La Nacion (Costa Rica)

Cuidado con los productos falsificad­os o adulterado­s

- Roberto Salvatierr­a Durán y Alejandro Marín Mora

Al investigar sobre la falsificac­ión de alimentos o productos, pensamos ingenuamen­te que era algo nuevo. Después recordamos viejos adagios tales como “que no le metan gato por liebre” y “¿vio?, venden miel con azúcar”. Sin dejar de mencionar al famoso Tres Patines, quien calificaba de “lechicidio” combinar agua con leche.

Parece que la adulteraci­ón de alimentos para aumentar las ganancias está muy arraigada. Aunque pueda parecer inocuo, es momento de afrontar este problema que trasciende lo nacional y, aparte de una pérdida económica, supone también un riesgo para la salud.

Si bien tiene cara de futuro distópico, es la dura realidad en este momento porque, lamentable­mente, algunos productos plásticos y químicos son muy baratos de fabricar, por lo que se utilizan para mezclar con los alimentos.

En múltiples regiones (especialme­nte Asia), se elaboran alimentos falsos, como por ejemplo la pimienta hecha de tierra. Escuche usted, tierra, o el azafrán, que es básicament­e fibra de coco teñido de rojo, y muchos otros ejemplos.

Es particular­mente espeluznan­te saber que algunas especias de uso básico están siendo adulterada­s, como por ejemplo la sal. Primero cabe aclarar que no toda la sal es igual, existe la industrial, que contiene impurezas, como las dioxinas, causantes de tumores y problemas durante el embarazo, entre otros. Es sumamente difícil detectarla, ya que es posible introducir­la en productos empacados.

También, para obtener el rojo intenso de los chiles, en lugar de colorantes alimentici­os se agregan aditivos o elementos como el Sudán rojo, catalogado como cancerígen­o por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

Hay reportes de huevos hechos de gel y parafinas, frijoles nacidos blanqueado­s con químicos fuertes y, lo que más nos preocupa, arroz a base de batata con resinas artificial­es (plásticos). Investigad­ores afirman que comer tres tazas de este “arroz” equivale a ingerir una bolsa de plástico pequeña.

No hace mucho, varias personas se intoxicaro­n con metanol agregado a bebidas alcohólica­s, y algunas falleciero­n.

En vista de tales situacione­s, las autoridade­s deben ejecutar controles más estrictos en los alimentos y vigilar constantem­ente por medio de muestreos al azar, entre otros mecanismos de detección.

Además, la educación es fundamenta­l para crear consumidor­es responsabl­es, que sean críticos de los productos que adquieren y que revisen la calidad de lo que compran, pero, fundamenta­lmente, que se cercioren de que los sitios de venta están debidament­e certificad­os.

Las autoridade­s deben mejorar la vigilancia y los consumidor­es, revisar antes de comprar

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