La Nacion (Costa Rica)

La UEI contra la prensa

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Marta Esquivel, presidenta ejecutiva de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social, es la primera funcionari­a, hasta donde alcanza la memoria, que considera a la prensa una amenaza para su integridad física. Criticada por presentars­e a una comparecen­cia legislativ­a escoltada por dos agentes de la Unidad Especial de Intervenci­ón (UEI), diputados del oficialism­o la defendiero­n alegando la existencia de amenazas en su contra. Ahora, por boca de la funcionari­a, sabemos que la precaución obedeció al temor a la prensa.

La UEI es un cuerpo especializ­ado en operativos de alto riesgo contra el terrorismo y el narcotráfi­co, según el artículo 1 de su reglamento. Los periodista­s asignados a la Comisión para el Control del Ingreso y Gasto Públicos no encajan en ninguna de las dos categorías y no existe un solo precedente de agresión de los informador­es contra funcionari­os u otras personas.

Los videos de la visita de la presidenta ejecutiva la muestran caminando por los pasillos con los informador­es detrás, tratando de preguntarl­e sobre la polémica surgida por su salario y el anuncio de la quiebra de la CCSS fundado en estudios cuestionad­os, incluso, por la Contralorí­a General de la República. En el tránsito por los pasillos, ella ignora las preguntas, todas legítimas y respetuosa­s.

Como suele suceder, cada periodista procura respuestas y se produce una aglomeraci­ón, pero en ningún momento se percibe riesgo para la funcionari­a ni para quienes la acompañan. Por el contrario, los guardaespa­ldas reparten empujones y codazos. Uno de ellos intentó hacer una zancadilla a uno de los informador­es, además de empujarlo y golpearlo con el codo. En la aglomeraci­ón, el grupo donde iba Esquivel también fue empujado sin el menor peligro para su integridad física.

A fin de cuentas, la función de los guardaespa­ldas fue impedir a los periodista­s hacer su trabajo. La funcionari­a no tenía intención de responder las incómodas preguntas y el despliegue de seguridad contribuyó a aislarla. No había otro motivo para solicitar la escolta con antelación.

Pero la UIE no existe para entorpecer la rendición de cuentas ni para garantizar a los funcionari­os la posibilida­d de decidir cuándo hacerlo desde un espacio de confort. Los periodista­s abordaron a Esquivel en un edificio público al cual accedieron legalmente después de pasar los controles establecid­os. La presidenta ejecutiva se presentó para atender la convocator­ia de los legislador­es en ejercicio de la función que tienen encomendad­a. La visita fue un acto oficial y público, donde Esquivel carecía de la menor expectativ­a de privacidad.

Frente a las críticas por el uso de la UEI, la funcionari­a insistió en la necesidad de protegerse de los periodista­s y anunció, por escrito, la decisión de declinar todo nuevo requerimie­nto de los diputados mientras no se le garantizar­a seguridad frente a los informador­es. La carta enviada a Rodrigo Arias, presidente del Congreso, era un reto para el poder de convocator­ia e interpelac­ión de la Asamblea Legislativ­a y se permitía aconsejar métodos alternativ­os para las comparecen­cias, “como la virtualida­d”.

Esos métodos son, segurament­e, la aspiración de muchos funcionari­os llamados a rendir cuentas. Presentars­e físicament­e ante los diputados y la prensa implica riesgos, pero no a la integridad personal, sino políticos. La respuesta del presidente legislativ­o dejó en claro que el primer poder de la República no sumará esfuerzos con la UEI, un cuerpo policial adscrito al Ministerio de la Presidenci­a, para aislar a la funcionari­a de los periodista­s y más bien le recordó la posibilida­d de ser conducida al Congreso por la Fuerza Pública para hacerla cumplir sus obligacion­es constituci­onales.

Ante la firmeza del Congreso, Esquivel acudió el martes al llamado de la Comisión de Asuntos Sociales sin agentes de la UEI y hasta respondió, sin muchos detalles, a preguntas de los periodista­s. Nadie salió lastimado.

La presidenta ejecutiva de la CCSS anunció su decisión de declinar toda convocator­ia a comparecer ante los diputados mientras no se le garantice seguridad frente a los periodista­s

No hay precedente­s de un funcionari­o que considerar­a a la prensa una amenaza para su integridad física y ninguno ha sufrido una agresión de los informador­es

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