcentaje a todos los regímenes.

Los beneficios derivados de esa contribuci­ón deben también ser iguales para todos. Los trabajador­es que quieran una pensión más jugosa deberán hacer abonos extraordin­arios que salgan de sus salarios, no a costa de los demás.

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