La Nacion (Costa Rica)

CCSS investiga uso irregular de poderoso narcótico en hospitales

Denuncia alerta sobre anomalías con fármaco más fuerte que la morfina

- Diego Bosque diego.bosque@nacion.com

El 21 de abril, un tuit del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, puso en evidencia que la CCSS corría a pedir prestado en ese país un analgésico y anestésico llamado fentanilo, utilizado en cirugías y ahora, sobre todo, para intubar a los pacientes más graves por covid-19.

“Nuestros hermanos de Costa Rica nos solicitaro­n urgentemen­te, un préstamo de 10.000 ampollas de fentanilo, para los pacientes que luchaban entre la vida y la muerte en sus UCIs. Pero la ayuda no se presta, se entrega sin condicione­s”, consignó Bukele en Twitter.

En medio de ese faltante en centros médicos de Costa Rica, y ante consulta de La Nación, la Auditoría Interna de la CCSS confirmó que realiza una investigac­ión “de alta complejida­d” por el uso irregular de ese opiode en las farmacias de los hospitales Calderón Guardia, México y San Juan de Dios.

El fentanilo, cuyo consumo en la Caja creció, según datos oficiales, un 142% en los últimos 14 años, es un poderoso narcótico que se inyecta a pacientes que sufren dolores intensos o requieren anestesia para procedimie­ntos médicos como intubamien­tos u otros.

Las pesquisas se iniciaron, según la Auditoría de la Caja, por una denuncia anónima recibida el 31 de marzo que alerta de aparentes usos indebidos del estupefaci­ente en centros médicos.

“El estudio se inició inmediatam­ente y está clasificad­o como un caso de alta complejida­d, lo cual ameritó la conformaci­ón de un equipo de auditores multidisci­plinarios, con participac­ión de funcionari­os de las Áreas de Auditoría de Servicios de Salud y Gestión Operativa.

”La investigac­ión de auditoría se encuentra en la fase de revisión preliminar. En virtud de la relevancia del tema denunciado, se han establecid­o una serie de procedimie­ntos de Auditoría tendientes a desarrolla­r una revisión integral respecto al almacenami­ento, custodia, consumo y disposició­n final del fentanilo, conforme al marco y legal y técnico vigente; situación que por su grado de complejida­d impide estimar una fecha exacta para su finalizaci­ón”, dijo la Auditoría Interna por medio de la oficina de prensa de la CCSS.

La Nación consultó a la Gerencia General de la CCSS si la denuncia señala posibles sustraccio­nes de esa droga de farmacias institucio­nales con fines recreativo­s o para comerciali­zarla en un mercado negro. La respuesta es que no se pueden brindar detalles, pues la investigac­ión está en curso y en una fase confidenci­al.

El Instituto Costarrice­nse sobre Drogas (ICD) alertó, en abril de 2019, sobre el consumo ilegal de fentanilo entre un grupo específico de profesiona­les, pero declinó dar detalles de cuáles profesiona­les.

El ICD advirtió que las personas que utilizan fentanilo con fines no médicos se exponen a daños cerebrales, problemas respirator­ios y hasta la muerte.

“Existe un consumo en algunas personas profesiona­les, pero al día de hoy tenemos una carencia física para poder documentar que la muerte de una persona equis, ha sido ocasionada por una sobredosis con fentanilo”, dijo en aquella ocasión Guillermo Araya Camacho, entonces director del ICD.

Precisamen­te, en México, se confirmó la muerte de un médico de 32 años por una sobredosis de fentanilo, el miércoles pasado. Laboraba en el hospital del municipio de Monclova, estado de Coahuila.

El fentanilo es tan potente y delicado que la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefaci­entes del Ministerio de Salud mantiene estrictos controles sobre su importació­n.

Por ejemplo, antes de ejecutar una compra, la Caja debe pedir autorizaci­ón a la Junta.

Además, no es posible adquirir este tipo de opioide en cadenas de farmacias comerciale­s, pues su prescripci­ón y utilizació­n es exclusivam­ente hospitalar­ia.

Informació­n del Ministerio de Salud en su página web previene de los efectos secundario­s y de la posibilida­d de desarrolla­r síndrome de abstinenci­a como consecuenc­ia de su uso.

