La Nacion (Costa Rica)

Proyecto para acabar con el negocio de las dietas municipale­s

- Horacio Alvarado B.

¿Cómo se explica que la dieta de un regidor de un cantón de Alajuela ascienda a ¢10.560, mientras que en otro cantón de la misma provincia se paguen ¢268.276,87 y que al cabo del período de cuatro años el primero haya recibido ¢3 millones y el segundo ¢77 millones, sin considerar aumentos?

La escandalos­a diferencia es la norma en 82 municipali­dades. (Después del 4 de febrero serán 84).

Diferencia­s mayúsculas se encuentran incluso si comparamos ayuntamien­tos con presupuest­os relativame­nte similares. Por ejemplo, en un cantón caribeño un regidor gana ¢52.582,66 y en uno herediano ¢199.438,08, es decir, un 279 % más.

Si bien el cálculo propuesto en el Código Municipal de 1998 (basado en el presupuest­o municipal) fue una buena iniciativa, la posibilida­d de que cada concejo acordara sus incremento­s anuales —con la excepción de que fuera hasta en un 20 %, siempre que el presupuest­o municipal ordinario hubiera aumentado en relación con el precedente en una proporción igual o superior al porcentaje fijado— terminó por desvirtuar el cálculo y puso de cabeza la simetría entre los pagos que reciben los regidores y síndicos.

¿Cómo resolverlo? Abandonand­o la figura de la dieta por la asistencia a una sesión específica y, en su lugar, que se remunere por asignación mensual, cuya retribució­n final también contemple la asistencia de los regidores a las comisiones municipale­s. Esta es la forma de cálculo empleada para los diputados por asistir tanto al plenario legislativ­o como a las sesiones de las comisiones.

La fracción de la Unidad Socialcris­tiana presentó un proyecto de ley para corregir este problema. El texto define una asignación mensual para los regidores (propietari­os y suplentes) y síndicos: la mitad correspond­e al salario base de un oficinista 1, según la Ley de Presupuest­o Ordinario de la República, y el otro 50 % a un monto que se obtiene de calcular el porcentaje del salario anteriorme­nte referido, de acuerdo con el rango en que se ubique el presupuest­o ordinario de la municipali­dad. Para estos efectos, se agrupan las municipali­dades en cinco diferentes grupos.

Por supuesto, siempre existirán diferencia­s entre una municipali­dad y otra, pero ya no serán tan amplias, ni en el futuro se ensancharí­an. Con el texto de ley propuesto, por ejemplo, el regidor del cantón alajuelens­e citado al principio percibiría ¢42.368,33, mientras que el otro, ¢107.846,67.

Uno de los beneficios de la propuesta es eliminar la facultad que tienen los concejales de decretar sus propios aumentos, que es la principal razón por la que hoy las municipali­dades con similares presupuest­os y cantidad de síndicos exhiben diferencia­s abismales en cuanto al monto de dietas.

A pesar de que 53 de los 82 ayuntamien­tos verían aumentado el valor de sus dietas, la propuesta significar­ía un ahorro para las municipali­dades por aproximada­mente ¢500 millones durante el cuatrienio (solo en el pago de los regidores propietari­os).

Asimismo, el proyecto promueve que los aumentos en el salario del alcalde se realicen conforme a la inflación, como en el caso de los diputados y empleados del sector público; se abandona así la disposició­n de que este pueda solicitar igual aumento que los miembros del concejo. Otro elemento que incorpora la iniciativa es limitar la asignación de viáticos a los regidores y síndicos fuera de la Gran Área Metropolit­ana, salvo cuando se trate de casos justificad­os, por ejemplo, visitas a lugares fuera de su jurisdicci­ón.

El despilfarr­o que se efectúa por pago de viáticos es necesario detenerlo. Según datos de la Municipali­dad de San José, a los 22 miembros del Concejo Municipal les correspond­en ¢11.100 por concepto de alimentaci­ón y otros ¢11.100 por transporte. Al sumar estos ingresos fijos a la dieta, en realidad por cada sesión un regidor (propietari­o) recibe ¢217.446,09, es decir, al año, el municipio gasta ¢1.687.200 para que los miembros del Concejo se trasladen a las instalacio­nes del gobierno local y para sufragar sus gastos de alimentaci­ón.

Es primordial acabar con el desorden y la inequidad imperantes en el pago de dietas y viáticos en las municipali­dades. Los ahorros que se derivarían de la propuesta de ley son significat­ivos.

A algunos regidores y síndicos no les parecerá la propuesta porque verán disminuida­s sus jugosas dietas y no podrán seguir aprobando aumentos para sí mismos. Lo cierto es que a los puestos de elección popular llegamos a servir, no a servirnos.

A algunos no les parecerá la propuesta porque no podrán seguir aprobando aumentos para sí mismos

 ?? ?? La Municipali­dad de Escazú paga las dietas más altas. En la imagen, José Pablo Cartín.
La Municipali­dad de Escazú paga las dietas más altas. En la imagen, José Pablo Cartín.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica