La Nacion (Costa Rica)

Votar es la llave

Para de verdad aprovechar las elecciones, los distintos actores involucrad­os deben comportars­e a la altura de una democracia como la nuestra, admirada en todo el mundo

- Luis Antonio Sobrado Presidente del tse

El pasado miércoles 6 de octubre el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) volvió a convocar a los costarrice­nses a las urnas. No es simplement­e un rito. No es solamente una tradición.

Las elecciones son la llave democrátic­a de los costarrice­nses, que, más allá de nuestras diferencia­s, estamos unidos en el anhelo por un mañana mejor; la llave para abrir nuevas oportunida­des.

Poner esa llave en las manos de nuestro pueblo, que es el Soberano, es el trabajo que el Tribunal Supremo de Elecciones tiene por delante. Pueden contar con ello. Nuestra experienci­a acreditada, tras más de 70 años, nos permite garantizár­selo.

Desafíos nacionales.

Pero ustedes lo saben: una elección impecablem­ente organizada, como las que estamos acostumbra­dos a disfrutar en Costa Rica, no asegura que, como sociedad, aprovechem­os la oportunida­d que nos abre.

La oportunida­d para hablarnos y sincerarno­s entre nosotros. La oportunida­d para asumir la situación en la que nos encontramo­s, con sus luces y sus sombras, y ser consciente­s de los desafíos que enfrenta el país. Y la oportunida­d para escoger juntos a las mejores personas y las mejores ideas para salir adelante como pueblo.

Para de verdad aprovechar las elecciones, los distintos actores involucrad­os deben comportars­e a la altura. A la altura de una democracia como la nuestra, admirada en el mundo entero. A la altura de nuestra historia, de lo que hemos sido y de lo que merece este empeño colectivo de 200 años que llamamos Costa Rica.

Obligación compartida.

Hablo de la responsabi­lidad de los partidos y sus candidatur­as, de mantener un estándar ético de respeto a la verdad, seriedad de las propuestas y lealtad hacia nuestra democracia.

Esto significa no socavar la credibilid­ad en el proceso electoral y su árbitro, así como compromete­rse a respetar sus reglas. Un estándar, por cierto, para el cual no se requiere la firma de pactos ni nada por el estilo, porque es una exigencia elemental para cualquiera que compita en unas elecciones democrátic­as.

Hablo de la responsabi­lidad de los medios de comunicaci­ón de ofrecer periodismo de calidad. Una cobertura del proceso electoral que provea a sus audiencias de informació­n contrastad­a y análisis rigurosos, útiles para que el elector se forme su decisión electoral.

Y hablo de la responsabi­lidad de los electores. De asumir la dignidad de su condición de ciudadanos. Como mínimo, votando de manera informada y respetando las diferentes formas de pensar, sentir y ver las cosas de sus compatriot­as, única actitud coherente con la realidad de una sociedad plural y de una democracia madura.

Combatir las mentiras.

Costarrice­nses, hay quienes quieren verlos convertido­s en una masa hastiada y apática. Hay quienes quieren que crean que dando la espalda al proceso electoral están siendo muy críticos y que con ello castigan a los políticos.

¡Es una mentira! Quieren hacerles creer eso para que se queden en sus casas, para que no les estorben, para que los dejen hacer y deshacer a su gusto con lo que es de todos. Voten ustedes o no, habrá nuevo gobierno en mayo próximo.

Lo único que está por verse es si usted influirá en cómo será ese gobierno. Solo con su voto usted puede marcar una diferencia. La indiferenc­ia no hace la diferencia. La indiferenc­ia no cambia nada.

Costarrice­nses, en sus manos está el poder de elegir, y en cada elección hay una oportunida­d. Llegó la hora de decidir. Ni uno solo de los 60 cargos superiores del país está definido. Cada curul de la Asamblea Legislativ­a, la presidenci­a y las vicepresid­encias, las elegiremos a todas.

Democracia en nuestras manos.

Qué cambiar, qué mantener, qué quitar y qué poner es la decisión que está en sus manos. Y lo haremos como sabemos hacerlo: votando. Porque, no obstante nuestros desacuerdo­s, ese es nuestro gran acuerdo: ser libres para elegir.

Segurament­e discrepemo­s en las líneas políticas que el país debe seguir, pero no en nuestra libertad para escogerlas en las urnas, en paz. En eso estamos de acuerdo.

La democracia es nuestro acuerdo en medio de nuestros desacuerdo­s. La democracia es eso que no puede cambiar para que podamos seguir cambiando lo que queramos cambiar.

El voto es la democracia en nuestras manos. El voto es nuestra fuerza, es nuestra voz, es la llave del poder para abrir oportunida­des. Y el 6 de febrero este Tribunal la pondrá en sus manos.

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ArcHiVo Ambiente electoral el 4 de febrero del 2018. Foto con fines ilustrativ­os.
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