La Nacion (Costa Rica)

Ancestral técnica resguarda cultivos en los Andes ante cambio climático

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ACORA. AFP. Desde el cielo parecen enormes geoglifos en forma de círculo, pero en realidad son la huella de una técnica prehispáni­ca que los campesinos rescataron para enfrentar la crisis climática en mesetas altoandina­s de Puno, en la frontera de Perú y Bolivia.

Se trata de los Waru Waru -voz quechua que significa camellón-, un invento del pasado para proteger las siembras de papa y quinua. Por décadas se fantaseó con la idea de que eran geoglifos hechos por extraterre­stres, recuerdan los pobladores.

“Es un sistema agrícola para poder enfrentar el cambio climático, que ha variado las estaciones del año. Es muy beneficios­o en épocas de sequía y helada”, señaló a esta agencia el campesino, César Cutipa, de 42 años.

En las pampas inundables de Acora, una localidad a 3.812 metros de altitud, vecina al lago Titicaca, las comunidade­s implementa­ron seis Waru Waru.

Esta suerte de camas de tierra rodeadas de agua alcanza hasta 100 metros de largo, por entre 4 y 10 de ancho y uno de altura.

Cutipa es parte de la comunidad aymara de Acora, donde se cultiva con esta milenaria técnica agrícola.

Para construir los Waru Waru, los campesinos abren surcos en las zonas inundables hasta formar una plataforma rectangula­r, donde se realiza la siembra.

El agua alrededor crea un microclima que mitiga el efecto desfavorab­le de las heladas, permitiend­o el desarrollo de los cultivos.

En los canales, el agua absorbe el calor del sol durante el día y lo irradia de nuevo por la noche. En el 2023, la temperatur­a por las heladas alcanzó los -20 grados en Puno.

“La habilidad de los pobladores prehispáni­cos logró desarrolla­r esta tecnología que aprovecha al máximo la capacidad hídrica de la región y los tiempos de inundación como las lluvias”, detalló el arqueólogo Velko Marusic, del Ministerio de Cultura en Puno.

Según Marusic, los suelos del altiplano son pobres, secos y marginales para la actividad agrícola, pero con esa técnica los agricultor­es siembran papas nativas, quinua y cañihua, considerad­os entre los super alimentos de la dieta.

Los beneficios son evidentes en estos tiempos de calentamie­nto global y variacione­s inesperada­s del clima, según investigad­ores.

“Los Waru Waru en épocas de lluvias no se pueden inundar porque tienen un sistema de drenaje inteligent­e, que llega al río. Tienen muchas ventajas, son una tradición y una costumbre”, indicó el ingeniero agrónomo Gastón Quispe.

“Esta técnica ayuda a combatir heladas, a fertilizar suelos, generar microclima­s y fauna”, destacó Marusic.

Sus orígenes se remontan a 2.000 años de antigüedad en la región aymara, pero el imperio inca (siglo XV) los dejó de lado.

Los Waru Waru se comenzaron a reconstrui­r a partir de la década de 1990.

“Es una actividad agrícola que se desarrolló por más de dos milenios en nuestro país y por la ocupación inca esto se abandonó porque se hizo inviable”, dijo el experto, quien señaló que cuando los conquistad­ores españoles llegaron en el siglo XVI no hallaron evidencia de su existencia.

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AFP Con plataforma­s rectangula­res rodeadas de agua, los agricultor­es generan microclima­s que promueven la fertilidad del suelo.

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