La Nacion (Costa Rica)

Madre narra ‘experienci­a de terror’ con su hijo Evans

- Ángela Ávalos Rodríguez aavalos@nacion.com

El 21 de agosto del 2023, Estefany Castillo Guzmán y su esposo, Antony Campos, vivieron lo que califican como “una experienci­a de terror” al llevar al pequeño Evans a Emergencia­s del Hospital Max Peralta. Su único hijo tenía entonces un año y 11 meses. Una caída le produjo una lesión en la muñeca izquierda que los obligó a llevarlo en busca de atención.

“No movía la manita y pensamos que podía ser una quebradura. Llegamos al hospital alrededor de la 1 p. m. y ya estaba colapsado. No había espacio: había gente de pie, recostada a paredes embarradas de vómito, y no había por dónde pasar. Mi bebé lloraba por el dolor.

“Pasaban de las 6 p. m. y no nos habían llamado. Mi bebé no podía mover la manita. Solo dejó de llorar la media hora que se durmió. Nos cansamos de consultar en ventanilla donde nos decían que los niños eran prioridad, pero nada, ni placas (radiografí­as)”, recuerda la vecina de Aguacalien­te.

Decidieron irse luego de hablar con otra señora que traía a su hija de tres meses afectada por un virus respirator­io. La señora les contó que esperaban atención desde las 8 a. m.

“¿A qué hora nos iban a atender a nosotros si a ella, que estaba desde las 8 a. m., no la habían pasado? Nos fuimos y cuando íbamos a salir, el guarda nos detuvo. Nos arrancamos el brazalete que nos dieron a la entrada y nos fuimos”, comentó.

Castillo recuerda que cuando salieron de emergencia­s había no menos de un centenar de personas esperando atención. Muchos niños y, sobre todo, adultos mayores.

Acabaron en una clínica privada de Cartago, en donde a Evans le hicieron placas y le encontraro­n una fisura en su muñeca. Los refirieron al Hospital Nacional de Niños, en San José, porque en ese momento no había ortopedist­a privado.

Solo esa consulta y las placas les terminaron costando ¢70.000, que rejuntaron de diferentes ahorros.

No se quejan para nada de la atención en el Nacional de Niños, de donde salieron pasada la medianoche de ese 21 de agosto, con Evans enyesado. La férula la tuvo que usar durante un mes.

“En todo el hospital se vive una verdadera emergencia. El nuevo se necesita desde hace años, y urge. Todo ahí es de terror. La infraestru­ctura va a servir un montón, pero también tendría que venir con un buen trato.

“El caso de mi bebé por dicha no era algo muy urgente, pero uno escucha historias donde realmente la gente se muere. Ya ha pasado. Urge también un cambio de chip, de humanidad”, concluyó.

 ?? Cortesía ?? Estefany Castillo Guzmán, su hijo Evans y su esposo, Antony Campos, pasaron congojas en el Hospital Max Peralta.
Cortesía Estefany Castillo Guzmán, su hijo Evans y su esposo, Antony Campos, pasaron congojas en el Hospital Max Peralta.

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