Chile instaló la Convención Constitucional
155 delegados tendrán hasta 12 meses para redactar una nueva Carta Magna ››Las manifestaciones callejeras y la tensión marcaron la ceremonia
SANTIAGO. AFP. La Convención Constitucional que redactará la nueva Carta Magna de Chile se instaló este domingo, en medio de protestas que provocaron tensión antes de una ceremonia que resultó menos formal y solemne de lo que acostumbra este país.
Con cerca de tres horas de retraso, la relatora del Tribunal Calificador de Elecciones, Carmen Gloria Valladares, quien presidió la ceremonia, procedió al nombramiento uno a uno de los 155 convencionales, tras constatar que ya no había represión, detenidos ni lesionados.
Se mantenían, sin embargo, algunos choques entre las fuerzas especiales de la Policía y un grupo de manifestantes que intentó traspasar el cordón de seguridad en los alrededores de los jardines de la vieja sede del Congreso, en Santiago, donde por razones sanitarias se realizó la ceremonia.
Cuando comenzaba la sesión con la entonación del himno nacional, se escucharon chiflidos y gritos de algunos constituyentes que exclamaron: “¡No más represión!”. El grupo se acercó a la mesa desde donde Valladares los juramentaría, y en un clima de mucha tensión la llevaron a suspender temporalmente la actividad.
“Queremos hacer una fiesta de la democracia y no un problema, vamos a suspender la sesión por breves minutos”, afirmó Valladares, cuando tomó la decisión de suspender el acto.
En ese momento, un grupo de constituyentes, en su mayoría de la Lista del Pueblo, salieron a la calle a exigir que las fuerzas especiales se retiraran de la zona, en el centro de la capital.
También hubo manifestaciones en los alrededores de la Plaza Italia, el epicentro de las manifestaciones sociales que estallaron en Chile en octubre de 2019 en reclamo de mayor igualdad social, en el marco de un descontento general que se canalizó en el proceso que abrió la posibilidad de instalar a partir de este domingo la Convención que redactará la nueva Constitución de Chile.
Esta Carta Magna reemplazará a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La Constitución vigente, redactada en 1980, fue objeto de reformas en los últimos 30 años de democracia, pero sigue siendo considerada como la base de las desigualdades sociales.
Esperanza y aprehensión.
Constituyentes aymaras y mapuches hicieron ceremonias en Santiago antes de la instalación de la Convención Constitucional.
“Hoy venimos a apoyar a nuestra gente mapuche, que todo este cambio ojalá termine bien para todo Chile. A nosotros que nos dejen vivir en paz y desmilitaricen nuestras tierras en el sur”, dijo a la AFP Daniel Antigual, un jubilado de 60 años que acompañaba a un grupo mapuche, el pueblo indígena más numeroso en Chile.
En Plaza Italia se concentraron unas 5.000 personas, la mayoría en apoyo a la “Lista del Pueblo”, un grupo heterogéneo de ciudadanos desconocidos entre sí que contra todo pronóstico fue la tercera más votada en las elecciones de constituyentes del 15 y 16 de mayo.
“Tengo mucha esperanza de que este proceso nos va a ayudar a construir un país para todos”, dijo a la AFP Carolina Vergara, una empleada bancaria de 47 años. “Ojalá salga bien”, añadió.
Una muestra diversa de Chile.
La heterogeneidad de los 155 integrantes de la Convención Constitucional —muchos independientes con afinidades de izquierda, sin experiencia en cargos públicos y sin ninguna lista que ostente la mayoría de un tercio que otorga poder de veto— obligará a alcanzar acuerdos.
Esta misma diversidad en posturas y orígenes alimenta el temor de que se eternicen las discusiones y finalmente el texto no logre cumplir con las expectativas ciudadanas.
“Está todo el país representado y se van a sentar a dialogar, a conversar el país que queremos. Por primera vez veo que hay una instancia de tanto poder como esta en la que no están detrás los poderes fácticos”, dijo a la AFP el sacerdote jesuita Felipe Berríos, una de las voces más influyentes en Chile.
La tensión ya se había instalado en los días previos, debido a las peticiones de algunos de los constituyentes.
El sábado, 60 constituyentes firmaron una carta para demandar “garantías democráticas para la sana instalación de la Convención”, en la que exigen, entre otros puntos, la liberación de presos de la revuelta social de 2019.
Tras la juramentación, se inició la elección de los cargos de presidente y vicepresidente.
La Convención tendrá nueve meses —prorrogable por tres meses más— para redactar el texto, que será luego sometido a un plebiscito ratificatorio con voto obligatorio.