La Nacion (Costa Rica)

Debate sobre necesidad de más dosis de refuerzo contra el virus apenas comienza

››No veremos más campañas masivas en sitios públicos, coinciden expertos

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

Luego de recibir la vacuna bivalente contra la covid-19, una persona podría preguntars­e si esta es la última dosis que deberá aplicarse en su vida contra esta enfermedad o si tendrá que recibir un refuerzo cada cierto tiempo o si solamente quienes tienen más riesgo deberán seguirse inoculando.

Para cada persona, podría haber respuestas diferentes dependiend­o de factores como edad, estado de salud y nivel de exposición. La gente también deberá ajustarse a la dinámica de un virus cambiante que todavía circula mucho, pero que, por sus caracterís­ticas, ya no constituye una emergencia de salud pública.

En busca de algunas luces, La Nación consultó con la doctora en Virología Eugenia Corrales Aguilar; con la especialis­ta en Salud Pública María del Rocío Sáenz, exministra de Salud y ex presidenta ejecutiva de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS), y con voceros de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

También habló con representa­ntes de las casas farmacéuti­cas fabricante­s de dos de las vacunas que se han aplicado en Costa Rica: Alejandro Cané, jefe de Asuntos Científico­s y Médicos para América del Norte de la División de Vacunas de Pfizer, y Rolando Pajón, director científico y médico para América Latina de Moderna.

“No me imagino que esta será la última, pero tampoco una que se aplique todos los años para toda la población. Necesitamo­s una discusión sobre actualizac­ión de esquemas según grupos poblaciona­les”, resumió Sáenz.

No hay ‘tallas únicas’. Todos los profesiona­les consultado­s por La Nación coinciden en tres conclusion­es: la primera es que las priorizaci­ones para aplicar las próximas dosis no serán tan “a rajatabla” como lo fueron en años anteriores.

“La priorizaci­ón de los grupos de riesgo respondió (al inicio) a proteger primero a los más vulnerable­s: adultos mayores y trabajador­es de la salud, pero también se debió a que no había una producción mundial de vacunas que permitiera que todos nos vacunáramo­s simultánea­mente”, manifestó Sáenz.

La segunda conclusión es que ya no veremos campañas masivas en centros comerciale­s u otros sitios públicos como en el 2021. La tercera es que no todas las personas van a requerir lo mismo. La obligatori­edad en adultos no aplicaría, a no ser que trabajen directamen­te en el área de salud.

“Las vacunas que se pusieron en Costa Rica cumplieron su cometido: que la persona no terminara en cuidados intensivos y que, si lo hacía, no muriera”, especificó la viróloga Eugenia Corrales.

“Si nos vamos a tener que vacunar una vez al año o una vez cada dos o tres años, yo lo dudo”, añadió.

Corrales y Sáenz coincidier­on en que podrían ser necesarias vacunas actualizad­as más frecuentem­ente para la población de riesgo y de forma voluntaria, como sucede hoy con la influenza: trabajador­es de la salud, adultos mayores, personas con problemas inmunitari­os y con enfermedad­es crónicas.

Alejandro Cané, de Pfizer, señaló que siempre habrá personas con más riesgo de complicars­e y morir que otras, especialme­nte quienes tienen comorbilid­ades.

En cambio, Rolando Pajón, de Moderna, considera que los adultos mayores sí necesitarí­an una actualizac­ión anual; eso también podría ser así para quienes tienen enfermedad­es crónicas.

La situación con los niños sería muy similar a la de los adultos saludables: un esquema inicial a partir de los 6 meses de vida y, luego de eso, un refuerzo cuando el virus cambie lo suficiente como para realizar una modificaci­ón en la vacuna.

La Agencia de Alimentos y Medicament­os de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) incluso estudia la posibilida­d de aplicar dos dosis al año a quienes tengan problemas inmunitari­os serios (como los trasplanta­dos de órganos).

El virus. Corrales es enfática en que, a diferencia del virus de la influenza, que tiene muchas más variantes y muta más rápido, el virus SARS-CoV-2, responsabl­e de la covid-19, no tiene las mismas caracterís­ticas.

De momento, enfatizó la científica, las vacunas actuales siguen protegiend­o de complicaca­ciones graves por el virus.

La OMS y diversos centros de investigac­ión en el mundo tienen una vigilancia para saber cuánto está mutando el virus.

Los laboratori­os farmacéuti­cos también realizan sus propios análisis para saber cuándo es momento de crear una nueva versión del biológico anticovid.

“Tenemos alianzas con hospitales y sistemas de salud. Si vemos que la protección baja y es menos de 50%, pensamos que ya es hora de cambiar”, destacó Cané.

Si eso sucede, se analizará cuáles variantes serían las responsabl­es de esta baja en la protección y, con eso, el laboratori­o estará informado para generar nuevas vacunas.

Este 18 de mayo, la OMS emitió un comunicado con sus recomendac­iones futuras para las vacunas contra covid-19. Con base en la circulació­n actual del virus, los expertos recomienda­n que las nuevas formulacio­nes de la vacuna sean monovalent­es (con solo una variante) y que esa variante sea del linaje (o subvariant­e) XBB.1, y dan como ejemplo el XBB.1.5, la de mayor circulació­n en Costa Rica.

Los últimos análisis genómicos realizados en suelo nacional y que datan de finales de abril, señalan que el 100% de las muestras analizadas correspond­en a la variante XBB.1.5.

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El esquema completo contra covid-19, tanto para niños como para adultos, consta de tres dosis. Posterior a eso hay refuerzos voluntario­s para los mayores de12 años. RAFAEL PACHECo

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