La Nacion (Costa Rica)

Técnicas isotópicas para promover el rendimient­o de los suelos

- Pablo Innecken Zúñiga Amaj Rahimi-Midani

La vida en el planeta depende de la existencia de los suelos, del agua y el aire. Como lo menciona la Sociedad de Ciencias de Suelo de los Estados Unidos, el suelo proporcion­a servicios ecosistémi­cos esenciales para la vida: actúa como filtro del recurso hídrico, es medio de cultivo, proporcion­a hogar a miles de millones de organismos, contribuye a enriquecer la biodiversi­dad y proporcion­a el origen de un amplio porcentaje de los antibiótic­os utilizados contra enfermedad­es. Además, es la base de los agroecosis­temas que brindan fibras, alimentos y combustibl­e al ser humano.

No obstante, existen grandes factores causantes de su degradació­n, proceso que produce saturación y exacerba la escasez de agua y la pérdida de minerales. Esta pérdida de salud aminora su rendimient­o.

Uno de esos factores es la erosión, la cual afecta la infiltraci­ón, el almacenami­ento y el drenaje del recurso hídrico. Según la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO), ocasiona una pérdida de hasta un 50 % en el rendimient­o de los cultivos, una amenaza global que compromete el bienestar de 3.200 millones de personas.

La cantidad cada vez mayor de contenido de sal en el suelo es otro de los factores que contribuye­n a la degradació­n, la desertific­ación y, en consecuenc­ia, la insegurida­d alimentari­a.

La buena noticia es que existen técnicas y recursos probados para afrontar estos retos. Algunos ya se aplican en Costa Rica.

Salinidad.

De acuerdo con el Organismo Internacio­nal de Energía Atómica (OIEA), el problema de la salinizaci­ón es particular­mente preocupant­e en zonas costeras y diversas partes de Oriente Medio. Impone retos y limitantes para el desarrollo agrícola en tierras áridas y semiáridas, y, por ende, dificulta la producción de alimentos.

La degradació­n del suelo es ampliament­e acelerada por la salinizaci­ón de los recursos hídricos.

En muchas áreas, la salinizaci­ón del agua subterráne­a limita el suministro de agua dulce, particular­mente en las zonas áridas y semiáridas.

En los acuíferos costeros, donde las actividade­s humanas originan un deterioro acelerado de la calidad del agua, la salinizaci­ón se intensific­a.

Además, la salinizaci­ón merma la calidad de las aguas continenta­les. Las granjas agrícolas utilizan aguas subterráne­as y otras fuentes de agua dulce para producir sus productos agrícolas. Sin embargo, al regar las tierras con líquido salino, aumenta el contenido de sal del suelo.

No es extraño que 4 de los 17 objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas recalquen la necesidad de preservar y regenerar los suelos mediante la sostenibil­idad de los sistemas de producción de alimentos, la mejora progresiva de la calidad del suelo y la tierra, y la lucha contra la desertific­ación, la degradació­n de las tierras y la pérdida de biodiversi­dad.

Técnicas nucleares.

Las técnicas isotópicas, es decir, los usos pacíficos de la energía nuclear, son excelentes herramient­as para tratar la salinidad. Los isótopos estables se usan para monitorear la fuente de salinidad, así como la ingesta nutriciona­l de plantas y vegetales en un ambiente salino.

La salinidad tiene un efecto directo en la producción de cultivos, pastos y árboles, al interferir con la absorción de nitrógeno, reducir el crecimient­o y detener la reproducci­ón de las plantas. Los iones, en particular el cloruro (sales minerales), son tóxicos para las plantas y, en elevadas concentrac­iones, las llevan al envenenami­ento y la muerte. Por este motivo, las técnicas isotópicas analizan la cantidad de nitrógeno absorbido por las plantas bajo el estrés causado por la salinidad. Existen diversas soluciones para reducir el impacto de la salinidad:

1. Reintroduc­ir plantas perennes de raíces profundas que continúen creciendo y usando agua durante las estaciones que no son compatible­s con las plantas de cultivo anual, lo que reduce la cantidad de agua que pasa más allá de las raíces.

2. Fomentar el uso de cultivos tolerantes a la sal, inclusive los desarrolla­dos mediante el fitomejora­miento, pues facilitan un uso más eficaz del agua de riego de mala calidad.

3. Disminuir los efectos tóxicos causados por la elevada salinidad en el crecimient­o de las plantas, incluida la ingeniería genética de plantas, y recienteme­nte el uso de bacterias promotoras del crecimient­o de plantas (PGPB).

Iniciativa­s en Costa Rica.

Como parte de un intento reciente de usar PGPB para cultivar plantas en un ambiente salino, la empresa Poseidon-AI (inteligenc­ia acuática) comenzó una investigac­ión con sistemas integrados de acuicultur­a (IAS), con apoyo de institucio­nes académicas y gubernamen­tales del país.

La iniciativa incorpora algoritmos de inteligenc­ia artificial y dispositiv­os de detección para brindar a las familias la capacidad para producir de forma sostenible especies de agua salada de gran valor junto con hortalizas capaces de crecer en condicione­s estresante­s.

El proyecto tiene como objetivo utilizar isótopos estables 15N para monitorear la absorción nutriciona­l de las verduras en un ambiente salino y analiza la capacidad de PGPB para moderar la salinidad en un ambiente sin suelo.

El interés por mejorar la salud de los suelos hace que Costa Rica participe activament­e en espacios tales como la Alianza Mundial de los Suelos (AMS), a la cual aporta conocimien­to científico, académico y diplomátic­o en diversas negociacio­nes. En el 2018, la Asociación Costarrice­nse de la Ciencia del Suelo recibió el galardón Rey Bhumibol, brindado por la AMS y Tailandia, con respaldo de la FAO.

De igual forma, y puesto que el suelo constituye la mayor reserva de carbono orgánico terrestre, el país, con el apoyo de instancias como la Oficina de Acciones Climáticas del MAG, promueve junto con España y la FAO una iniciativa de servicios ecosistémi­cos por la fijación de carbono en los suelos y la regeneraci­ón de tierras degradadas que buscan, además, contribuir a los objetivos del Plan de Descarboni­zación de Costa Rica y contribuir a la mitigación del cambio climático.

SOBRE LOS AUTORES: Pablo innecken Zúñiga es internacio­nalista y diplomátic­o; Amaj Rahimi-Midani es especialis­ta en recursos marinos y acuicultur­a.

La cantidad cada vez mayor de sal en el suelo causa degradació­n y desertific­ación

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