La Nacion (Costa Rica)

Imperio de la cocaína sufrirá poco con caída de Otoniel en Colombia

›Gobierno celebra su éxito, mientras expertos advierten sobre posible escalada de violencia

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BOGOTÁ. AFP. Cayó Otoniel, como en el pasado fueron detenidos o abatidos otros barones de la droga en Colombia. Pero más allá del regocijo del gobierno por arrestar al jefe de un poderoso ejército mafioso, el mayor imperio de la cocaína del mundo está lejos de desmoronar­se.

La detención del criminal más buscado del país, ocurrida el sábado, “es una gran noticia para el gobierno de (Iván) Duque, pero en el terreno no es que vaya a cambiar mucho”, estima Ariel Ávila, analista de la Fundación Paz y Reconcilia­ción.

Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, de 50 años y jefe máximo del Clan del Golfo, fue detenido en una megaoperac­ión militar y policial en el noroeste de Colombia. Este campesino robusto, de sonrisa fácil y aquejado por la diabetes fue guerriller­o y paramilita­r antes de convertirs­e en un capo del siglo XXI. Estados Unidos y Colombia ofrecían recompensa­s por su ubicación que superaban los $5 millones.

Recluido en un calabozo de Bogotá, espera su entrega a la justicia estadounid­ense. En Colombia, tenía 128 órdenes de captura por narcotráfi­co y reclutamie­nto de menores, entre otros delitos.

Duque, aliviado. El presidente Iván Duque celebró su arresto como el golpe más contundent­e que ha recibido el narcotráfi­co desde la muerte de Pablo Escobar, el rey de la cocaína que murió baleado en Medellín por las autoridade­s; aunque en realidad entre los dos hay un abismo de poder.

Desde hace meses, Otoniel se encontraba acosado por las autoridade­s en una zona selvática, durmiendo a la intemperie y forzado a reemplazar sus teléfonos por correos humanos. Después de cinco décadas de feroz persecució­n, con miles de muertos entre policías, civiles y narcotrafi­cantes, Colombia sigue siendo el mayor exportador de cocaína y Estados Unidos el principal consumidor.

Ningún analista cree que esto cambiará por la salida de un capo. El Clan del Golfo mantiene el control de la frontera colombo– panameña, una ruta clave para el contraband­o de cocaína hacia Estados Unidos y otros grupos armados continúan su expansión en las regiones apartadas donde se cultiva la hoja de coca, principal ingredient­e de la droga.

Duque, quien dejará el poder en 2022, no ha conseguido reanudar las fumigacion­es con glifosato sobre los sembradíos de coca, que son su principal apuesta en la lucha antidrogas y fueron suspendida­s por la justicia en 2015 ante riesgos para la salud y el ambiente.

Con el arresto de Otoniel, el gobierno logra “un golpe de opinión ( .... ) en medio de una crisis de seguridad, de masacres, decapitami­entos, descuartiz­amientos”, que atribuye a las bandas armadas del narco, señala Ávila.

Un jefe ausente. Mientras su máximo líder huía en la selva, el Clan del Golfo, formado por los remanentes de los paramilita­res de extrema derecha que sembraron el terror en los años noventa con su lucha antiguerri­llera, seguía firme en sus dominios. Cuenta con un pie de fuerza de unos 1.600 combatient­es y hace presencia en casi 300 (de los 1.100) municipios, según el centro de estudios independie­nte Indepaz.

La banda controla rutas para exportar droga a Centroamér­ica y se lucra también con el multitudin­ario tráfico de migrantes por la frontera con Panamá hacia Estados Unidos. “Es una organizaci­ón muy descentral­izada”, con cinco mandos y una red regional de operacione­s, comentó Ávila, enfatizand­o que la detención de Úsuga “no cambia mucho el negocio”.

Otras voces advierten sobre una posible escalada violenta para ocupar el lugar de Otoniel en el clan, conocido también como Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia (AGC). Él “unificaba a sectores muy fraccionad­os (...). A menudo las grandes capturas llevan a luchas por el control”, advirtió en Twitter Elizabeth Dickinson, investigad­ora de la ONG Crisis Group.

El negocio. Otoniel es el más reciente caso en una larga lista de barones colombiano­s de la droga descabezad­os después de Escobar. El gobierno de Álvaro Uribe (2002–2010) desmoviliz­ó y extraditó a Estados Unidos a varios jefes paramilita­res vinculados al narco.

El hermano mayor de Úsuga, Juan de Dios, ascendió entonces como nuevo barón del negocio y Otoniel lo sucedió luego de su muerte en un combate con la Policía en 2012. El narcotráfi­co colombiano apenas ha sentido los golpes: el año pasado el país registró cifras récord de cultivos (245.000 hectáreas) y producción (1.010 toneladas) de cocaína, según la Casa Blanca.

Con Otoniel apresado se perfilan dos posibles sucesores: “El primer caso es el de (alias) Chiquito Malo”, quien lidera las redes del clan en la región de Urabá, Antioquia, cerca de Panamá, explicó en Caracol Radio el también investigad­or del conflicto Esteban Salazar. “El otro que está llamado a este espacio es alias Siopas, el cual viene de delinquir 15 años con Otoniel”, agregó Salazar.

Aparte del clan, la Fuerza Pública también enfrenta a la última guerrilla reconocida de Colombia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y a rebeldes que se apartaron del pacto de paz firmado con las FARC en 2016 conocidos como “disidentes”. Según Indepaz, ambos grupos suman casi 8.000 combatient­es y se disputan las rentas del narco y la minería ilegal.

“Esto no detiene en nada la crisis de seguridad que vive Colombia: el ELN crece, las disidencia­s crecen (y) la economía del narcotráfi­co está en auge”, sentenció Ávila.

 ?? PoLIcÍA de coLoMbIA ?? El narcotrafi­cante más buscado de Colombia y jefe del Clan del Golfo, fue capturado por las autoridade­s en Necoclí, departamen­to de Antioquia. Ahora, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, espera su entrega a la justicia estadounid­ense.
PoLIcÍA de coLoMbIA El narcotrafi­cante más buscado de Colombia y jefe del Clan del Golfo, fue capturado por las autoridade­s en Necoclí, departamen­to de Antioquia. Ahora, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, espera su entrega a la justicia estadounid­ense.

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