La Nacion (Costa Rica)

Tipo de cambio y políticas públicas

- elianville­gas@ice.co.cr Elian Villegas Valverde

Todos hemos sido testigos, durante los últimos meses, del proceso de revaloriza­ción del colón, en el cual este ha ganado alrededor de un 20 % de valor frente al dólar.

No es el objetivo de este artículo entrar en las causas de ese proceso o en la forma como se ha manejado, para mi gusto un poco conservado­ramente en cuanto a la baja de la tasa de política monetaria (TPM), valga solo rescatar que los números indican claramente que el Banco Central de Costa Rica, de la mano de Róger Madrigal, ha hecho enormes esfuerzos por dotar de cierta estabilida­d la caída en el precio del dólar, y que de no haber sido así, hoy tendríamos un tipo de cambio muchísimo más bajo.

Imposible quedar impávido al observar que algunos partidos políticos y dirigentes empresaria­les, que despotrica­ban (y lo siguen haciendo) contra el intervenci­onismo del Estado y critican a quienes apoyamos grados moderados de intervenci­ón, hoy piden que el Estado, por medio del Banco Central, intervenga, todavía más fuertement­e, en el mercado cambiario mediante el uso de recursos públicos para sostener o incrementa­r el tipo de cambio del dólar. Esto es realmente interesant­e y, sin duda alguna, merece ser recordado.

Una mayor intervenci­ón del Banco Central para subir el tipo de cambio implica que todos los costarrice­nses estaremos subsidiand­o un dólar más alto que el que resulta de las fuerzas del mercado, junto con una participac­ión ya de por sí considerab­le del Banco Central.

Además, se estarían incrementa­ndo las ya existentes pérdidas del Banco Central (déficit acumulado a diciembre del 2023 de ¢3.765 millones). Por otro lado, cuando el Banco Central compra dólares, está emitiendo colones, lo cual va contra el esfuerzo de contención de la inflación que ha comandado con gran éxito el Banco Central. Vale traer a colación que la inflación es el impuesto que afecta más a los pobres.

Políticas para compensar.

Hace varios días escribí en un chat a algunos amigos que era de esperar que el Poder Ejecutivo (no el Banco Central) presentara por estos días un conjunto de políticas públicas para compensar la situación que con la caída del valor del dólar se estaba presentand­o en el sector turístico, sobre todo a las pequeñas empresas (las grandes ya se acomodaron por precio), y en el sector agroexport­ador (donde el ajuste por medio de los precios de transferen­cia ya no da más). Políticas públicas que percibo como absolutame­nte necesarias.

Debe tener presente el Poder Ejecutivo, al diseñar esas políticas, que en las circunstan­cias actuales también tenemos ganadores, destaca aquí la masa de deudores de los bancos que tienen su ingreso en colones y créditos en dólares. Hoy necesitan menos colones para hacer sus pagos en dólares y, por ello, pueden contar con un excedente en colones, que no tenían antes.

También los importador­es, principalm­ente del ámbito comercial, son ganadores netos: compran en dólares, venden en colones y cuando vuelven a comprar dólares para sus nuevas importacio­nes estos están más baratos, con lo cual en la siguiente importació­n benefician a todos los consumidor­es ofreciéndo­les una rebaja en los productos importados. (Así debería funcionar).

Esas políticas públicas deben ser temporales, para que el país tenga el tiempo suficiente de determinar si estamos frente a un fenómeno temporal o estructura­l, que como tal va a permanecer en el tiempo y por tanto va a requerir políticas públicas de largo plazo, que entonces deberían ser diseñadas, socializad­as y consensuad­as, así como de decisiones empresaria­les alineadas con la nueva situación. Aunque por lo que vemos me parece que estamos frente a una situación que permanecer­á en el tiempo.

Limitacion­es. Lo más difícil del diseño de esas políticas es que deben tener las siguientes limitacion­es: a) No pueden ser subsidios; b) no pueden tener un efecto fiscal negativo y; c) no pueden producir una reducción del ingreso para inversión social.

Dentro de ese marco, debo confesar que jamás pasó por mi mente que fuera necesario incluir otra limitación: d) No deben incluir una presión o afectación a la independen­cia del Banco Central.

En este caso me quedé corto ante las expresione­s intervenci­onistas de los ministros de Agricultur­a, Comercio Exterior y Turismo. En buena hora, el presidente contuvo esa presión, indicando que la tendencia del dólar a la baja tan solo es “…un síntoma de éxito de la economía costarrice­nse”, a lo cual me parece necesario agregar: “Así como al proceso de consolidac­ión fiscal, exitosamen­te ejecutado por la Administra­ción Alvarado Quesada”.

Si bien la clara indicación del presidente debe ser suficiente para detener la rebelión ministeria­l contra el Banco Central, todavía seguimos con una orfandad de propuestas de políticas públicas sobre la mesa, las que seguiremos esperando ver en los próximos días.

Estas, tengámoslo bien presente, y agreguemos como limitación: e) Deben funcionar positivame­nte para los sectores perjudicad­os, sin generar un perjuicio para los no beneficiad­os.

Finalmente, y antes de pecar de ingenuo, agregaré otra limitación que deben tener esas políticas públicas: f) No pueden promover tipos de cambio diferencia­dos o sectoriale­s. (Y si alguien tiene dudas sobre el porqué, solo tiene que mirar la situación de Argentina). Quedamos a la espera.

El BCCR ha hecho su trabajo con el dólar, ahora le toca al Ejecutivo diseñar políticas públicas para compensar a los sectores afectados

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