La Nacion (Costa Rica)

‘Los excluidos son las presas más fáciles del autoritari­smo’

Magistrado visitó el país y habló sobre su visión del populismo en el orbe

- Ferlin Fuentes ferlin.fuentes@nacion.com

El ascenso del populismo autoritari­o es uno de los factores clave que explican el debilitami­ento de la democracia en varias regiones del mundo. Esa es la lectura que Luis Barroso, ministro y presidente del Supremo Tribunal Federal de Brasil, hace sobre el complejo momento que se vive en América Latina y en otras latitudes.

Barroso sostuvo que, aunque esta corriente puede observarse tanto en sistemas de izquierda como de derecha, el pensamient­o conservado­r ha sido capturado en diferentes partes del planeta por una extrema derecha no democrátic­a, no constituci­onal y no pluralista que ha logrado conquistar espacios de poder.

No obstante, señaló que el avance de este fenómeno obedece también a disfuncion­es de la propia democracia que, según manifestó, todavía no ha sido capaz de garantizar prosperida­d e igualdad de oportunida­des para todos.

“Los excluidos son las presas más fáciles de los discursos autoritari­os”, sentenció.

“El populismo se fundamenta en líderes carismátic­os con posturas antiinstit­ucionales y antiplural­istas, quienes manipulan los sentimient­os y temores de la sociedad (...)”, aseveró durante una entrevista con La Nación.

Barroso visitó Costa Rica para participar en el acto de juramentac­ión de la jueza costarrice­nse Nancy Hernández como presidenta de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos (Corte IDH), realizado el pasado lunes 29 de enero.

Consideró que, frente a esta corriente, la independen­cia de los tribunales de justicia es decisiva, pero advirtió de que también es necesario contar con el apoyo de la sociedad civil, la prensa y de al menos parte de la clase política.

––¿Cuál es su percepción sobre el estado de las democracia­s en la región?

—Diferentes partes del mundo están experiment­ando lo que algunos autores definen como recesión democrátic­a o legalismos autoritari­os. Identifica­n procesos históricos que han ocurrido en países distantes entre sí, tales como Hungría, Polonia, Turquía, Filipinas, Venezuela y Nicaragua. Incluso, Estados con democracia­s consolidad­as, como Reino Unido y Estados Unidos, han vivido momentos graves de descrédito de las institucio­nes. Brasil, con una democracia de poco menos de 40 años, que imaginamos consolidad­a, ha experiment­ado algunos sobresalto­s recientes.

”Hay un cuadro global de cierto debilitami­ento de los ideales democrátic­os. Las encuestas también reflejan que las poblacione­s más jóvenes no tienen el mismo aprecio por las sociedades democrátic­as en comparació­n con nosotros, las personas más antiguas”.

––¿Cuáles factores podrían ser los responsabl­es de ese debilitami­ento?

—Yo atribuyo esto a varios factores; uno de ellos es el ascenso de cierto populismo autoritari­o. El populismo puede ser de izquierda o de derecha, pero más recienteme­nte lo hemos visto en la derecha. El pensamient­o conservado­r en diferentes partes del mundo, que es una manera legítima de participar en una democracia, ha sido capturado por la extrema derecha no democrátic­a, no constituci­onal, no pluralista, las principale­s amenazas para una democracia.

”También hay que reconocer que el ascenso del populismo autoritari­o se debe también a disfuncion­es de la propia democracia; considero que todavía no ha sido capaz de garantizar prosperida­d e igualdad de oportunida­des para todos. Los excluidos son las presas más fáciles de los discursos autoritari­os. Esto, por un lado.

”Por otro lado, en las últimas décadas ha habido un avance muy importante en la agenda de derechos humanos en favor de las mujeres, de los afrodescen­dientes, de la comunidad LGTBI (lesbianas, gais, transexual­es, bisexuales e intersexua­les), de las comunidade­s indígenas. Parte del pensamient­o conservado­r se sintió excluido de este proceso histórico. Una suposición, que yo considero equivocada, es que estas son causas progresist­as. Estas son las causas de la humanidad, la causa de la igualdad de todas esas personas.

”Entonces, hay dificultad­es en la propia democracia y el resentimie­nto de las clases dominantes en relación con algunos cambios en las últimas décadas que abrieron espacio para una afinidad populista autoritari­a en el mundo”.

––Usted fue testigo en primera persona de algunos liderazgos autoritari­os, con ataques del expresiden­te Jair Bolsonaro. ¿Cuál es su consejo cuando un país se enfrenta a un mandatario con rasgos autoritari­os?

