La Nacion (Costa Rica)

Razones para ayudar a Ucrania

- Carlos Alberto Montaner PerioDiSTA Y eSCriTor @CarlosAmon­taner

FIRMAS PRESS.- El presidente Volodímir Zelenski está pidiendo el agua por señas. Este es un cubanismo que quiere decir que carece de recursos. Le están destruyend­o su país y pidió un cierto número de carros de combate alemanes Leopard, los mejores del mundo, para intentar evitarlo. Los alemanes se lo están pensando. Cada día que pasa mueren más civiles, incluidos niños. Por la otra punta, los rusos están indicando a los alemanes que este invierno será particular­mente amargo si entregan los Leopard. Desde el ángulo de Moscú se vería como una traición a viejos compromiso­s de los alemanes.

Al fin y al cabo, Zelenski interrumpi­ó su muy exitosa carrera de cómico y llegó al poder en Ucrania para combatir la corrupción, y ha tenido que enfrentars­e a una militarmen­te poderosa vecina: Rusia. Ya conté que Zelenski era un actor cómico. Su profesión es hacer reír a la gente. Los políticos habituales la hacen llorar con los impuestos y la corrupción.

Ello hace que Ucrania tenga que tomar decisiones incómodas, como la de solicitar los tanques Leopard, de las que fomentan las lágrimas. Solo recuerdo a dos políticos que previament­e fueron actores profesiona­les: Ronald Reagan (1981-1989), al frente de Estados Unidos, y Jimmy Morales, presidente de Guatemala (2016-2020).

Generalmen­te, son militares y abogados, con uno que otro médico, como ocurrió en Cuba con el Dr. Ramón Grau y en Chile con el Dr. Salvador Allende.

Vladimir Putin es un ex teniente coronel de la KGB, a quien no se le ocurrió otra cosa que acusar de antisemita a Zelenski para ganar el apoyo instantáne­o del mundo y desatar la invasión contra Ucrania. Zelenski es judío no religioso. Como la mitad de los judíos, nació en 1978, y perdió una serie de parientes durante el Holocausto y los pogromos.

La mentira dicha por Putin, sencillame­nte, no funcionó. Como fue concebida para agredir a su vecino en un descarado plan para reconstrui­r el perímetro de influencia del Kremlin en la época en que existía la URSS, la mayor parte de las naciones votaron en la ONU urgiendo a Moscú que se marchara de Ucrania cuanto antes: 141 países de 193 frente a las cuatro naciones sospechosa­s de siempre: Corea del Norte, Siria, Bielorrusi­a y Eritrea, más Rusia, claro. Treinta se abstuviero­n y 27 ni siquiera estuvieron allí durante la votación.

El presidente Volodímir Zelenski está pidiendo el agua por señas

Dicotomía rusa. Hace muchos años, al profesor de la Universida­d de Georgetown José Sorzano, embajador alterno de EE. UU. en la ONU —la titular era la embajadora Jeane Kirkpatric­k y el gobierno era presidido por Ronald Reagan—, le oí decir de la URSS que era “una especie de Bangladés con cohetes atómicos”. Parece que tenía razón.

La URSS contaba con todos los problemas del tercer mundo, menos en la industria aeroespaci­al y en el terreno de las armas nucleares. Pero mantener esas dos ventajas comparativ­as requerían que la tensión liquidara un esfuerzo que se pudiera haber hecho en otra dirección. A diferente escala, es lo que sucede con Corea del Norte. Haber descubiert­o este desequilib­rio le sirvió al tándem Reagan-Bush para arruinar a la URSS.

Motivos de peso. En definitiva, hay tres razones para saludar y apoyar el inmenso sacrificio que está haciendo Ucrania:

Primero: detener a Rusia significa que los países bálticos no son los próximos. El hecho de que estén dentro de la OTAN no es garantía. No hay nada que alimente más el apetito imperial de Rusia que el hecho de que pueda conquistar libremente a Ucrania. La resistenci­a hasta ahora es ejemplar. La libertad cuesta muy cara. Hay que pagar el precio entre todos.

Segundo: a todos nos conviene que las armas rusas convencion­ales demuestren en combate su inferiorid­ad frente a las occidental­es.

Tercero: el alcance y precisión de los tanques Leopard 2 son infinitame­nte superiores a los rusos. Los blindajes son mejores. Los motores occidental­es resultan muy superiores. Hay un ahorro en combustibl­e, lo que los hace más económicos. El confort para el equipo humano que está dentro del carro de guerra es insuperabl­e, dado el poco espacio de que se dispone. Pero, sobre todo, las miras térmicas los hacen muy eficientes durante el día y la noche. Pueden lanzar un proyectil de 120 mm y, guiados por el calor que despiden los tanques enemigos, perseguirl­os y hacer blanco en ellos.

Ya dijeron el presidente y el primer ministro, ambos de Polonia y de nombres impronunci­ables, que están dispuestos a incumplir el acuerdo con Alemania con tal de transferir los tanques de guerra a Ucrania. No sé si esto es una coartada para los alemanes, pero las autoridade­s de Polonia y Lituania están de acuerdo en darle todo el apoyo a Ucrania.

Rusia va a intentar, otra vez, el chantaje nuclear. Es un bluff. Seguro. Los ingleses y los franceses, más los israelíes que están dispuestos a borrar del mapa los reactores nucleares iraníes, no se van a perder la fiesta.

Los expertos hablan de la paradoja atómica. De muy poco sirven las bombas nucleares repetidas. Ingleses y franceses tienen la posibilida­d de hacer blanco en todas las ciudades de más de 20.000 habitantes. Hay que estar loco para desatar esa guerra.

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AFP Foto de un Leopard 2.
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