LETRAS DE CAMBIO
La creación de comisiones legislativas para investigar casos de corrupción usualmente terminan en nada más que una persecución política o cacería de brujas. Se dedican a buscar chivos expiatorios, sin aportar, en la mayor parte de los casos, soluciones estructurales al problema de la corrupción.
Sin embargo, yo tengo la esperanza de que la comisión creada en esta ocasión para analizar el caso Cochinilla sea diferente. Su presidente, el diputado Pablo Heriberto Abarca, delineó la metodología de trabajo como debe ser.
El objetivo será la revisión de los procesos que llevaron a que se diera el alto grado de corrupción que la investigación preliminar del OIJ y la Fiscalía han destapado. Para ello, en lugar de llamar a los políticos o a los involucrados directamente en el escándalo, la comisión citará primero a otros funcionarios relacionados con los procesos de decisión dentro del MOPT y a los encargados de ejercer funciones de control.
En palabras del propio diputado Abarca, se trata de investigar cómo fue posible que nadie hiciera nada, a pesar del enorme elefante que se paseaba a vista y paciencia de todos.
Porque son muchas las fallas que uno puede pensar. Falla el empresario corrupto que busca, sin escrúpulos, cómo generar enormes ganancias para sí mismo. Falla el funcionario que mueve el sistema con el fin de crear las condiciones idóneas para recibir dádivas a cambio de favores. Fallan también los entes de control, auditores y contralores, al no identificar a tiempo los enormes huecos del sistema. Falla el sistema, que pone excesivo énfasis en el cumplimiento del presupuesto —cuánto se gasta—, en lugar de hacer revisiones
ex ante para determinar si lo planificado y presupuestado está acorde con los objetivos planteados (cómo y en qué se gasta).
Falla el sistema jurídico, que permite a funcionarios acusados reiteradamente de corrupción quedar impunes o, peor aún, que sean premiados con una suspensión de trabajo con goce de salario. Fallan los políticos que, sabiendo del gran elefante en el cuarto, no se atreven a actuar.
No sé si me darán cajita blanca por esto, pero mi esperanza es que la recién formada comisión legislativa identifique, esta vez sí, al gran elefante destructor en el MOPT, y que con ello plantee soluciones estructurales para corregir las grandes fallas existentes en el sistema.