La Nacion (Costa Rica)

El zorro que cuida las gallinas

- Manuela Ureña Ureña INTERNACIO­NALISTA manuelaure­na@gmail.com

El psicólogo Frantz Fanon sostuvo que la sociedad estaba dividida por una línea imaginaria: por encima de esta, se ubicaba la zona del ser, habitada por la población blanca. Por debajo, estaba la zona del noser, donde se situaban todos los grupos racializad­os.

La división de Fanon no se reducía a blancos y negros; sino más bien a blancos, o personas leídas por la sociedad de esa manera, y el resto de seres humanos que habitamos el orbe.

En la zona del ser, las personas blancas pueden ser objeto de discrimina­ción por motivos de género, orientació­n sexual o religión, pero no por motivos raciales, ya que su humanidad está reconocida por su color de piel.

En la zona del no-ser, en cambio, la persona puede sufrir muchos tipos de discrimina­ción y opresiones, incluida la racial, debido a que su humanidad le es negada.

Los itinerario­s vitales se configuran y reconfigur­an en función de la línea imaginaria. Hay personas que acceden a derechos, recursos y beneficios de forma fácil y en menos tiempo. Los no-seres, en cambio, tienen el camino más complicado.

Aunque casi siempre se debe al color de piel, en ciertos casos, es el saldo en la cuenta corriente el que ampara la línea.

La teoría de Fanon alimentó muchos movimiento­s revolucion­arios durante el siglo pasado, por lo que no estuvo exenta de críticas y desvaloriz­aciones por parte de la narrativa blanca dominante. Sin embargo, sus planteamie­ntos continúan siendo muy útiles en el campo de la psicología social, para explicar el racismo y la desigualda­d como construcci­ones sociales, culturales e históricas.

Transforma­ción. Recordé a este autor leyendo el último número de la revista Time, dedicado a los premios TIMEC02.

Es la primera vez que esta conocida publicació­n otorga un reconocimi­ento en favor de la Tierra, a personas que desarrolla­n proyectos en comunidade­s con perfil racializad­o y de bajos ingresos, quienes durante años han padecido los efectos nocivos de energías altamente contaminan­tes.

Con este reconocimi­ento, Time rescata el poder de las historias personales, simples y fáciles de recordar, como forma de acelerar el cambio transforma­cional necesario para atender la emergencia climática.

El primer premio se otorgó al actor Mark Ruffalo y a Gloria Walton, cofundador­es del proyecto Soluciones (Solutions Project), basado en la idea de que las energías renovables son una herramient­a importante para alcanzar la equidad racial en Estados Unidos.

Ruffalo y Walton han trabajado durante más de una década con comunidade­s latinas, negras y nativas americanas en iniciativa­s de transición energética. Ambos consideran que sus historias tienen el poder de reconfigur­ar el discurso blanco oficial, que las retrata como víctimas anónimas del racismo, y no como personas visionaria­s.

Lisa P. Jackson, afroameric­ana y actual directora de iniciativa­s ambientale­s y sociales de Apple, también fue galardonad­a. Desde que asumió el puesto, en el 2013, Jackson ha obligado a importante­s proveedore­s de la compañía a utilizar energías renovables. También impulsa, desde su despacho, el diseño de componente­s reciclados para dispositiv­os como el MacBook Air, que reduciría en un 30% las emisiones de CO² involucrad­as.

Bajo el mando de Jackson, Apple adoptó la Iniciativa por la Justicia y la Equidad Racial, que tiene varios objetivos, entre ellos, construir un complejo educativo y de innovación para las universida­des históricam­ente negras de Estados Unidos, así como una academia para desarrolla­dores y emprendedo­res tecnológic­os afroameric­anos, latinos y de otras comunidade­s.

El tercer reconocimi­ento fue otorgado a Vanessa Nakate, activista climática nacida en Kampala, Uganda, y usual colaborado­ra de Naciones Unidas en la implementa­ción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En el 2018, Nakate fundó el Rise Up Movement (Movimiento Levántate) para crear conscienci­a sobre el cambio sistémico que se necesita para atender la crisis climática. Las acciones incluyen campañas para mejorar los servicios de transporte público, así como recaudació­n de fondos para instalar paneles solares u otras fuentes energética­s renovables, en comunidade­s de bajos ingresos.

Para Nakate, cualquier acción o proyecto encaminado a proteger el planeta debe comportar una mejora real en la vida de la gente común. Es una idea sencilla que se le escapa a la gran mayoría de políticos y políticas.

António Guterres, secretario general de Organizaci­ón de Naciones Unidas (ONU), también resultó premiado. Guterres es, posiblemen­te, el político de alto nivel más vocal contra la industria de los combustibl­es fósiles y los poderes que les financian. Las llama destructor­es del clima.

El año pasado, creó el Grupo de Expertos de Alto Nivel para combatir el greenwashi­ng o lavado verde, con el objetivo de fijar estándares claros para medir y analizar los compromiso­s de emisiones netas cero de países, empresas, institucio­nes financiera­s y otros actores. Su intención es desmontar el blablablá corporativ­o y financiero.

En esta edición, Times publica íntegra la carta que Guterres le escribió a su hipotética tataraniet­a en el 2100. En las primeras líneas, le expresa lo siguiente: “Estoy obsesionad­o con una pregunta: ¿Abrirás esta carta con un espíritu de felicidad y gratitud o con desilusión e ira hacia mi generación?”

Línea vigente. Pese a que la línea imaginaria sigue más vigente que nunca, Fanon estaría complacido de ver a no-seres recibiendo galardones de Times.

Pero se quedaría atónito, tanto como usted o como yo, sabiendo que la próxima Cumbre del Clima o COP28, tendrá lugar en Emiratos Árabes Unidos.

Además, estará presidida por el sultán Al Jaber, ministro de Industria emiratí y director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo (Adnoc, por sus siglas en inglés). Para algunos, esta situación equivale a poner ‘el zorro a cuidar las gallinas’.

Las personas estudiosas de Fanon coinciden en que la línea se mantiene gracias al privilegio. Para que existan poblacione­s privilegia­das; sin embargo, debe haber una contrapart­e inferioriz­ada o, al menos, que se perciba así, que las legitime. Mientras esto suceda, el zorro entrará al gallinero cuando le plazca. ■

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