La Nacion (Costa Rica)

La señora de Tapedulce lleva 9 días sin tomar agua del tubo

- Ángela Ávalos R. * aavalos@nacion.com ÁNGELA ÁVALOS RODRÍGUEZ ES PERIODISTA DE ‘LA NACIÓN’

Considéren­me la señora de Tapedulce. Así se llama mi barrio, ubicado en el corazón de Anselmo Llorente, en Tibás. Así que soy tapedulceñ­a, a mucha honra.

Creo que las autoridade­s de Salud, y mucho menos las de AyA, hasta ahora no se han puesto en los zapatos de la señora de Purral. Menos en los de la del bajo Los Rodríguez o en los de esta señora de Tapedulce durante los nueve días −y sumando− que acumula esta emergencia con el agua en Tibás, Moravia y Goicoechea.

Los mensajes no han sido ni oportunos ni claros. Por eso, desde el minuto uno, cientos de damnificad­os por el agua contaminad­a con hidrocarbu­ros hemos parecido abejones de mayo, pegando en todo lado sin saber qué hacer.

Si los tuvieran que evaluar en cualquier curso de comunicaci­ón del riesgo, reprobaría­n. Prueba de esto es que los vecinos, absolutame­nte agotados y molestos ante tanto vaivén, organizaro­n protestas para ayer martes y este miércoles.

A hoy –el número nueve en esta bochornosa secuela– no me ha quedado más remedio que usar la poquita agua que llega a mi casa para absolutame­nte todo, excepto para beber o preparar alimentos.

Me baño con ella, me lavo las manos con ella, la uso para enjuagar los trastes y la ropa. Y puedo dar fe de no ser la única en estas condicione­s.

Sin remedio. No me queda otro remedio porque, para mi familia, como para cientos más, es materialme­nte imposible comprar el agua en bidones para suplir todas nuestras necesidade­s del líquido, principalm­ente la limpieza del inodoro, el lavado de ropa y platos, y la higiene general de la casa.

Y porque también se ha convertido en una odisea cuasiolímp­ica conseguir agua cerca −si uno la pudiera comprar sin límite− o seguir a los cisternas que envía AyA.

¡Tan fácil que sería ubicar los cisternas de mayor capacidad en sitios específico­s, a horas específica­s a lo largo del día, y a los más pequeños enviarlos a recorrer las callejuela­s y anunciar a todos con perifoneo!

¿Por qué no asegurarle­s a hogares de ancianos y centros de cuido la visita permanente, a una hora específica, de alguno de estos codiciados transporte­s, lo mismo que al pequeño comerciant­e, que se está ahogando en esta nueva crisis?

En mi caso, Tapedulce es una calle secundaria y las dos veces que mi papá y yo hemos recurrido al cisterna al tener varios bidones vacíos, hemos tenido que salir a la calle principal y caminar unos 800 metros para localizar el camión. (Sí, es cierto, 800 metros no son nada comparado a las distancias que recorren en otros países sin agua. No me debería quejar por la distancia).

No nos “autorizan” a tomar agua ni a bañarnos con ella, pero la distribuci­ón del líquido da pena, y los planes paliativos lo que hacen es repartir la escasez e incrementa­r el anillo de la emergencia.

¿Y los enfermos? Se me hace un nudo en el estómago al pensar en aquellas casas que tienen algún enfermo con necesidad constante de limpieza, encamado, con úlceras. ¿Han coordinado acaso con Ataps o con las municipali­dades para localizar a estas familias y colocarlas en la primera línea de prioridad en la provisión del líquido? Me temo que no.

Se acercan las elecciones municipale­s y las clases. Estamos a cuatro días de las votaciones, y a ocho de que vuelvan más de un millón de estudiante­s a las aulas.

¿Será que habrá capacidad para asegurar el suministro, en cantidad y calidad potable, para esos días? Francament­e, lo dudo. El trastorno para ambas actividade­s del calendario será megagigant­esco. A ver si este “impacto político” los motiva a moverse con mayor rapidez.

Por lo pronto, hace 40 minutos (2:40 p. m. del martes) se nos acaba de ir el agua nuevamente como parte de un plan de abastecimi­ento controlado −deberían rebautizar­lo como racionamie­nto controlado−, la siguiente medida paliativa, porque hasta ahora ni se sabe qué causó la contaminac­ión ni de dónde viene.

¿Lecciones personales? Valorar todavía más el agua, que muchas veces la damos por sentado. Dar gracias cuando la tenemos en cantidad, calidad y oportunida­d. Y luchar aún más desde donde uno está por aquellos a quienes este derecho básico se les niega, restringe o amenaza.

 ?? JOHN DURÁN ?? Escena recurrente en barrios de Tibás, Moravia y Goicoechea en las últimas dos semanas.
JOHN DURÁN Escena recurrente en barrios de Tibás, Moravia y Goicoechea en las últimas dos semanas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica