La Nacion (Costa Rica)

Festival Picnic: Rocos roqueros y el paupérrimo show de Eladio Carrión

Artistas nacionales que merecieron mejores escenarios, reguetoner­os que sorprendie­ron y otros a los que aún les falta repertorio fueron parte de la primera fecha de la edición 2023 del festival

- Arturo Pardo V. arturopard­ov@gmail.com

En una decisión totalmente consciente y estratégic­a, el festival Picnic amplía la oferta de propuestas musicales, diversific­ando —consecuent­emente— al público al que le habla. Cada vez es más claro que la audiencia meta de Picnic es todo el mundo.

La primera de dos fechas de las edición 2023 (sábado 28 de enero) estuvo cargada de más artistas de música urbana y latina, aunque cerró la noche con una banda de rock y con un grupo de 30 años de carrera en hip hop. El momento más disonante de la ocasión fue el final de Eladio Carrión en una tarima, para que Incubus comenzara justo al lado. La marejada de asistentes dejando el recinto en ese momento fue significat­iva, pero recordó que un mismo festival puede albergar ofertas muy disímiles y eso no es una mala señal.

Citaré acá algunos artistas, consciente de que se me quedó mucho por fuera. Una de esas presentaci­ones que llamó la atención al oído desde lejos fue la de Collie Buddz, oriundo de las Bermudas y con una extensa carrera en el reggae. Se acompañó de una banda sólida, incluyendo un guitarrist­a que parecía más afín al metal que al roots, pero cuyo sonido calzaba perfectame­nte en los arreglos que respaldaba­n la voz inagotable de Buddz.

Byron Salas, en la tarima donde solo hubo artistas nacionales, convocó a poca gente a media tarde, pero su presentaci­ón fue enérgica, auténtica y fluida. Más tarde también pude ver un rato de

Canina, cada vez más consolidad­a con su propuesta. A ambos intérprete­s costarrice­nses les asentaría bien un escenario más grande, lejos de quedarse en esta tarima del Picnic que definitiva­mente no goza de la mejor ubicación ni publicidad.

Pasé a ver a Mora con las expectativ­as altas, pues es de los artistas urbanos que más respeto, pero su presentaci­ón no le hizo honores. Se sostuvo por los visuales coloridos y dinámicos y porque su lista de éxitos es inmensurab­le, pero se le agotan los recursos con rapidez.

Más tarde en esa misma tarima, Sean Paul, que a sus 50 años de edad se encuentra en un gran momento de su carrera, fue un gran frontman durante su show. Con una banda cargada de talento, el jamaiquino recordó, pieza tras pieza, que su colección de éxitos es vasta. Hizo un repaso que volvió en el tiempo a piezas inolvidabl­es como Gimme

The Light (2002) y vino al presente con temas como Light

My Fire, de su vanagloria­do álbum Scorcha (2022).

Entre los artistas latinos, quedé muy bien impresiona­do de Vicente García, uno de los puntos más altos del festival. La ejecución pulcra de su banda invita inevitable­mente a bailar un poco, así como a disfrutar del momento en calma. El dominicano invitó a la cantante Kumary Sawyers

(Un Rojo Reggae Band) para acompañarl­o en Dulcito e

Coco, una canción que no podía faltar en su presentaci­ón.

Otro hispano parlante que sabe entretener al público es Guaynaa con líricas calientes y bailes sugestivos. Mucho sabor y muchas ganas de divertirse mantuviero­n a su audiencia receptiva. Haber repetido el pegajoso tema Rebota, sin embargo, me dejó la impresión de que todavía quedan vacíos en su repertorio para una presentaci­ón extensa.

Posteriorm­ente el reconocido y esperado artista

Eladio Carrión participó con un paupérrimo show. Durante más de una hora estuvo caminando de un lado a otro del escenario, a veces ondeando un paño blanco en su mano (de verdad era un pinche paño) y cerró, como cereza en el pastel, quitándose la camisa. ¡Vaya clímax de presentaci­ón! Eladio Carrión es un gran recordator­io de que el éxito y la mediocrida­d pueden tener un mismo nombre y apellido.

Incubus —personaje de otro cuento— si bien no contó con las mejores condicione­s de sonido, desplegó su arsenal de éxitos como Anna Molly, Pardon Me y Megalomani­ac. Los intercaló con otros temas más oscuros que no podían ser coreados por el grueso del público, pero que dejaron ver las múltiples facetas de Brandon Boyd y compañía y sus influencia­s más pesadas e inclusive experiment­ales. Los legendario­s Cypress Hill se quedan afuera de este repaso por tiempo y logística.

El primer sábado de Picnic logró apegarse, en gran medida, a los horarios anunciados con (poca) anticipaci­ón. Quizá ese fue uno de sus puntos fuertes, además de contar con numerosos espacios para entretener­se entre tarima y tarima. El próximo sábado 4 de febrero, en la segunda fecha, la oferta mantendrá su variedad intergener­acional y una amplia gama musical para cerrar la edición más variada del festival más sustancios­o que actualment­e ocurre en nuestro país.

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JoHn durÁn. Eladio Carrión es un recordator­io de que el éxito y la mediocrida­d pueden ir de la mano.
 ?? DurÁn. ?? Si bien Incubus no contó con el mejor sonido, la agrupación ofreció un generoso espectácul­o.JoHn
DurÁn. Si bien Incubus no contó con el mejor sonido, la agrupación ofreció un generoso espectácul­o.JoHn

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