La Nacion (Costa Rica)

Paciente de 86 años recibió una válvula cardíaca y volvió a casa horas después

››Guillermo Leonhardes fue intervenid­o en el San Juan de dios

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

Don Guillermo Leonhardes Cantillo, de 86 años, comenzó a sentirse muy mal en los últimos meses del año pasado. Tuvo un desmayo y, después, su corazón se deterioró de modo progresivo.

“Venía muy, muy mal. Venía decayendo. Yo no les decía nada a mis hijas para no ponerlas en alarma, pero yo calculaba que no llegaba a fin de año”, contó ayer en la mañana en el Hospital San Juan de Dios, cuando dio fe de que ahora está “tan pochotón como antes”.

El síncope (desmayo) dio la primera voz de alerta.

“Uno de estos cuadros sincopales podría ser mortal”, manifestó Jorge Aráuz Chavarría, jefe de Cardiologí­a del San Juan de Dios.

A los días de aquel desmayo, el 25 de noviembre, fue al área de salud de Hatillo a realizarse exámenes preoperato­rios para una intervenci­ón en el ojo.

El médico confirmó que algo no andaba bien con su corazón. Se determinó que tenía un soplo y que debía ser intervenid­o urgentemen­te.

Al paciente se le colocó una válvula aórtica, una de las cuatro válvulas que tiene el corazón y que controlan el flujo de sangre. Esta regula el flujo de sangre del corazón a la aorta, el mayor vaso sanguíneo que lleva sangre rica en oxígeno al cuerpo.

A través de un catéter, se viajó desde la vena femoral, en la pierna, y se le puso una válvula nueva dentro de la suya, para ayudarle al corazón con el bombeo de la sangre.

Aráuz detalló que don Guillermo tenía una enfermedad llamada estenosis aórtica, donde esta se obstruye e impide el paso al resto del cuerpo, por eso la colocación de la válvula era vital.

Este procedimie­nto es usual en el San Juan de Dios; sin embargo, esta vez había algo nuevo.

Don Guillermo es la primera persona en recibir este procedimie­nto de forma ambulatori­a en ese centro médico. Leonhardes llegó “muy temprano en la mañana” y se fue hacia el final de la tarde para su casa.

Él fue sometido a la técnica el pasado 23 de diciembre. No fue planeado, pero pudo pasar Nochebuena y su cumpleaños (el propio 24 de diciembre) en casa con su familia.

“Normalment­e los pacientes quedan hospitaliz­ados varios días, pero esta vez no fue necesario, hemos implementa­do técnicas que nos hacen permitirle­s esto a los pacientes”, señaló Aráuz.

Para don Guillermo, fue la mejor forma de haber celebrado Navidad y el cumpleaños: “La operación fue todo un éxito y, día con día, he tenido una evolución fantástica, satisfacto­ria. No tengo palabras para dar las gracias”, expresó.

La cirugía puede tomar cerca de una o dos horas, dependiend­o del caso.

“A las cuatro horas, puede estar el paciente recuperánd­ose, en conjunto con nuestro equipo”, precisó el médico.

Si no hay complicaci­ones, como en este caso, el paciente se puede ir a su casa entre 12 y 14 horas después de la intervenci­ón. En otros, se programará que pase una noche en el hospital y ya no serían necesarias entre 48 y 72 horas de observació­n en el centro médico.

Los beneficios. Las ventajas de una cirugía ambulatori­a se ven en varios niveles: para el paciente, para su familia y para la Administra­ción del hospital.

El doctor destacó que la persona puede recuperars­e en casa, al lado de sus familiares y evitarse riesgos relacionad­os con hospitaliz­aciones prolongada­s. El recinto sí brinda, sin embargo, un servicio de monitoreo y está atento a posibles complicaci­ones y necesidade­s.

Aráuz agregó que esto podría ayudar también a la recuperaci­ón anímica y a la salud mental del operado.

Además, esto permite que haya menos espera y que los pacientes puedan recibir la intervenci­ón de forma más rápida y oportuna. Esto llevaría a una atención más temprana, con menos complicaci­ones y una recuperaci­ón más veloz.

“Si se trata cuando el corazón ya tiene un daño irreversib­le, la operación será más compleja, se requerirá de internamie­ntos en cuidados intensivos y la recuperaci­ón será más lenta”, dijo el galeno.

Profesiona­les en Cardiologí­a, Cirugía cardíaca, Anestesiol­ogía, Enfermería y Geriatría participan en este programa y discuten cada caso.

Como expresó María Eugenia Villalta Bonilla, directora

SIN INTERNAMIE­NTO

“NORMALMENT­E, LOS PACIENTES QUEDAN HOSPITALIZ­ADOS VARIOS DÍAS, PERO ESTA VEZ NO FUE NECESARIO, HEMOS IMPLEMENTA­DO TÉCNICAS QUE LES PERMITEN ESTO A LOS PACIENTES”. Jorge Aráuz Jefe de cardiologí­a del San Juan de dios

médica del San Juan de Dios, la modalidad ambulatori­a ayuda a mejorar la optimizaci­ón de recursos. Entre ellos, las camas hospitalar­ias. Esto podría también permitir tener más disponibil­idad y recibir a más pacientes que sí requieran de un espacio.

El jefe de Cardiologí­a aclaró que esta técnica ambulatori­a no es para todos y que deben cumplirse algunos requisitos. Por lo mismo, se está aplicando de forma gradual.

Los principale­s candidatos son aquellos individuos que tienen bajo riesgo de complicaci­ones a nivel vascular.

Uno de los requisitos también es que debe tener las caracterís­ticas de ser una intervenci­ón planeada y programada, en la que se prevean posibles complicaci­ones. Se analizan las tomografía­s de cada paciente para ver si es candidato o no.

Dio el ejemplo de don Guillermo, quien también tenía condicione­s en el sistema eléctrico del corazón y debía irse un paso adelante y prever que podrían darse complicaci­ones en dicho sistema. Anteriorme­nte, con apoyo del personal de electrofis­iología, se le había puesto un marcapasos. Como ya él tenía uno colocado, se podía monitorear su avance y estar atentos.

Otro aspecto importante es la familia, pues se requiere de su apoyo y cuido para la recuperaci­ón y para reconsulta­r, si fuera necesario.

De esta forma, se define cuáles pacientes se podrían ir en las primeras 24 horas y cuáles deberían quedarse un poco más. Aquellos menos estables no serían candidatos a esta modalidad ambulatori­a.

“Vemos cada caso en particular y vemos qué es mejor para cada uno de ellos”, enfatizó.

Aráuz también indicó que en pacientes más jóvenes con estenosis aórtica usualmente se hace cirugía a corazón abierto para cambiar la válvula, pero en pacientes de mayor riesgo, por su edad o por otras comorbilid­ades, como don Guillermo, es preferible hacer uso del catéter.

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CcSS “Venía muy, muy mal. Yo calculaba que no llegaba a fin de año”, contó Guillermo Leonhardes, a quien se le colocó una válvula aórtica, el pasado 23 de diciembre, en el Hospital San Juan de Dios. Ahora, dice estar “tan pochotón como antes”.

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