Detenidos dos presuntos sicarios tras balear casa
Dos hombres de 18 años fueron detenidos, la tarde este martes, luego de que dispararan en varias ocasiones contra una vivienda de Finca San Juan, en Pavas, San José.
Los presuntos sicarios, identificados con los apellidos Solano y Granados, formaron parte de un ataque que, al parecer, iba dirigido contra una banda contraria dedicada al tráfico de drogas.
Un operativo hecho por oficiales de la Fuerza Pública, el Grupo de Apoyo Operacional (GAO) y el Plan de Operaciones Normales (PON) provocó que los sujetos intentaran huir. Ambos abandonaron la motocicleta en la que se desplazaban para tratar de fugarse a pie.
Empero, las autoridades hallaron a los implicados en una pulpería cercana y confiscaron tanto su vehículo como dos armas de fuego con sus respectivos cargadores.
La escena del ataque quedó en custodia de la Fuerza Pública y se coordinó con las autoridades judiciales correspondientes para avanzar en las indagaciones del caso.
Vidas cortas. En una entrevista con La Nación, en la cual habló del tema del sicariato en el país, Randall Zúñiga, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), explicó que los sicarios son hombres muy jóvenes y que muchos se han criado en comunidades deprimidas. Añadió que tienen una baja escolaridad y enfrentan una vida extremadamente corta debido a lo que hacen.
Una serie de investigaciones realizadas por la Policía Judicial permiten ver que los sicarios sobreviven muy pocos meses en su campo; en el mejor de los casos, son detenidos después de cometer alguno de los crímenes, pero con frecuencia mueren abatidos por ataques de grupos rivales o, incluso, de la misma organización a la que pertenecen.
“Duran a lo sumo dos años. Nosotros tomamos todos los homicidios y los revisamos y el patrón que vemos es ‘viene Juanito, aparece como homicida en un caso, luego aparece como gatillero en otro caso, un tercer caso, y al cuarto lo mataron; ya no está más Juanito’”, explicó Zúñiga.
El jefe policial añadió que es muy fácil reclutar a estos jóvenes, a quienes las bandas les ofrecen dinero, celulares caros, ropa e incluso vehículos. Se trata de una oferta tentadora en poblaciones con poco acceso a empleo y a educación.