Conflictos en Gaza y Ucrania retan a Biden en medio de campaña en EUA
› Estadounidenses no están en guerra, pero sí involucrados en zonas de tensión
WASHINGTON. AFP. Los días en los que Joe Biden caminaba por Kiev como abanderado de Ucrania contra Rusia han quedado atrás.
Casi un año después, el presidente de Estados Unidos parece bajo presión por una guerra que se empantana, y por el conflicto en Gaza.
El conflicto entre Israel y Hamás amenaza con incendiar Oriente Medio en cualquier momento, con consecuencias imprevisibles.
La disputa ya desató ataques de los rebeldes hutíes de Yemen, próximos a Irán, contra buques que navegan por el mar Rojo y el golfo de Adén, y ofensivas de grupos proiraníes contra tropas estadounidenses en Irak y Siria.
En ambos casos, Washington decidió contraatacar.
EE. UU. no está en guerra, pero esta multiplicación de zonas de tensión, incluida la frontera con México por la migración irregular, supone un reto para el demócrata de 81 años, en plena campaña para su reelección en noviembre.
En particular, porque su probable adversario en las elecciones, el exgobernante republicano Donald Trump, aprovecha para acusarle de debilidad.
‘Talón de Aquiles’. Para Melissa DeRosa, consultora demócrata, “la sensación de inestabilidad causada por estos conflictos, por no mencionar el problema en la frontera, desempeñará un papel en estas elecciones”.
”Creo que será un problema para Joe Biden”, afirma. Y Trump no perderá la ocasión de “resaltarlo”, sobre todo en relación con la crisis migratoria, su verdadero “talón de Aquiles”, según ella.
Tradicionalmente la política exterior desempeña un papel secundario en una campaña electoral estadounidense y esto se aplica a la de este 2024.
Sin embargo, el exmandatario camino de ganar la nominación del Partido Republicano aprovecha la inestabilidad y la afluencia de migrantes en la frontera con México para arremeter contra Biden con argumentos válidos para parte del electorado conservador.
“Las entidades extranjeras le respetan más y le temen más que al actual inquilino de la Casa Blanca”, declaró uno de sus partidarios, Tony Ferrantello, un arquitecto jubilado de 72 años en Keene, Nuevo Hampshire, antes de las primarias del martes en este estado del noreste del país.
En política exterior, el índice de aprobación del presidente no atraviesa su mejor momento: el 58,8% de los estadounidenses desaprueba su gestión contra el 36% que da su visto bueno, según sondeos recopilados por el sitio web RealClearPolitics entre mediados de diciembre y mediados de enero.
Una paradoja para un gobernante con décadas de experiencia, como vicepresidente de Barack Obama o como miembro de la poderosa comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que llegó a liderar.
Y para un presidente que cuando ganó las elecciones anunció que su país estaba “de vuelta” en el escenario internacional tras los años del neoyorquino a cargo.
Además, no se descarta otro posible frente: Corea del Norte, en un momento en el que las tensiones entre las dos Coreas se han disparado.
Pyongyang “tiende a multiplicar sus provocaciones durante los años electorales en Estados Unidos”, señalan Victor Cha y Andy Lim, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington.