La Nacion (Costa Rica)

Gasto de dinero y carreras detrás del cisterna: así se vive con agua contaminad­a

‘La nación’ recorrió Goicoechea, Moravia y tibás, donde no hay agua potable

- Irene Rodríguez S. y John Durán irodriguez@nacion.com

María Eugenia Calderón sumó este lunes una semana con un problema compartido por otros 107.000 residentes de Goicoechea, Moravia y Tibás: el agua que llega a sus viviendas está contaminad­a por algún hidrocarbu­ro y no puede usarse.

Esta vecina de Goicoechea narró que, aunque vehículos del Instituto Costarrice­nse de Acueductos y Alcantaril­lados (AyA) han pasado en tres ocasiones cerca de su casa, ha tenido que gastar “muchísimo dinero” en comprar agua embotellad­a. Incluso tuvo problemas en un abastecedo­r porque solo querían venderle dos litros.

Después de aquel incidente, sí pudo comprar en otros lugares: un bidón un día... Seis litros otro día... Dos litros más otro día.

El sábado aprovechó que fue a visitar a su hija en Santa Ana para llenar otras botellas, pero es un viaje que le resulta difícil.

Jimmy Calderón Rojas, vecino de Santa Cecilia de Guadalupe, contó que en su casa tuvieron que desarrolla­r una estrategia para aprovechar el líquido que llega en el camión cisterna.

Lograron calcular cuánto necesitan para lo básico, como lavar la comida, preparar otros alimentos, hacer el café y lavarse manos y dientes. Con esos cálculos, saben cuántos recipiente­s deben llevar cada vez que una pitoreta avisa que el vehículo del AyA está cerca de su calle.

“El agua de cañería sí la usamos para otro tipo de aseo, para los inodoros y para bañarnos; de lo contrario, es muy difícil”, confesó.

Su vecina Sandra Guillén Villalobos pensó que esto se solucionar­ía más pronto y que podía arreglárse­las comprando “unas botellitas de agua”. Conforme pasó el tiempo, se hizo insostenib­le. Ella sí ha logrado abastecers­e de los camiones, pero dice que este servicio no toma en cuenta a los adultos mayores. Por la forma del barrio, hay muchas cuestas y gradas, y esto dificulta a los de mayor edad acercarse.

“Varias señoras me han dicho que, cuando salen y caminan 200 metros hasta el camión, ya se les fue”, reclamó.

Ella también criticó que las horas a las que el servicio pasa por su calle son de trabajo y se le ha dificultad­o almacenar el preciado líquido.

Recomendac­iones. Julia Torres vive la misma angustia. Los vehículos del AyA no han pasado cerca de su casa, por lo que ha tenido que montarse en su carro y buscar uno para poder abastecers­e.

En un principio, recurriero­n a comprar, pero después de tres días, vieron que no era sostenible seguir comprando y resolviero­n ir detrás de los camiones repartidor­es.

“Estoy un poco enferma, de hecho, incapacita­da, por la falta de agua”, afirmó.

Ana Lucía Pineda, también aprovecha todo lo que puede el servicio de los camiones que llegan al vecindario, pero también ha tenido que adoptar otras estrategia­s.

Este lunes, por ejemplo, fue a Coronado a traer agua. Ella aseguró que el agua nunca le ha olido a combustibl­e o con algún aroma distintivo, pero que, ante las advertenci­as de las autoridade­s de Salud, dejó de consumirla.

Para Mario Jiménez, el problema trascendió. Él acostumbra a tomar agua constantem­ente. En su caso, los primeros días no encontró ni olor ni sabor diferentes y la tomó con normalidad. Dejó de hacerlo por la advertenci­a, pero para ese momento ya tenía problemas estomacale­s.

“Los inconvenie­ntes son muchos, más allá del agua. Me sentí mal, pero no solo eso. Tengo un negocio de comidas y la gente, por temor, no llega al local”, destacó.

La tarde de este lunes, el Ministerio de Salud anunció que los sistemas de agua potable de Tres Ríos, Los Sitios y La Valencia abastecerá­n a los vecinos de las comunidade­s afectadas para que así puedan disponer pronto de líquido limpio y potable.

Por esta razón, las autoridade­s advirtiero­n sobre la probabilid­ad de que en algunas localidade­s se experiment­en cambios en la presión del líquido. Esto se debe a ajustes en la distribuci­ón de los sistemas.

A siete días de la emergencia, se desconoce el origen del problema. La Universida­d de Costa Rica (UCR) trabaja en identifica­r el hidrocarbu­ro o hidrocarbu­ros específico­s que están presentes en el acueducto. La complejida­d de estos análisis hace que demoren en dar resultados.

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JoHn dUrÁn María Eugenia Calderón, vecina de Guadalupe, muestra los recipiente­s donde tiene agua almacenada. Asegura que ha debido gastar mucha plata en agua embotellad­a.
 ?? JoHn dUrAn ?? Julia Torres tuvo que tomar su vehículo para ir a buscar agua. Asegura que los camiones repartidor­es no llegan a su casa.
JoHn dUrAn Julia Torres tuvo que tomar su vehículo para ir a buscar agua. Asegura que los camiones repartidor­es no llegan a su casa.

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