Chavismo cumple 25 años en Venezuela entre crisis e incertidumbre
› Maduro busca su tercer mandato en medio de desplome de negocio petrolero y alta pobreza
CARACAS. AFP. “Por ahora y para siempre”, reza una inscripción en el mausoleo de Hugo Chávez, quien el 2 de febrero de 1999, hace 25 años, juró por primera vez como presidente de Venezuela, abriendo una era que continuó Nicolás Maduro tras su muerte.
Esta fecha es vista como una “tragedia” por unos y como un “éxito” por otros.
El exmilitar conquistó multitudes con la promesa de acabar con la pobreza. Hoy, sin embargo, el país está sumido en una depresión económica sin precedentes, que, junto a las continuas crisis políticas, lleva a unos siete millones, de una población de 30 millones, a migrar.
En este contexto, Maduro busca un tercer mandato, colocando obstáculos a cualquiera que represente una amenaza a la continuidad de la “revolución bolivariana”.
Economía y petróleo. Maduro repite constantemente que enfrenta una “guerra no convencional” contra el “imperialismo”, como llama a Estados Unidos, y atribuye siempre la responsabilidad de los problemas del país a las sanciones que Washington buscaba imponerle en el año 2019.
En el 2022 se produjo una ligera recuperación económica, insignificante frente a la reducción del 80% que sufrió el PIB en una década. La hiperinflación de miles de puntos porcentuales llevó al gobierno a permitir una dolarización informal.
La industria petrolera, que genera prácticamente la totalidad de los ingresos del país, también está devastada. El Ejecutivo culpa a las sanciones, mientras expertos señalan desidia, corrupción y falta de personal calificado (muchos despedidos tras un paro en el 2002). La producción, que fue de 3 millones de barriles por día con Chávez en el poder, cayó a unos 300.000, antes de repuntar a los actuales 900.000.
“El chavismo ha representado una tragedia para el país”, afirma Benigno Alarcón,
politólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). “Un gobierno que, teniendo en un primer momento los ingresos más grandes que cualquier otro en Venezuela, malgastó el dinero en clientelismo para mantenerse en el poder.
”No hubo inversión, mejoras económicas o en la infraestructura”, destaca, subrayando cómo “terminaron matando a la gallina de los huevos de oro”, Petróleos de Venezuela (PDVSA), que fue una de las más importantes del mundo.
Pobreza. No hay cifras oficiales de pobreza, normal en este país que raramente informa de indicadores económicos incómodos. Un estudio de la UCAB la ubicó en un 90% entre el 2018 y el 2021, y 81,5% en el 2022.
“La lógica para mantener el poder, independientemente de Chávez o Maduro, es la misma: se sostienen sobre la miseria del pueblo”, destaca Alarcón.
Rodrigo Cabezas, exministro de Finanzas de Chávez, hace una distinción entre “chavismo” y “madurismo”.
“La confrontación con Estados Unidos es la gran coartada del madurismo para intentar justificar su tremenda incompetencia en la conducción del Estado, de la economía, de la sociedad, para intentar justificar su deriva terriblemente autoritaria, violadora de derechos humanos”, explica el ahora profesor de la Universidad del Zulia.
“Este es el capitalismo más desigual de América Latina”, critica, en medio de la dolarización y la liberación de controles cambiarios y de precios.
“Nadie podrá decir que la economía venezolana se destruyó durante Chávez”, insiste, citando crecimiento, aumento del salario mínimo (hoy en $3,5 mensuales) y reducción de la pobreza en esos años.
Política. Para Ana Sofía Cabezas, vicepresidenta de la Fundación Chávez, la Constitución es “una de las cosas más importantes que nos ha dejado el comandante Chávez”.
El texto, aprobado en 1999 e impulsado por el expresidente, es un ejemplo en derechos humanos y sociales, aunque los detractores del chavismo los acusan de ser sus principales violadores.
Chávez representaba “la esperanza de cambio”, sostiene Cabezas, recordando que siempre ganó con holgura las elecciones en las que participó: 1998, 2000, 2006 y 2012, meses antes de morir.
El expresidente cambió la Constitución para poder reelegirse indefinidamente, beneficiando ahora a Maduro, reelegido en el 2018 y encaminado a buscar un tercer mandato este año.
Alarcón destaca que las “violaciones de los derechos humanos comenzaron con Chávez”, aunque es el gobierno de Maduro el que está investigado por la Corte Penal Internacional (CPI) por la represión de manifestaciones estudiantiles en el 2017, con un centenar de muertes, entre otras denuncias.
Mientras tanto, el rostro de Chávez está por todas partes, 11 años después de su muerte. Maduro lo nombra, el canal del gobierno pasa viejas alocuciones, dominando aún parte del culto a la personalidad del que también goza el actual presidente.