Malos resultados de alumnos evidencian vacíos de sus maestros
Las carencias en la formación docente se reflejan en los resultados que obtienen los estudiantes.
En Español, por ejemplo, los niños y jóvenes evidencian un gran rezago en la comprensión lectora, fundamental para el desempeño en el estudio y en la vida profesional.
De acuerdo con el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Terce), la mitad de los alumnos de sexto grado aprueban el curso con un rendimiento bajo de comprensión lectora.
“No son capaces de hacer uso correcto de los sinónimos, de reconocer la función de un verbo o el significado de una palabra, según el contexto en el que se les presenta; y ni qué decir de los serios errores de ortografía en su producción textual”, señala el informe 2014, de las pruebas Terce.
Entretanto, según resultados de las últimas pruebas del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), 1 de cada 4 jóvenes carece de las competencias mínimas de lectura necesarias para enfrentarse al mercado laboral futuro.
La situación no es más alentadora en Matemáticas. Así lo revela el Examen de Diagnóstico de Matemática (DIMA) aplicado anualmente por la Universidad de Costa Rica (UCR) a estudiantes de primer ingreso, interesados en carreras que tienen como requisito, al menos, un curso de cálculo.
En el 2019, se observó que más del 94% de los estudiantes que realizaron la prueba la reprobaron.
Luego, en el 2020, la prueba DIMA fue reprobada por el 95% de los alumnos y en el 2021, el impacto de la educación a distancia implementada debido a la pandemia se evidenció en el hecho de que solo un 4% de los estudiantes evaluados obtuvo notas superiores a 70.
Control de calidad. En el país se imparten actualmente unas 420 carreras de Educación, tanto de universidades públicas como privadas.
De estas, solo 41 están certificadas por el Sistema Nacional de Acreditación de la Educación Superior (Sinaes): 34 corresponden a universidades estatales y 7, a privadas.
El dato es relevante, pues el 80% de los graduados provienen de una universidad privada en donde solo un 17% de sus carreras están acreditadas.
Además, esas instituciones son las que menos requisitos exigen para el ingreso, ya que no se necesita un examen de admisión ni ninguna prueba específica para entrar a la carrera de docencia en ninguna de las 34 casas de enseñanza que la imparten.
Entretanto, en el MEP, para concursar por una plaza docente los únicos requisitos son poseer el título universitario y estar afiliado al colegio profesional respectivo.
La historia podría cambiar con la reforma del 2020 al Estatuto del Servicio Civil, que condiciona la contratación de nuevos docentes a una prueba de idoneidad.
A este tema, se le suma la creación del Marco Nacional de Cualificaciones, un documento que se está elaborando de manera coordinada por instituciones como el MEP, Unire, el Consejo Nacional de Rectores (que agrupa a las universidades públicas), entre otras instituciones.
El objetivo es establecer el perfil de los docentes que se necesitan ahora y en el futuro. Eso implica conocimientos, habilidades y actitudes que cada educador deberá tener al graduarse.
Dicho marco de cualificaciones será un aporte para la prueba de idoneidad, la evaluación del desempeño docente y la incorporación de los profesionales en Colypro.
La creación de este perfil tiene cuatro fases, según Alberto Calvo, coordinador representante del MEP. Estas incluyen proyecciones de necesidades futuras, construcción de aprendizajes esperados, validación e implementación.
Según Calvo, el documento tiene un avance general del 60%. Esa reforma intenta balancear los esfuerzos del país en educación y los resultados obtenidos.
Como reconoció el presidente de la República, Carlos Alvarado, en una entrevista con La Nación, fue lamentable que no se definieran metas cuando, en el 2011, se aprobó la reforma constitucional que aumentó de 6% a 8% el porcentaje del producto interno bruto (PIB) destinado a educación.
De ahí que la calidad de la educación que reciben los estudiantes no refleja la cantidad de recursos invertidos por el país en esa materia.
Para 2021, el MEP tiene un presupuesto de ¢2,5 billones, el más grande de los ministerios. De ese dinero, ¢1,5 billones se destinan al pago de sus más de 80.000 funcionarios, quienes representan la mayor planilla pública del país.