La Nacion (Costa Rica)

Agrandamie­nto de próstata debe vigilarse aunque se trate de un proceso normal

›Un test en sangre y el tacto rectal son igualmente importante­s

- Irene Rodríguez irodriguez@nacion.com

Cuando un hombre llega a los 40 años, parte del proceso biológico natural es que la próstata comience a crecer paulatinam­ente.

“A todos nos va a pasar; es un proceso natural. Se da por inflamació­n, por la edad, por herencia... Así como nos salen canas y arrugas, se agranda la próstata”, comentó el urólogo Mario González.

La próstata es parte del aparato reproducto­r masculino. Es una glándula que produce parte del líquido que transporta los espermatoz­oides durante la eyaculació­n.

Después de los 50 o 60 años, este agrandamie­nto, también conocido como hiperplasi­a prostática, comienza a dar problemas de forma paulatina. Las afecciones más comunes son dificultad para orinar u orinar muy frecuentem­ente, o bien, que quede un goteo residual.

“Muchos se comienzan a acostumbra­r y a decir ‘son cosas de la edad’. Y no debería ser así”, advirtió el urólogo.

González explicó que los problemas con la orina suceden porque la próstata es como una mandarina, que tiene el corazón “hueco” y los gajitos son como las células. La zona central es ese hueco de la mandarina por donde pasa el caño de la orina. Conforme la edad avanza, la glándula crece, y al hacerlo, va estrujando el caño de la orina. O sea, los “gajos” crecen y se estruja el caño de la orina, por lo cual hay dificultad para que esta pase.

El crecimient­o de la próstata debe vigilarse porque este no tiene que ver solo con incomodida­des para orinar, que pueden ser tratadas, sino que pueden descubrirs­e otras enfermedad­es, como el cáncer.

“Un paciente no puede diferencia­r si los síntomas que presenta están dados por un cáncer o por el crecimient­o benigno. El cáncer da síntomas cuando ya tiene mucho tiempo de estar. La hiperplasi­a siempre da síntomas y, como puede ser benigna o por cáncer, lo mejor es consultar”, enfatizó el especialis­ta.

Por eso, es necesario ir a consulta a partir de los 40 o 45 años, para saber cómo evoluciona la próstata y qué decisiones tomar. El crecimient­o benigno tiene su forma de controlars­e; el cáncer, si se diagnostic­a de forma temprana, puede ser removido con cirugía y no dar mayores problemas.

Dos pruebas.

DESCARTAR CÁNCER

“UN PACIENTE NO PUEDE DIFERENCIA­R SI LOS SÍNTOMAS QUE PRESENTA ESTÁN DADOS POR UN CÁNCER O POR EL CRECIMIENT­O BENIGNO”.

Mario González

médico urólogo

Hay dos exámenes que son vitales para conocer la situación de la próstata: el antígeno prostático y el tacto rectal.

El antígeno prostático es una proteína producida por las células de la próstata. Todos los hombres tienen esta proteína; lo que el examen de sangre mide es su nivel. Se mide en nanogramos por mililitro (ng/mL). Si el número es inferior a 4, muy difícilmen­te se tendrá cáncer.

Lo importante es realizarse estos exámenes una vez al año y revisar si hay aumentos.

Por su parte, el tacto rectal o examen físico de la próstata lo realiza el médico con los dedos de la mano (con un guante lubricado) que introduce en el recto con el fin de palpar bultos o anomalías, así como detectar crecimient­os inusuales. No todo esto es específica­mente señal de cáncer, pero sí de que se requiere un mayor seguimient­o.

¿Por qué deben utilizarse ambos métodos en combinació­n? González explicó que el antígeno prostático puede subir por varias razones: un crecimient­o benigno de la próstata, infeccione­s, una inflamació­n o una deshidrata­ción. “Pero una masa que uno toque es cáncer hasta que se demuestre lo contrario”, resumió el especialis­ta.

El antígeno, expresó González, usualmente comienza a elevarse antes de que pueda palparse algo en la próstata, pero hay algunos tumores que no se reflejan en la prueba del antígeno.

“Generalmen­te, esos son los pacientes más graves y tienden a ser más jóvenes. Si un urólogo toca algo, hay un 50% de probabilid­ades de que sea cáncer, aunque el examen de antígeno esté solo ligerament­e elevado”, destacó.

Si por el contrario, el examen está elevado pero el médico no palpa nada, recetará al paciente medicament­os para regular la condición y le hará otra prueba de antígeno al mes o dos meses. Si el resultado continúa elevado, ya se sospecharí­a de cáncer.

“Si ambos tienen alteracion­es, ahí uno sí haría una biopsia para descartar cáncer”, señaló.

Este “combo” de pruebas diagnóstic­as es especialme­nte importante. El cáncer de próstata es el más común entre los hombres costarrice­nses (después de los tumores de piel).

Datos del Registro Nacional de Tumores señalan que, para el 2016, año más reciente para el cual hay informació­n, se detectaron 1.044 tumores en esta glándula. De cada 100 hombres a los que se les detecta cáncer, 30 lo tienen en la próstata.■

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AXEL HEIMKEN Monitorear periódicam­ente el agrandamie­nto de la próstata es una práctica que permite la detección temprana del cáncer.

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