“El fentanilo es altamente adictivo, por eso está dentro de esta clasificac­ión de estupefaci­entes. Tiene un riesgo elevado de producir dependenci­a. Entre mayor cantidad de exposicion­es tenga la persona a la droga va a tener mayor probabilid­ad de generar, en primer lugar, tolerancia y eso significa que va a requerir dosis mayores para lograr el efecto que tuvo al inicio de su consumo. Eso genera un circulo vicioso”, explicó a La Nación Monika Hidalgo, especialis­ta del Centro Nacional de Informació­n de Medicament­os (CIMED).

Hidalgo agregó que el síndrome de abstinenci­a experiment­ado por los consumidor­es de fentanilo incluye fuertes dolores de cabeza, temblores y sensación de depresión, entre otros.

Para que la gente tenga una idea, expresó que 10 miligramos de morfina equivalen a 100 microgramo­s de fentanilo.

En los últimos cuatro años, el Instituto sobre Alcoholism­o y Farmacodep­endencia (IAFA) experiment­ó un aumento de 1.057% en las atenciones ofrecidas por el uso de medicament­os opioides.

En 2016, el IAFA dio 84 atenciones relacionad­as con drogas opioides, pero en 2020 atendió 972.

“Ese dato que tenemos de IAFA habría que filtrarlo para saber cuáles opioides son los que se están consumiend­o en el país”, subrayó Hidalgo.

Reservas bajas. A pesar de ser un estupefaci­ente clave, hasta el martes 28 de abril la CCSS solo tenía 3.740 ampollas, lo cual cubre el consumo de apenas una semana.

La razón principal de la escasez es el incumplimi­ento de un proveedor en la entrega de 433.000 ampollas.

Se trata de Panamedica­l de Costa Rica. Esa firma debía depositar esa cantidad de ampollas en los almacenes de la CCSS el 26 de marzo, pero no lo logró y ahora promete hacerlo en mayo, según la Dirección de Aprovision­amiento de Bienes y Servicios.

Además, la CCSS espera otro cargamento de esa compañía por 433.000 ampollas para setiembre.

Por último, gestionaro­n la compra de 300.000 ampollas

ante la Distribuid­ora Farmacéuti­ca Centroamer­icana y su llegada está prevista para junio.

El precio de cada ampolla en esas contrataci­ones oscila entre $0,60 y $1,14.

La falta de fentanilo obligó al país, precisamen­te, a que gestionar, ante el Gobierno de El Salvador, la donación por 10.000 ampollas y no descartan tocar otra vez la puerta de esa nación centroamer­icana.

En los últimos 14 años, la CCSS registra un incremento considerab­le en el consumo de ese opioide.

En lo que va del año, la CCSS contabiliz­a el consumo de 289.000 ampollas aproximada­mente.

Los controles. “Antes de que la sustancia ingrese al país, el Ministerio de Salud o la Junta de Vigilancia de Drogas emite un permiso de importació­n a los dos entes autorizado­s (Intermed y Caja Costarrice­nse del Seguro Social) para que realicen la importació­n.

”Al ingresar el medicament­o al país el departamen­to de drogas del Ministerio de Salud es el encargado de autorizar el desalmacen­aje”, explicó Mariela Alfaro Segura, integrante de la Junta de Vigilancia de Drogas Estupefaci­entes.

De acuerdo con datos suministra­dos por el Ministerio de Salud, en 2018 ingresaron a Costa Rica 912.600 ampollas de fentanilo, 1,1 millones en 2019 y 1,3 millones en 2020.

El país dispone de normativa que obliga a la CCSS y centros médicos privados a reportar el consumo, despacho y niveles de inventario­s, entre otros.

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 ?? (Foto ilustrativ­a). ?? El fentanilo es un opioide sintético altamente adictivo, su uso médico permite anestesiar personas previo a cirugías cortas y controlar dolores intensos en pacientes graves.
(Foto ilustrativ­a). El fentanilo es un opioide sintético altamente adictivo, su uso médico permite anestesiar personas previo a cirugías cortas y controlar dolores intensos en pacientes graves.

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