En el ‘zacate VIP’, el espectáculo de Luis Miguel también se disfrutó
Decenas de personas llegaron hasta las afueras del estadio nacional con mantas, comida, bebidas y muy buena actitud
“Muchacha, muchacha, ¿usted no sabe si hay una boletería dónde pueda conseguir entradas?”, me pregunta una joven minutos antes de que Luis Miguel saliera a escena, en el Estadio Nacional.
Junto a ella, había un muchacho quien la acompañaba. Ambos estaban sentados en una manta de tela al lado sur del recinto deportivo josefino.
Ellos no consiguieron boletos para ver a El Sol y tuvieron que presenciar el show desde la amplia zona verde del parque La Sabana. Su único consuelo era que, desde el lugar en el que se sentaron, podían ver a lo lejos una de las pantallas de la tarima.
Sin embargo, los jóvenes no estaban solos, pues en realidad decenas de personas ya aguardaban el inicio del espectáculo en el mismo lugar. De hecho, en esta zona del parque es habitual que los fans que no consiguen entradas disfruten los shows que se realizan en el estadio.
“Aquí yo me he tirado varios conciertos”, dice una joven quien, según su testimonio, ya tiene experiencia en estas lides. Mientras tanto, busca un lugar para ella y su amiga.
Poco a poco el lugar se comenzó a llenar y, por ende, la visibilidad de la pantalla era más complicada. Precisamente por eso, Sheyla Vargas, su hermana Alexandra y su esposo Alejandro Castro, llegaron desde las 4 p. m. a agarrar espacio VIP.
Bien preparados. La familia, vecina de barrio Córdoba y San Sebastián, en San José, llegó preparada con sillas, hielera con bebidas y comida, pues no era una noche cualquiera, era su cita con Luis Miguel.
En su caso, la familia josefina optó por no gastar dinero en boletos debido a que el año anterior disfrutaron del show del cantante en México. Aun así, bailaron y cantaron durante toda la velada.
“Somos demasiado fans de toda la vida y lo fuimos a ver hace poco. Aquí lo habíamos visto en el 2019, pero como ya lo habíamos ido a ver, decidimos venir pero afuera. Igual aquí vemos un poquito”, dijeron los fanáticos.
La pasaron bien. Si hay una palabra que define lo que se vive en el concierto “de afuera”, esa es pícnic.
Allí la gente no tiene butaca numerada ni mucho menos una visibilidad privilegiada; sin embargo, todos los asistentes pueden sentarse donde quieran, llevar comida y escuchar a la perfección el concierto.
Además, la Fuerza Pública y la Policía Montada estuvieron presentes a lo largo de la noche, vigilando que el orden se mantuviera.
Cuando el show comenzó, minutos antes de las 8 p. m., la emoción se vivió igual que adentro del Estadio. Hubo aplausos y gritos; la gente bailaba y coreaba cada una de las canciones con la pasión de los más fanáticos.
Era una euforia en medio de vendedores ambulantes y el olor de un puesto de carne asada, que prometía devolver el dinero a quien no le gustara el gallito. Todo eso, con la voz Luis Miguel matizando el ambiente.
Y así continuó el show en la zona VIP de zacate. Allí, muchos imaginaban estar al frente del artista, aunque lo más que veían era árboles y edificios en medio de la noche, pues el área verde con vista hacia la pantalla ya estaba copada.
Para ese momento de la jornada, ya había niños, jóvenes y adultos escuchando el espectáculo.
En medio de una pausa del cantante, donde el silencio gobernaba, se escuchó un grito: “¿Dónde están los que no pagaron?”.
Unos gritaron, otros aplaudieron y otros, simplemente, se rieron. Pero sí, ahí estaban.
Lo cierto es que quienes se quedaron sin boleto disfrutaron la velada… a su manera, pero disfrutaron.