Atentado en mezquita de Afganistán deja al menos 55 fallecidos
››Es el ataque más mortífero desde la salida de las tropas de EE. UU.
KUNDUZ. aFP. Al menos 55 personas murieron en un atentado suicida perpetrado este viernes durante la oración de mediodía en una mezquita chiita de Kunduz, ciudad del noreste de Afganistán, y que fue reivindicado por el Estado Islámico (EI).
Ese grupo, que también perpetró un atentado contra otra mezquita de Kabul el pasado domingo –en el que murieron cinco personas–, se atribuyó el ataque en uno de sus canales de Telegram.
Según la organización yihadista, el kamikaze se apodaba “Mohammed el uigur”, dando a entender que formaba parte de la minoría musulmana china, algunos de cuyos miembros se unieron al EI.
Previamente, Matiullah Rohani, un responsable regional de los talibanes, a cargo de la Cultura y la Información, había apuntado que, según informaciones “preliminares”, la explosión había sido obra de un kamikaze.
Este es el ataque más mortífero que golpea Afganistán desde la retirada de las tropas estadounidenses y extranjeras, el 30 de agosto.
El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, condenó “en los términos más enérgicos” el ataque, “el tercero contra un edificio religioso en menos de una semana”. “Los autores deben ser llevados ante la justicia”, exigió en un comunicado.
‘Más de 90 heridos’. “Hasta ahora hemos recibido 35 cadáveres y más de 50 heridos”, aseguró un médico del hospital central de Kunduz, quien no quiso que su identidad fuera divulgada.
Poco antes, un responsable local de la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) dijo que su clínica en Kunduz recibió “a más de 90 pacientes heridos y al menos 15 cadáveres”.
Un testigo que se encontraba en el vestíbulo de la mezquita y que solo dijo su nombre, Rahmatullah, declaró: “Había 300 o 400 personas dentro, no quedaba ningún sitio. Estábamos en el vestíbulo de la entrada cuando, de repente, ocurrió la explosión”.
Imágenes publicadas en las redes sociales, que no pudieron ser verificadas inmediatamente, mostraban varios cuerpos ensangrentados tendidos en el suelo.
El estallido se produjo durante la oración de mediodía, la más concurrida de los viernes, día de descanso musulmán, y los testigos describieron escenas atroces.
“Vi al menos 40 cadáveres”, dijo un comerciante local, Zalmai Alokzai, que se dirigió inmediatamente al hospital para donar sangre para las víctimas. “Las ambulancias iban y venían para transportar los cuerpos”, describió.
En declaraciones a periodistas locales, Dost Muhammad, jefe de los servicios de seguridad de los talibanes en Kunduz, afirmó que “quienes cometieron este acto quieren sembrar discordia entre sunitas y chiitas”.
“Les aseguramos a nuestros hermanos chiitas que garantizaremos su seguridad y que estos ataques no se reproducirán. Nuestros mayores y toda la nación, incluidos nosotros, sienten tristeza”, añadió.
Enemigos. Desde que los talibanes tomaron el poder, a mediados de agosto, la rama local del EI, el EI-K (Estado Islámico del Khorasan), ha multiplicado sus ataques.
Ha apuntado en varias ocasiones contra combatientes talibanes en la provincia de Nangharar, donde el grupo yihadista ha estado muy presente desde su creación, en el 2015.
Para los talibanes, que controlan el conjunto de Afganistán, la principal amenaza viene del EI-K, que contaría con entre 500 y varios millares de combatientes en territorio afgano, según la ONU.
Pese a ser sunitas, el EI y los talibanes son enemigos jurados. El EI-K también reivindicó el atentado cometido el pasado 26 de agosto en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, que causó más de un centenar de muertos, incluidos 13 soldados de EE. UU.
El EI-K se ha atribuido algunos de los ataques más sangrientos perpetrados en los últimos años, tanto en Afganistán como en Pakistán; sobre todo, atentados suicidas en mezquitas, hospitales y otros lugares públicos.