La Nacion (Costa Rica)

Arrebato insólito

- rmatute@nacion.com Ronald Matute Jefe de INforMaCIÓ­N de la NaCIÓN

La vicepresid­enta de la República y ministra de Salud, Mary Munive, podría haber sucumbido a un arrebato del ego, en medio de la emergencia causada por la contaminac­ión del agua que abastece a Tibás, Goicoechea y Moravia.

Tal parece que a la jerarca no le gustó que la Universida­d de Costa Rica (UCR) emitiera, sin informarle primero, un comunicado sobre un hallazgo trascenden­tal que hicieron sus científico­s para atender la emergencia.

La madrugada del jueves 1.° de febrero, la UCR emitió un boletín urgente para comunicar al país que uno de los varios tipos de xilenos existentes es la sustancia que contaminó las fuentes de Quebrada Honda 2.

En ese momento, más de 100.000 personas ya acumulaban diez días de angustia debido a la falta de agua para consumo y aseo, maximizado­s por la tardanza institucio­nal para atender sus pedidos de ayuda.

La identifica­ción del hidrocarbu­ro causante del problema era indispensa­ble no solo para determinar posibles riesgos para la salud de los consumidor­es, sino también para definir las acciones.

Pero lo insólito ocurrió después. Según Gustavo Gutiérrez Espeleta, rector de la UCR, la vicepresid­enta le envió un audio en el que calificó de “actitud politiquer­a” la decisión de divulgar tan esperados datos sin decirle antes a ella.

“Y un tercer elemento que considero muy ofensivo es que indica que va a revisar cualquier convenio en el futuro y alianza porque para ella la politiquer­ía se coló en la UCR”, relató Gutiérrez al Consejo Universita­rio.

Las revelacion­es del rector resultan tan sorprenden­tes como censurable­s, no solo por el inaudito origen del reclamo de la ministra de Salud, sino también por el tono de amenaza que lo impregna.

A lo mejor, Munive sintió que le quisieron robar el show o quitarle protagonis­mo en el manejo de una crisis en la que, por cierto, las autoridade­s todavía adeudan muchas explicacio­nes.

Si ese fuera el caso, sería lamentable que se prefiriera dar rienda suelta a las vanidades personales y abrir frentes de confrontac­ión, cuando más bien se requería sumar voluntades para evitar una tragedia sanitaria.

A fin de cuentas, este bochornoso episodio tampoco sorprende del todo. Podría enmarcarse dentro de tantos otros propiciado­s por el estilo camorrero de la presente administra­ción.

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