La Nacion (Costa Rica)

LETRAS DE CAMBIO

- Luis Mesalles eConoMISTa lmesalles@ecoanalisi­s.org

En cuestión de siete meses, el tipo de cambio cayó de los ¢700 a cerca de ¢575. Esto asusta a exportador­es, empresario­s de turismo (grandes y pequeños) y productore­s locales que compiten contra productos importados. Pero también alegra a los comerciant­es importador­es y a los que tienen deudas en dólares pero ganan en colones.

Róger Madrigal, presidente del Banco Central, explicó esta semana las razones por las que el colón se ha fortalecid­o. Hay fuerzas del mercado (“los fundamenta­les”) que apuntan hacia eso: recuperaci­ón del turismo, aumento de exportacio­nes, menor crecimient­o de precios de materias primas importadas, más inversión extranjera entrando al país (a causa del nearshorin­g) y mejor situación fiscal que baja la percepción de riesgo por invertir en el país.

Pero también hay otros factores, no tan del mercado, que refuerzan la tendencia a la apreciació­n del colón. Por un lado, la intervenci­ón del Banco Central —que vendió $2.400 millones cuando el colón se depreciaba—, compensada, parcialmen­te, por la compra de unos $1.000 millones ahora que se aprecia el colón. En el neto, al Banco le falta recuperar $1.400 millones. Por otro lado, el Banco Central subió su tasa de política monetaria de manera acelerada para combatir la inflación. Al combinar las altas tasas de interés en colones con la menor percepción de riesgo país y la apreciació­n de la moneda, el resultado es un gran incentivo por ahorrar en colones, lo que propicia una mayor demanda de colones y refuerza aún más la tendencia hacia la apreciació­n del colón.

Lo que esto significa es que el Banco Central, sin pretender favorecer a un grupo u otro, podría hacer cambios para tornar su política más neutral. Por un lado, le es posible acelerar su programa de compra de divisas, con el fin de terminar de neutraliza­r las ventas que realizó cuando el tipo de cambio iba al alza. Al acumular más reservas “propias”, podría pagar de vuelta el préstamo que pidió al Fondo Latinoamer­icano de Reservas y, de paso, ahorrarse el gasto en intereses.

Por otro lado, podría bajar su tasa de política, en reconocimi­ento a que las presiones inflaciona­rias han mermado considerab­lemente, y con ello reducir el premio por ahorrar en colones, que, a su vez, es un castigo por endeudarse en colones. Entonces sí, el tipo de cambio que resulte (quién sabe cuál) reflejaría mejor las fuerzas del mercado.

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