Uso correcto del Ozempic elimina posible efecto rebote al perder peso
› Ganar kilos antes perdidos se suma a otros perjuicios si dispositivo se usa mal
En cuestión de dos años, el Ozempic, un fármaco diseñado para combatir la diabetes, se convirtió en uno de los más populares para bajar de peso.
Se le bautizó “el método Hollywood”, dada la promoción que le hicieron famosos como Oprah Winfrey o Kim Kardashian, lo cual incentivó que lo usaran incluso quienes no tenían sobrepeso, pero buscaban soluciones rápidas para bajar unos kilos.
Publicaciones científicas dieron fe de que podía ayudar a bajar de peso en quienes no tenían diabetes. De hecho, la semaglutida, principio activo de este medicamento, y otros compuestos con las mismas características, fueron declarados el hito científico del 2023 por la revista Science.
El éxito motivó a la empresa farmacéutica Novo Nordisk, creadora del Ozempic, a desarrollar Wegovy, un fármaco con una dosis más alta de semaglutida que está directamente indicado para pérdida de peso en personas con obesidad mayores de 12 años. En abril pasado, se aprobó su uso en Europa y Estados Unidos.
En Costa Rica, la receta médica no es obligatoria para comprar estos productos, aunque sí recomendable.
Uso en el tiempo. Ni Ozempic ni Wegovy ni otros productos similares se usan a largo plazo. Por un lado, porque su precio es alto para gran parte de la población (unos ¢100.000 por dispositivo, que tiene diferentes dosificaciones según cada usuario); por otro, porque la persona en determinado momento llega a su meta.
¿Qué pasa cuando se deja de usar? Entre las consecuencias está el llamado “efecto rebote”; es decir, cuando se recupera el peso perdido, y en algunos casos, hasta más. De acuerdo con la nutricionista Melania Cevo y con el endocrinólogo José Guillermo Jiménez, hay varios factores que intervienen para que ocurra.
“Con un análisis completo (ciertas personas) podrían tener resultados maravillosos y salvar su vida, sin ningún tipo de rebote. Es un supermedicamento, pero bien usado”, señaló Cevo.
Para Jiménez, bien usado es una muy buena opción para quienes lo necesiten y puede ser un antes y un después en su salud. Para quienes no, el efecto rebote podría ser el menor de los efectos no deseados, porque el uso sin control está relacionado con problemas gástricos o musculares y podría aumentar el riesgo de cáncer de tiroides.
Entenderlo. Para comprender por qué se da el efecto rebote, es mejor entender primero el mecanismo de funcionamiento de este producto y otros similares.
El origen de este fármaco, y los parecidos, es combatir la diabetes ya que estimula la liberación de insulina, la hormona clave para regular los niveles de glucosa en la sangre.
“Afecta mucho, y de forma significativa, el apetito. Hay náuseas, hace más lento el vaciamiento gástrico y entonces (quienes lo usan) tienden a comer menos”, dijo Cevo.
El problema, precisó la nutricionista, es que cuando se reduce mucho la ingesta calórica y va por debajo de los requerimientos del cuerpo, este encuentra formas de supervivencia y “se pone en modo ahorro”. Y la forma más efectiva para hacerlo es reducir la masa muscular, porque es de los tejidos que más energía quema.
Además, la mayoría del peso que se pierde es de músculo y de agua, no de grasa, y esto puede ser peligroso.
Jiménez dijo que se llega a una condición llamada sarcopenia, cuando la pérdida de masa muscular ya es mayor. “Necesitamos el músculo para controlar mejor la glucosa, para prevenir la osteoporosis, entre otras cosas”, dijo.
Sustento científico. El efecto rebote fue reportado en un estudio publicado en abril del 2022 en la revista Diabetes, Obesity and Metabolism. La investigación tomó en cuenta a 1.961 individuos con sobrepeso u obesidad.
Durante 68 semanas (año y un mes, aproximadamente) ellos recibieron semaglutida o un placebo e hicieron cambios en su estilo de vida. Al terminar la semana 68 se descontinuó el tratamiento y se le dejó de dar vigilancia al estilo de vida.
Quienes se inyectaron semaglutida perdieron el 17,3% de su peso, contra un 2% de quienes se inyectaron placebo. Pero luego de dejar el tratamiento, al llegar a la semana 120, quienes estuvieron en el grupo de semaglutida habían recuperado 11,6 puntos porcentuales de su peso perdido, mientras que los del grupo placebo subieron 1,9 puntos.
De forma neta, quienes se inyectaron el fármaco perdieron un 5,6% del peso al terminar el estudio. Los beneficios cardioprotectores bajaron a los niveles previos al tratamiento.
Para Jiménez, el efecto rebote se da con varios métodos para bajar de peso cuando no se han desarrollado estilos de vida saludables como una alimentación adecuada y ejercicio.
Cuando alguien utiliza Ozempic, Wegovy o similares para bajar de peso entra en una dieta hipocalórica, explicó la nutricionista. El medicamento puede actuar como anorexígeno. Si no hay un acompañamiento nutricional que les diga que deben comer aun sin hambre, vendrá el rebote cuando dejen de inyectarse el producto.
Por eso es vital el acompañamiento médico y nutricional, para enseñar cómo se debe comer, y el ejercicio complementario.
Uso irresponsable. Los dos especialistas señalan que el problema principal radica en que hay médicos que recetan esta droga a personas sin sobrepeso que quieren bajar tres o cuatro kilos para que les quede un vestido para una actividad.
Cevo se refirió a médicos que se prestan para recetarlo; Jiménez señaló que hay servicios de estética que compran este fármaco y le dan una dosis cada cierto tiempo a sus clientes como parte del proceso de masajes, sin recomendación o guía médica o nutricional. En estos lugares, un mismo dispositivo puede ser utilizado en varios clientes.
“Sí, le cambian la aguja, pero un dispositivo no debe ser compartido”, dijo.
Sin embargo, esto también se da porque hay personas que buscan soluciones rápidas sin esfuerzos y el Ozempic puede ser visto como una tabla de salvación, pero el rebote puede ser mayor.
“HAY CASOS DE PERSONAS CON PROBLEMAS DE METABOLISMO Y OBESIDAD PARA QUIENES EL OZEMPIC ES SUMAMENTE ÚTIL, PERO DEBE VALORARLAS UN MÉDICO”. Melania Cevo Nutricionista