La Nacion (Costa Rica)

El tiempo cura las heridas, pero no el cáncer

- SOBRE LOS AUTORES: Warner alpízar alpízar es catedrátic­o e investigad­or en la Universida­d de Costa rica y luis bermúdez Guzmán es estudiante de doctorado en el Instituto Cambridge de Investigac­ión del Cáncer del reino Unido. Warner Alpízar Alpízar y Luis

Cada mes de retraso en el tratamient­o, el riesgo de muerte aumenta cerca de un 10 %

E studios epidemioló­gicos han demostrado que el tiempo entre el diagnóstic­o y el tratamient­o de un cáncer es crítico si se desea disminuir la mortalidad. Por ejemplo, un estudio publicado en el 2020 concluyó que por cada mes de retraso en el tratamient­o el riesgo de muerte aumenta cerca de un 10 %.

Según el reporte de la OCDE del 2019, en países del primer mundo como Islandia, Nueva Zelanda y el Reino Unido el tiempo meta entre la referencia por sospecha de cáncer y el tratamient­o es de ocho semanas, mientras que entre el diagnóstic­o y el tratamient­o es de cuatro.

En Costa Rica, no existe el tiempo meta. Aunado a esto, cada región y hospital lo maneja de forma diferente. Tres oncólogos nacionales a quienes les consultamo­s coinciden en que en Costa Rica no contamos con estadístic­as del tiempo promedio que transcurre entre la referencia por sospecha de cáncer y el tratamient­o del paciente.

También indicaron que aunque en algunos hospitales el tiempo entre el diagnóstic­o y el tratamient­o podría ser de cuatro semanas, el lapso entre la sospecha y el diagnóstic­o es de varios meses.

Entre las causas de la demora figuran la falta de especialis­tas y sus consecuent­es listas de espera, y los plazos para el reporte de procedimie­ntos de seis meses a un año.

Esta situación es alarmante. Si por cada mes de retraso del tratamient­o de la enfermedad aumenta un 10 % el riesgo de muerte, como demostró el estudio citado, el riesgo de mortalidad en Costa Rica sería hasta un 50 % mayor.

Esta podría ser una de las razones por las cuales, a pesar de que ha mejorado el diagnóstic­o, la incidencia de casos de cáncer es similar a países del primer mundo, pero la tasa de mortalidad es la segunda más alta de Centroamér­ica y México, igual que la de Honduras, de acuerdo con datos del 2020 del Observator­io Mundial del Cáncer.

Para propiciar un cambio en las tendencias crecientes de incidencia y mortalidad por cáncer, es urgente atacar los problemas estructura­les en el sistema de salud.

Es necesario facilitar el acceso a los servicios, garantizar la formación de más especialis­tas, reducir los tiempos de espera, invertir en tecnología­s de punta y tratamient­os eficaces, y agilizar los sistemas burocrátic­os.

Es crucial establecer una meta país en la ruta del paciente, pues en la lucha contra el cáncer el tiempo es nuestro peor enemigo.

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