Esperanza de un cambio motivó a los ciudadanos a cumplir deber en las urnas
› Reconocieron su desencanto por ‘los mismos de siempre’ y ‘política tradicional’
En la mañana de las elecciones municipales, Vera Violeta Benavides, vecina de Desamparados, caminó hasta su junta receptora de votos en la Escuela Las Gravilias con determinación.
Su objetivo era claro: votar por un cambio en su comunidad, respaldando al partido cantonal Esperanza Desamparadeña.
Con 60 años, Benavides no solo votó, sino que también convenció a vecinos y amigos de otros cantones para que apoyaran e impulsaran el cambio en sus comunidades.
Ella defendió la fiesta ciudadana con sus propios argumentos: si las cosas están mal, hay que salir a votar por un nuevo gobierno local que administre los recursos de manera eficiente y sin la influencia de la política tradicional.
Desamparados, un enorme territorio de 118 kilómetros cuadrados, es el segundo cantón del país con más desastres registrados en los últimos 50 años.
Según cifras de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, entre 1970 y el 2020, el territorio enfrentó 954 eventos catastróficos documentados; entre ellos, inundaciones y deslizamientos.
Esa es una realidad desafiante para cualquiera de los 12 candidatos que aspiraron por la silla de la alcaldía.
A pocos kilómetros de distancia, en la Escuela República de Chile, en barrio Luján, Manuel Mora, de 70 años, reflexionaba al filo del mediodía sobre la apatía electoral que observaba entre los ciudadanos, especialmente entre las nuevas generaciones.
“El votar es escoger, es vivir la democracia donde se puede votar. Hubo muy poca campaña”, comentó Mora.
Motivado por el programa de campaña de un partido local y desencantado con la política tradicional representada por el Partido Liberación Nacional, según afirmó, Manuel depositó su voto con la convicción de un cambio.
“Pasan los años y siempre son los mismos; entonces, ocurrirá lo mismo, que prometen y no cumplen”, señaló el hombre, resaltando su deseo de una evolución en la dinámica política del cantón.
En tanto, María Azofeifa, impulsada por su compromiso con la democracia, votó en el Liceo Luis Dobles Segreda, en La Sabana, San José.
“Vine a votar porque me parece que es una gran responsabilidad y obligación de todos”, expresó con firmeza. “Después nos estamos quejando de que nada funciona, pero nadie sale a votar”, reprochó.
Expectativa. Antes del mediodía de ayer, la poca participación era evidente en algunos cantones como Tibás, San José y Desamparados.
En la Escuela República de Chile, por ejemplo, a esa hora las urnas solo habían convocado al 10% del padrón electoral, precisó Mario Grant, fiscal del partido cantonal Vamos.
Aun así, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) mantenía la fe de un aumento en la afluencia ciudadana. Héctor Fernández, magistrado suplente y director general del Registro Electoral y Financiamiento de Partidos Políticos, destacó el crecimiento constante en la participación ciudadana desde el 2002.
En las elecciones del 2020, la afluencia había alcanzado el 36,3%, una señal alentadora de que la democracia seguía en evolución, según comentó, en contraste con las del 2002, las primeras municipales, cuando participó solo el 22,8%. Para este proceso, 3,5 millones de personas estaban convocadas.
En contraste con el frío ambiente ya mencionado, en la Escuela Santa Mónica de Calle Blancos, en Goicoechea, se observó una notable participación electoral a eso del mediodía, especialmente por parte de adultos y adultos mayores.
En ese centro de votación, donde sufragó el presidente Rodrigo Chaves poco después de las 12 mediodía, se habilitaron 19 juntas receptoras.
Detrás del mandatario votaron Roberto Loaiza y Víctor Ledezma, quienes expresaron su confianza de tener un nuevo síndico en el distrito para impulsar el retorno de un Ebáis y mejorar la seguridad ciudadana.
Este último aspecto lo recalcó Ledezma, pues, según sus palabras, el narcotráfico ha penetrado las comunidades.
En uno de los pasillos de esa escuela, María Esther Gutiérrez comentó que siempre ha votado en las municipales. Según expresó, acudió muy motivada a las urnas, procurando un cambio para que no queden los “mismos de siempre” y para tratar de frenar la corrupción.
“Gracias a Dios que aprobaron la ley que limitó la reelección de alcaldes”, celebró Gutiérrez, quien aprovechó para quejarse de los huecos en las calles de su cantón.