Paciente oncológica: Personal hace lo imposible
Cinthya Calderón es paciente oncológica del Hospital Max Peralta. Tiene cuatro años de llevar tratamiento por un cáncer de seno y ahí ha llevado sesiones de quimioterapia.
Lo primero que aclara esta abogada cartaginesa, de 53 años, es que en medio de la situación tan crítica que vive el hospital ella ha recibido permanentemente “gotas de empatía” de parte del personal.
Lo anterior no le impide ver las condiciones en las que ella y otros enfermos de cáncer deben recibir atención. Su situación se complicó porque tuvo que vivir las primeras etapas del tratamiento en plena pandemia.
“Resulta que tenían que ver cómo quitaban espacio de un lado para poner una sillas de quimio y separarnos de los pacientes con covid-19. El primer día que empecé la quimio fue un jueves. La cita la tenía a las 3 p. m. pero me la fueron poniendo a las 7 p. m. porque no había espacio.
“Vi gente descomponerse, a médicos corriendo para poner camillas para ayudar a pacientes a tener una espera un poquito más cómoda. Los médicos y los enfermeros hacen lo imposible”, reiteró.
Su última cirugía tuvo que ser ambulatoria, a pesar de que necesitaba hospitalización para los cuidados posteriores.
“Fue el 4 de abril del 2023. Tuvo que ser ambulatoria a pesar de que era un proceso invasivo porque no tenían dónde meternos. No solo fui yo. Éramos 20 personas. Fue una semana en la que hicieron todo ambulatorio y nos mandaron para la casa.
“Me dieron apósitos, gasa y todo para que yo misma me curara. Dos veces a la semana me vino a visitar una enfermera del Ebáis. A mí se me abrió la herida. Todo esto complica la situación y ellos mismos dicen: ‘mejor no se quede aquí porque tengo que ponerla en un lugar donde no va a estar bien y se va a infectar’. Siempre buscan la forma de atenderte y abrazarte, pero no se puede”, explicó Calderón.
Actualmente, ella asiste a seguimiento en la consulta que Oncología comparte con Ortopedia. Según contó, es preocupante ver lo reducido del espacio y la incomodidad de las sillas para enfermos que vienen con tornillos y otros dispositivos ortopédicos.
También ha experimentado el cansancio de andar por servicios desperdigados, dentro y fuera del hospital.
“He tenido que ir a hacerme exámenes a tres diferentes lados por razones de espacio. Si tenés que ir a un electro, te lo hacen en el tercer piso, pero si está muy lleno lo envían a Cardiología.
“Para sacar sangre a veces lo mandan a uno adonde revisan a los donantes, o a un edifico fuera del hospital, con mucha gente, y si no lo mandan al Ebáis del Parque Industrial para que uno pregunte si le pueden hacer el examen.
“Usted llega al hospital y uno va caminando encima de la gente. La gente de Ortopedia anda con sus aparatos y se sientan casi uno encima del otro. Un día andaba con mi mamá, de 77 años, y ella se puso a ayudar a una jovencita con muchos pines en una rodilla que no se podía sentar, porque las sillas están una encima de la otra en un espacio totalmente disfuncional.
¿Se resolvería esto con un nuevo hospital?, le preguntamos.
Para Cinthya Calderón no hay situación ideal, pero al menos como paciente consideró que un nuevo Hospital Max Peralta sí resolvería la gran mayoría de los problemas que hoy sufren cientos de pacientes y de personal médico.