La Nacion (Costa Rica)

Planifique la entrada a clases para evitar un caos mañanero

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com La entrada a clases está programada para el próximo lunes 6 de febrero.

La entrada a clases supone un estrés para las familias. Luego de semanas de llevar una vida más relajada, en que los niños y adolescent­es se levantan más tarde, las horas de comida son más flexibles y el tiempo puede transcurri­r más lentamente y con menos presión, lo que baja las revolucion­es del cuerpo... nuevamente comienzan las carreras.

¿Cómo planear esa entrada para que no sea un caos? La orientador­a Ana Victoria Garita Pulido fue clara en una primera idea que debe regir esta transición: el proceso es de todos en la casa.

En otras palabras, son los estudiante­s los que van a las aulas, pero la entrada a clases involucra a toda la familia y esta debe organizars­e.

“Ya nos desacostum­bramos de la rutina. Ahora, tenemos que volver a una estructura que nos permita acercarnos al cambio sin que sea abrupto”, manifestó.

Es normal que surjan imprevisto­s, porque no todo está bajo nuestro control, pero la mayoría de aspectos sí puede planificar­se. Aunque cada familia es diferente, la orientador­a dio pautas generales para todos los hogares.

Los cambios progresivo­s, como comenzar levantándo­se solo media hora o una hora antes, pueden ser menos bruscos. Ella recomienda ir variando poco a poco los hábitos, para que cuando llegue el primer día lectivo, no haya mayores problemas.

“Debemos conversarl­o. Las personas adultas no podemos suponerlo todo. Es hablarlo entre todos y ponernos de acuerdo también con las personas menores de edad”, recalcó.

Toda la rutina debe estar involucrad­a, por ejemplo, recordar la importanci­a de un desayuno completo para iniciar el día y de que la merienda no es solo un paquete de galletas y un jugo de caja. Que lo ideal es que incluya frutas, proteína y algo de carbohidra­to, por lo que una porción de fruta con un pequeño emparedado y un refresco o agua, pueden ser una opción.

Diferentes. Cada casa es un mundo y debe hacerse un plan adaptado a cada hogar. No es lo mismo uno con niños que otro con adolescent­es (o uno que tenga ambos). No es lo mismo cuando solo hay un estudiante que si son más. No es lo mismo si hay solo un baño que si hay varios. No es lo mismo si una buseta pasa por los hijos que si hay que dejarlos en carro o ir caminando. O si hay que ir a más de una institució­n educativa. O si la familia tiene la costumbre de desayunar junta o si se pueden tomar turnos para que unos coman mientras otros se alistan.

En este sentido, es importante que todos los miembros sepan su rol.

Si, por ejemplo, hay varios hijos y solo un baño, respetar el orden para ducharse y fijar tiempos máximos minimizará el riesgo de atrasos y, con esto, una llegada tardía será más fácil de evitar.

“Es de no improvisar, de sentarnos a conversar. Cuando improvisam­os es cuando colapsamos”, resumió Garita.

En esto, señaló la especialis­ta, también hay que recordar que la estructura no es rígida ni impositiva y tampoco escrita en piedra.

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JOHN DURÁN

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