La Nacion (Costa Rica)

‘Fue una experienci­a que, de pronto, se tornó desesperan­te’

- Hugo Solano C. hsolano@nacion.com

Gerson Bagnarello Salazar, vecino de Llorente, Tibás, de 25 años, se perdió con un amigo en las montañas del Bajo de la Hondura, Moravia, en octubre del 2014.

Habían salido en bicicleta y decidieron dejarlas ocultas a un lado del camino para entrar un rato al bosque.

“Fue una experienci­a que, de pronto, se tornó desesperan­te, porque al desorienta­rnos no teníamos idea de lo que podía llegar a pasar. Eran diferentes tipos de emociones, pensaba en la angustia que podía estar pasando mi familia”.

Dice que, en medio de esa montaña, decidieron enfocar su energía en buscar la forma de salir. Primero caminaron río abajo, pensando que tal vez encontraba­n a alguien, pero no fue así.

Al caer la noche, tuvieron que conseguir palos y ramas de unas palmas que había en la zona, para hacer una especie de refugio, pero no pudieron dormir debido a las nubes de mosquitos y otros insectos en el lugar.

Aunque se pusieron barro encima para tratar de que no los picaran, fue infructuos­o y apenas pudieron descansar y recuperar un poco de energía, pues no llevaban alimentos, ni abrigo.

Al día siguiente, volvieron a tomar agua de las nacientes del río y acordaron dejar de seguir esa ribera y más bien atravesar la montaña. Después de horas de luchar

AL DESORIENTA­RNOS, NO TENÍAMOS IDEA DE LO QUE PODÍA LLEGAR A PASAR”. Gerson Bagnarello Víctima de extravío en 2014

contra la maleza por una zona boscosa y muy empinada, lograron, al fin, encontrar la ruta inicial.

Gerson, dice que su compañero, Byron Pérez, llevaba celular, pero se le había descargado.

Cuando iban saliendo, se encontraro­n con las patrullas de Cruz Roja que horas antes habían entrado a buscarlos, al trascender la desaparici­ón. Fue ahí cuando les dieron agua y alimentos.

Al día siguiente, la familia fue a recuperar las bicicletas al punto donde los jóvenes las habían dejado.

Afirmó que el error cometido fue entrar a una zona desconocid­a, muy virgen y de poca visitación. “Yo nunca había ido a ese lugar y confié en que mi amigo afirmó que conocía la ruta, pero de pronto no encontramo­s la salida”, afirmó.

Bagnarello, ahora profesor de Educación Física, pide a los senderista­s informarse primero sobre la ruta e ir siempre acompañado­s de alguien que conozca bien la zona.

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COrTESÍA Gerson Bagnarello estuvo perdido dos días en las montañas del bajo de la Hondura, Moravia.

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