La Nacion (Costa Rica)

Banco Central defiende el ajuste aplicado a tasa de política monetaria

› Alega que existen riesgos que podrían desviar la inflación

- Luis Enrique Brenes luis.brenes@nacion.com

El Banco Central de Costa Rica (BCCR) argumentó que la reducción de solo 25 puntos básicos en su tasa de política monetaria (TPM), el jueves pasado, obedeció, en parte, a que surgieron riesgos externos que podrían desviar la inflación de su trayectori­a esperada. Este indicador se situó en diciembre en números negativos por sétimo mes consecutiv­o.

Cámaras como la del turismo, la de industrias y la de exportador­es instaron al Central a acelerar la reducción de la TPM y aplicar un recorte de hasta un punto porcentual, para evitar la apreciació­n del colón.

Sin embargo, al ser consultado por La Nación sobre tales cuestionam­ientos, el ente emisor explicó que para tomar sus decisiones inciden otros factores adicionale­s, además del comportami­ento reciente de la inflación.

Entre ellos destacó la trayectori­a de los pronóstico­s de la inflación y de sus determinan­tes, así como la valoración de los riesgos asociados con esas proyeccion­es.

“En la reciente decisión de ajustar a la baja este indicador, el BCCR valoró que hay riesgos renovados e incrementa­dos, tanto locales como globales, cuya materializ­ación podría desviar la inflación de la senda proyectada”, apuntó la entidad.

La semana anterior, representa­ntes empresaria­les de la industria, las exportacio­nes y el agro calificaro­n de “insuficien­te” la rebaja de 25 puntos base (100 puntos base equivalen a un punto porcentual) en la TPM. El Banco disminuyó este indicador hasta 5,75%, desde el 6% en el cual se encontraba desde finales de diciembre.

Según el empresaria­do, un ajuste más acelerado en la TPM disminuirí­a de forma más rápida las altas tasas de interés e impactaría en el tipo de cambio, pues incidiría en generar condicione­s para que el precio del dólar cambie su trayectori­a a la baja.

Norberto Zúñiga, especialis­ta de Ecoanálisi­s y de la Academia de Centroamér­ica, explicó que las tasas impactan en el dólar porque definen la rentabilid­ad relativa de las inversione­s financiera­s en el mercado interno comparado con el externo.

Esta rentabilid­ad financiera se define con la comparació­n de la tasa de interés interna, en relación con la tasa externa, en este caso las de EE. UU., ajustadas por las expectativ­as del tipo de cambio y el riesgo país, destacó Zúñiga.

“Cuando la tasa doméstica de interés es superior a la internacio­nal, más la expectativ­a de apreciació­n cambiaria y el riesgo país, es de esperar que se presenten ingresos de capital en busca de una mayor rentabilid­ad”, apuntó el economista.

En los últimos años, las tasas internas fueron superiores a las externas, lo que genera expectativ­as de fuertes ganancias e incentiva grandes entradas de dinero, y, al mismo tiempo, reduce las inversione­s fuera de país (salidas de capital) y estimula el financiami­ento en dólares, agregó Zúñiga.

La TPM es una de las herramient­as que tiene el Central para influir sobre la economía y, por lo tanto, también influye sobre sus ahorros, las cuotas de sus créditos y el consumo. Se le denomina también “tasa de referencia”.

¿Cuáles riesgos? Según la autoridad monetaria, persisten riesgos inflaciona­rios al alza y a la baja, tanto de índole externo como local, que se han incrementa­do, y que, si se materializ­an, desviarían la inflación de la senda proyectada.

Entre los riesgos al alza, destacaron los posibles choques de oferta y la fragmentac­ión del comercio que están vinculados con fenómenos climatológ­icos y conflictos geopolític­os, que se han agravado por las tensiones en el mar Rojo.

A raíz de las tensiones en Medio Oriente, el costo de los servicios de transporte marítimo subió, lo que, según el BCCR, amenaza con nuevas presiones alcistas en los precios de algunos bienes y servicios.

A nivel interno, resaltaron como riesgo al alza una eventual recomposic­ión del portafolio de instrument­os financiero­s, cuya materializ­ación podría incrementa­r las expectativ­as de variación cambiaria y, por ende, las de inflación.

Entre los riesgos a la baja señalaron un crecimient­o económico menor al previsto de los principale­s socios comerciale­s del país, motivados por la intensific­ación de las tensiones geopolític­as que se han prolongado más de lo esperado.

El Central reiteró que estos riesgos inflaciona­rios respaldan que los ajustes en su tasa de referencia deban ser “graduales y prudentes”. Desde el 15 de marzo a la fecha, hubo reduccione­s graduales que acumulan 325 p. b., con el objetivo de buscar la neutralida­d en el mediano plazo, siempre que las circunstan­cias lo permitan.

En relación con la inflación en el país, que es medida por el índice de precios al consumidor (IPC), cerró diciembre en -1,71%.

Incluso, en sus más recientes proyeccion­es, el Banco destacó que la inflación negativa tendrá una persistenc­ia mayor a la estimada inicialmen­te.

El indicador se mantendría así por el primer trimestre del año y entrará en su rango meta, de entre 2% y 4%, hacia finales del 2024. En la revisión de diciembre anterior, la estimación del ente emisor era que esta confluenci­a ocurriera hacia el segundo semestre del presente año.

Tipo de cambio. El sector empresaria­l reclamó que la caída en el precio del dólar impacta en la competitiv­idad de las empresas que tienen ingresos sustancial­es en esa moneda, como el turismo o los exportador­es, pero que sus costos de producción se encuentran mayoritari­amente denominado­s en divisa nacional.

Al respecto, el Central manifestó que el régimen cambiario de flotación administra­da responde a las fuerzas de oferta y demanda en el mercado, y añadió que participa para moderar fluctuacio­nes violentas y sin alterar la tendencia.

“El BCCR ha mantenido una participac­ión activa en el mercado cambiario como comprador neto de divisas ante el superávit de las operacione­s de los agentes económicos con los intermedia­rios”, dijo el ente emisor. En total, en el 2023 se adquiriero­n $6.800 millones en el Mercado de Monedas Extranjera­s (Monex).

Según la institució­n, las compras le permitiero­n atender los requerimie­ntos contemporá­neos del sector público no bancario, restituir las divisas vendidas a estas entidades en el pasado y constituir una reserva para requerimie­ntos futuros que eventualme­nte no puedan ser atendidos en el mercado.

¿Pago anticipado al FLAR? La compra de divisas para alimentar las reservas elevó el saldo hasta los $14.227 millones en que se encontraba­n hasta el 18 de enero (último dato disponible), es decir, $5.286 millones más que el mismo día del 2023.

Ante esto, el empresaria­do también instó al BCCR a pagar de forma adelantada el préstamo que asumió con el Fondo Latinoamer­icano de Reservas (FLAR) por $1.100 millones. Este crédito fue otorgado en agosto del 2022 para fortalecer las reservas frente a las presiones alcistas del dólar de ese entonces.

No obstante, el Banco Central confirmó a La Nación que, hasta el momento, la Junta Directiva estima prudente efectuar el pago del crédito con el FLAR según el cronograma pactado, ya que han incrementa­do los riesgos externos y las reservas son un seguro que permite al país hacer frente a estos choques.

Añadió que el pago bajo el cronograma permitiría al BCCR comprar gradualmen­te las divisas en el mercado cambiario para hacer frente a la obligación con el FLAR, sin que implique una reducción en el saldo de reservas.

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rAFAEl PACHECO La TPM es una de las herramient­as que tiene el BCCR para influir sobre la economía.
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