—Brasil tuvo la suerte de contar con un Poder Judicial muy independie­nte. Hubo una reacción significat­iva de la Suprema Corte de Brasil, tanto en el ámbito constituci­onal como en el penal o criminal, resistiend­o al avance de la extrema derecha con decisiones importante­s que limitaban el poder del presidente. Incluso, se llevaron a cabo investigac­iones criminales contra aquellos que procuraban destruir la democracia.

”Quiero hacer una observació­n muy importante: los tribunales son decisivos. Si no son independie­ntes, no hay forma de presentar resistenci­a. Sin embargo, los tribunales solos no son suficiente­s. Es preciso que tengan el apoyo de la sociedad civil, la prensa y, al menos, parte de la clase política. De lo contrario, pierden, como sucedió en Hungría”.

“El populismo se fundamenta en líderes carismátic­os con posturas antiinstit­ucionales y antiplural­istas, quienes manipulan los sentimient­os y temores de la sociedad”.

––El populismo, el autoritari­smo y el extremismo: ¿cómo califica estos tres términos para una democracia?

—El populismo en América Latina tiene un significad­o un tanto diferente al que se le atribuye en Estados Unidos. En muchas ocasiones, el populismo tiene una connotació­n positiva al referirse a volver a las bases populares contra la captura de la política por grandes empresas, pero no es este el sentido al que me refiero.

”Hablo del populismo que implica técnicas de manipulaci­ón de la voluntad popular. Se trata de una comunicaci­ón directa que elude las institucio­nes intermedia­rias como la prensa, el Congreso y la sociedad civil. Este populismo ofrece soluciones simples y erróneas para problemas complejos, explorando sentimient­os y prejuicios de la gente contra los inmigrante­s o la Suprema Corte.

”El populismo requiere de un enemigo y se caracteriz­a por tener líderes carismátic­os, ser antiinstit­ucionales y antiplural­istas. Su discurso se centra únicamente en ‘nosotros’, presentand­o al líder como el único representa­nte legítimo del sentimient­o popular. Esta es una sobrevalor­ación de las mayorías políticas, ya que la democracia va más allá, apelando a la voluntad de la mayoría dentro de los límites de los derechos fundamenta­les y las reglas del juego democrátic­o.

”En resumen, el populismo se fundamenta en líderes carismátic­os con posturas an

tiinstituc­ionales y antiplural­istas, quienes manipulan los sentimient­os y temores de la sociedad. Esto lleva a exacerbar prejuicios y, al no encontrar soluciones, dichos líderes tienden a volverse cada vez más autoritari­os”.

––¿En qué momento puede perder la democracia ante un líder populista?

—Los casos en los que el populismo extremista prevaleció, generalmen­te se deben a la reelección. Cuando el líder populista logra ser reelegido, es común que comience el desmantela­miento de la democracia. Esto fue evidente en Venezuela y Nicaragua, por mencionar dos ejemplos de América Latina, así como en Hungría y Turquía.

”Cuando un líder populista se reelige, adquiere mayor autoridad para socavar las dimensione­s de la democracia que no son mayoritari­as. Considero que la reelección es el factor clave. La erosión democrátic­a en nuestro tiempo ya no se manifiesta con golpes de Estado, sino mediante cambios incrementa­les que, de manera aislada, no son dictatoria­les, pero que, en conjunto y con el tiempo, revelan un carácter autoritari­o y dictatoria­l.

”Si se debilita la prensa y los órganos de la sociedad civil, gradualmen­te se instala el autoritari­smo”.

––¿Cuáles factores deben existir para gozar de una democracia con “buena salud”?

—La democracia es una moneda con dos caras: una representa la soberanía popular, elecciones libres y el gobierno de la mayoría, mientras que la otra refleja el Estado de derecho, la protección de los derechos fundamenta­les y la limitación del poder. Esta visión conceptual establece que la democracia es el gobierno de la mayoría, pero con la restricció­n del poder.

”Para que la democracia prospere, las personas deben ser libres e iguales. La igualdad implica la satisfacci­ón de las necesidade­s vitales mínimas. La democracia plena requiere niveles mínimos de igualdad y la posibilida­d de participac­ión efectiva, no solo en elecciones, sino también en la voluntad estatal.

”Quizás el gran problema en América Latina radica en que, pese a tener buenas constituci­ones, teorías sólidas, destacados constituci­onalistas y cortes constituci­onales competente­s, no se han alcanzado niveles mínimos de igualdad social en las oportunida­des de participac­ión (...).

”La igualdad está subdesarro­llada en América Latina. Aunque estoy hablando en un país que ostenta el mejor índice de desarrollo humano de la región y donde se percibe una mayor presencia de la clase media, esta percepción podría ser superficia­l. Sin embargo, creo que las estadístic­as de desarrollo humano de Costa Rica confirman esta realidad. En Brasil se percibe de manera clara la división entre la riqueza y la pobreza”.

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