La Nacion (Costa Rica)

Malos resultados de alumnos evidencian vacíos de sus maestros

- Colaborado­ra especial Paula Córdoba Paniagua

Las carencias en la formación docente se reflejan en los resultados que obtienen los estudiante­s.

En Español, por ejemplo, los niños y jóvenes evidencian un gran rezago en la comprensió­n lectora, fundamenta­l para el desempeño en el estudio y en la vida profesiona­l.

De acuerdo con el Tercer Estudio Regional Comparativ­o y Explicativ­o (Terce), la mitad de los alumnos de sexto grado aprueban el curso con un rendimient­o bajo de comprensió­n lectora.

“No son capaces de hacer uso correcto de los sinónimos, de reconocer la función de un verbo o el significad­o de una palabra, según el contexto en el que se les presenta; y ni qué decir de los serios errores de ortografía en su producción textual”, señala el informe 2014, de las pruebas Terce.

Entretanto, según resultados de las últimas pruebas del Programa Internacio­nal para la Evaluación de Estudiante­s (PISA), 1 de cada 4 jóvenes carece de las competenci­as mínimas de lectura necesarias para enfrentars­e al mercado laboral futuro.

La situación no es más alentadora en Matemática­s. Así lo revela el Examen de Diagnóstic­o de Matemática (DIMA) aplicado anualmente por la Universida­d de Costa Rica (UCR) a estudiante­s de primer ingreso, interesado­s en carreras que tienen como requisito, al menos, un curso de cálculo.

En el 2019, se observó que más del 94% de los estudiante­s que realizaron la prueba la reprobaron.

Luego, en el 2020, la prueba DIMA fue reprobada por el 95% de los alumnos y en el 2021, el impacto de la educación a distancia implementa­da debido a la pandemia se evidenció en el hecho de que solo un 4% de los estudiante­s evaluados obtuvo notas superiores a 70.

Control de calidad. En el país se imparten actualment­e unas 420 carreras de Educación, tanto de universida­des públicas como privadas.

De estas, solo 41 están certificad­as por el Sistema Nacional de Acreditaci­ón de la Educación Superior (Sinaes): 34 correspond­en a universida­des estatales y 7, a privadas.

El dato es relevante, pues el 80% de los graduados provienen de una universida­d privada en donde solo un 17% de sus carreras están acreditada­s.

Además, esas institucio­nes son las que menos requisitos exigen para el ingreso, ya que no se necesita un examen de admisión ni ninguna prueba específica para entrar a la carrera de docencia en ninguna de las 34 casas de enseñanza que la imparten.

Entretanto, en el MEP, para concursar por una plaza docente los únicos requisitos son poseer el título universita­rio y estar afiliado al colegio profesiona­l respectivo.

La historia podría cambiar con la reforma del 2020 al Estatuto del Servicio Civil, que condiciona la contrataci­ón de nuevos docentes a una prueba de idoneidad.

A este tema, se le suma la creación del Marco Nacional de Cualificac­iones, un documento que se está elaborando de manera coordinada por institucio­nes como el MEP, Unire, el Consejo Nacional de Rectores (que agrupa a las universida­des públicas), entre otras institucio­nes.

El objetivo es establecer el perfil de los docentes que se necesitan ahora y en el futuro. Eso implica conocimien­tos, habilidade­s y actitudes que cada educador deberá tener al graduarse.

Dicho marco de cualificac­iones será un aporte para la prueba de idoneidad, la evaluación del desempeño docente y la incorporac­ión de los profesiona­les en Colypro.

La creación de este perfil tiene cuatro fases, según Alberto Calvo, coordinado­r representa­nte del MEP. Estas incluyen proyeccion­es de necesidade­s futuras, construcci­ón de aprendizaj­es esperados, validación e implementa­ción.

Según Calvo, el documento tiene un avance general del 60%. Esa reforma intenta balancear los esfuerzos del país en educación y los resultados obtenidos.

Como reconoció el presidente de la República, Carlos Alvarado, en una entrevista con La Nación, fue lamentable que no se definieran metas cuando, en el 2011, se aprobó la reforma constituci­onal que aumentó de 6% a 8% el porcentaje del producto interno bruto (PIB) destinado a educación.

De ahí que la calidad de la educación que reciben los estudiante­s no refleja la cantidad de recursos invertidos por el país en esa materia.

Para 2021, el MEP tiene un presupuest­o de ¢2,5 billones, el más grande de los ministerio­s. De ese dinero, ¢1,5 billones se destinan al pago de sus más de 80.000 funcionari­os, quienes representa­n la mayor planilla pública del país.

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EYLEEn VARgAS Según el Tercer Estudio Regional Comparativ­o y Explicativ­o (Terce), la mitad de los alumnos de sexto grado aprueban el curso con un rendimient­o bajo de comprensió­n lectora.

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