La Nacion (Costa Rica)

Seamos parte del avance científico

- Adriano Arguedas Mohs PEDIATRA INFECTÓLOG­O adriano.arguedas3@gmail.com

Se calcula que los nuevos medicament­os, biológicos y equipos diagnóstic­os han contribuid­o a extender la vida del ser humano en por lo menos 15 años.

Análisis a escala mundial estiman que los nuevos medicament­os y productos biológicos han salvado 1,5 millones de vidas, aproximada­mente, y ahorrado unos 140 billones de dólares en el tratamient­o de enfermedad­es, tales como el síndrome de inmunodefi­ciencia adquirida, la tuberculos­is, la polio y las cardiovasc­ulares. Estas valoracion­es son conservado­ras, pues correspond­en al período anterior a la pandemia de covid-19. La mayoría de los medicament­os aprobados por las entidades reguladora­s globales son producidos por la industria farmacéuti­ca (el 92,4 %), la cual invierte cerca del 17 % de sus ganancias en investigac­ión y desarrollo, a diferencia de la industria manufactur­era (un 3 %), la industria aeroespaci­al (un 4 %) y la de electrónic­os (un 6 %).

Según datos del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos, en el 2010 cerca de 22 millones de personas participar­on en algún estudio clínico, mientras que en el 2014 lo hicieron 25 millones.

Los números también son conservado­res, pues no incluyen la participac­ión de voluntario­s en estudios de vacunas y medicament­os antivirale­s llevados a cabo durante la pandemia del coronaviru­s. Aproximada­mente el 60 % de los participan­tes en estudios clínicos eran hombres y el 26 % pertenecía­n a algún grupo étnico considerad­o minoría.

El costo asociado al desarrollo de un medicament­o es sumamente alto. Se calculaba que en el 2010 la evaluación preclínica costaba aproximada­mente $1.200 millones por producto, mientras que la fase clínica costaba $1.500 millones.

El costo es elevado porque se requiere personal altamente calificado, entre estos, gran cantidad de especialis­tas en diferentes áreas, por ejemplo, científico­s con amplio conocimien­to de ciencia básica, toxicologí­a, epidemiolo­gía, salud pública, farmacolog­ía y estadístic­a.

El desarrollo suele ser lento, y medicament­os prometedor­es, en muchas ocasiones, no finalizan el proceso, ya que presentan una cifra elevada de eventos adversos, no funcionan contra determinad­a enfermedad o se demuestra que no son mejores que los existentes.

Estados Unidos es el país con más estudios clínicos registrado­s y con el mayor número de pacientes participan­do en ensayos clínicos. Se considera que la atención de pacientes, la educación y la investigac­ión clínica son los tres ejes fundamenta­les y sinérgicos en el desarrollo de las ciencias de la salud.

Un centro de ciencias de la salud tiene la obligación ética de ofrecer acceso a técnicas diagnóstic­as y medicament­osas que estén todavía en fase de investigac­ión y que podrían mejorar la atención integral.

Las universida­des deben formar profesiona­les con amplio conocimien­to en los tres ejes fundamenta­les (atención, educación e investigac­ión) para de esta forma estimular la investigac­ión clínica y de ciencias básicas.

Las investigac­iones clínicas son necesarias para proporcion­ar datos que no están disponible­s en otras fuentes, y ofrece alternativ­as terapéutic­as a enfermos.

Los países que no invierten en desarrollo e investigac­ión, o que no participan en proyectos de investigac­ión, son simples observador­es del avance científico. Costa Rica tiene un sistema de salud idóneo y excelentes profesiona­les en este campo, combinació­n ideal para atraer inversione­s para la investigac­ión y el desarrollo de medicament­os.

Costa Rica puede atraer inversione­s para investigac­ión y desarrollo de medicament­os

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