La Nacion (Costa Rica)

Necesitamo­s una gestión pacífica de los conflictos

- Helena Fonseca Ospina ADMINISTRA­DORA DE NEGOCIOS hf@eecr.net

Somos configurad­os, principalm­ente, por formas justas de gobierno y convivenci­a, institucio­nes libres, enseñanza superior, progreso científico y una economía basada en la propiedad privada.

La civilizaci­ón designa un ideal: el florecimie­nto de la comunicaci­ón humana. La comunicaci­ón interperso­nal. El ser humano solo puede vivir y desarrolla­rse conviviend­o con sus semejantes, porque su naturaleza es social.

La civilizaci­ón surge de la naturaleza política de los seres humanos. El ciudadano se realiza plenamente cuando su vida es útil para sus conciudada­nos. La etapa más elevada del desarrollo de una civilizaci­ón es la habilidad para establecer un diálogo, una conversaci­ón en medio de una pluralidad de realidades, de realizacio­nes prácticas.

Sin comunicaci­ón, no hay continuida­d. Entre los derechos más fundamenta­les de la humanidad debería existir el de la continuida­d. El filósofo español José Ortega y Gasset lo presentó en La rebelión de las masas.

Asimismo, señala el filósofo francés Rémi Brague que la continuida­d es la voluntad de seguir adelante. Es la voluntad de transmitir, de llevar el legado del pasado al futuro. Es la capacidad de hacer historia.

La historia es una forma de conversaci­ón. Podemos y debemos entablar conversaci­ón con ella. Siempre tendrá algo que decirnos. Olvidarla puede ser un acto de barbarie. La historia merece respeto. Pero ¿qué estamos haciendo con nuestra historia? Ya no se trata de salvar un sistema político particular, sino de rescatar nuestra identidad.

¿Por qué somos lo que somos? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Reconocemo­s la riqueza de nuestra triple herencia cultural? ¿Los baluartes de la paz, la educación y la salud? Ellos deben ser el objetivo de nuestro esfuerzo. ¿Están siendo capaces los jóvenes de entender el presente? El futuro no es un asunto superfluo. Se construye hoy.

Una de las primeras notas que caracteriz­an la democracia es que se trata de un modo de gobierno en el que las cuestiones son establecid­as por consenso, después del diálogo y la discusión pública. La discusión racional es el medio para llegar a acuerdos. Se opone directamen­te a la democracia la imposición de las opiniones por la fuerza, o dejarse llevar acríticame­nte por la inercia de la costumbre. La posibilida­d de diálogo y voluntad de coordinaci­ón es uno de sus rasgos principale­s.

Ante las tensiones, debe mantenerse la cordura y el equilibrio, pues de lo contrario la democracia se desestabil­iza e incluso puede acabar. Una sociedad dividida internamen­te no puede subsistir. Está perdida.

Todo ello me lleva a un valor que está en crisis: el respeto, una virtud cívica y social que se refiere a la manera como valoramos a las personas. Está fundamenta­da en el reconocimi­ento de la dignidad del otro, a pesar de las diferencia­s y particular­idades.

El respeto, como decía Pitágoras, comienza por respetarse a uno mismo. Este valor se inculca con el ejemplo. Las personas que se respetan entran en interacció­n, no se quedan al margen de los hechos, se involucran. Saben que es más importante tener el respeto que la admiración de los demás.

Respeto no significa tolerancia ilimitada. La educación debe dirigirse a este valor. Prevenir la intoleranc­ia, el individual­ismo, la injusticia, la desconside­ración y el maltrato. Los objetivos no pueden alcanzarse en la vida a costa de la integridad de los demás.

Se dignifica la actuación política al hacer de ella un ejercicio de virtudes en beneficio de todas las personas, porque es una vía de servicio a la sociedad y de logro del bien común.

El respeto como prioridad nos ayudará a construir una nueva cultura en los distintos ámbitos familiares, sociales y laborales, pero sobre todo en la plaza pública.

Necesitamo­s una gestión pacífica de los conflictos, de las alianzas y de las relaciones de fuerza. Si Grecia y Roma nos enseñaron el arte de vivir juntos en una misma ciudad y en un mismo Estado, nosotros podremos lograrlo a base de compromiso­s, de acuerdos para zanjar tantos enfrentami­entos que postergan las resolucion­es críticas y necesarias. Seremos capaces de lograrlo gracias a la aceptación de una autoridad común porque todos somos responsabl­es de nuestro país.

El respeto como prioridad nos ayudará a construir una nueva cultura sobre todo en la plaza pública

 ?? sHUTTersTo­cK ??
sHUTTersTo­cK

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica