La Nacion (Costa Rica)

Floriculto­res se mueven entre baja exportació­n y la fe en San Valentín

› Las exportacio­nes de flores y capullos disminuyer­on un 11% en el 2023, según Procomer

- Gustavo Ortega gustavo.ortega@nacion.com

Alberto Cedeño se dedica a la producción de flores en Llano Grande de Cartago y con entusiasmo espera una de las mejores fechas en las ventas del año: San Valentín.

A unos 90 kilómetros, María Andrea Solís exporta flores tropicales desde Zarcero y la preocupaci­ón la acompaña, ya que asegura que la apreciació­n del tipo de cambio provocó una caída en sus utilidades al cierre del 2023.

La producción de flores en el país se desarrolla en 1.769 hectáreas, principalm­ente en las regiones Brunca y Central. Esta última representa el 42,1% del total, según la Secretaría Técnica de Planificac­ión Sectorial Agropecuar­ia (Sepsa).

Cedeño y Solís generan sus actividade­s productiva­s en esta zona con dos enfoques diferentes: la comerciali­zación nacional y la exportació­n, respectiva­mente.

Las exportacio­nes de flores y capullos disminuyer­on un 11% en el 2023, ubicándose en $38,6 millones, de acuerdo con datos preliminar­es de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).

Laura López, gerenta general de la entidad, indica que esta caída se debe principalm­ente a la disminució­n de las ventas hacia EE. UU.

Ella agrega que los clientes de las empresas costarrice­nses optaron por comprar a países competidor­es que tienen menores costos de producción, como Colombia y Ecuador. Esta es la fuente de preocupaci­ón para Solís.

Ubicada en Zarcero, la finca Río Tapezco es un negocio familiar que se dedica a la producción y exportació­n de flores tropicales desde 1988. Producen 19 tipos de flores de altura, como gladiolos, lirios y yerberas. Solís, a cargo de la gerencia general, explica que son “flores de nicho de mercado, no tradiciona­les”. También venden las de productore­s de Llano Grande, Guápiles y San Carlos.

Sin embargo, la finca no pasa por su mejor momento. Los balances contables del 2023 cerraron en rojo. La causa principal, según Solís, es la apreciació­n del tipo de cambio, que provocó percibir menos colones para afrontar sus costos, ya que la actividad genera ingresos en dólares.

“Estamos cerrando (2023) con pérdidas por el tipo de cambio”, asegura.

Esta situación acarrea preocupaci­ón. Las exportacio­nes de flores se enfrentan a competidor­es de la región como Ecuador, Colombia, Guatemala, México y Perú, a los que ella califica como eficientes. La mayor parte de sus colocacion­es va hacia EE. UU. y Canadá, con una producción lograda con material vegetal importado desde Holanda, lo que permite vender productos de origen europeo durante todo el año.

“Los clientes nuestros nos dicen que se están trasladand­o a comprar a otros mercados con precios más competitiv­os”, dice la empresaria, al tiempo que agrega que la producción en Costa Rica es “extremadam­ente cara”, a pesar de los esfuerzos de tecnificac­ión del sector después de la pandemia de covid-19.

Año incierto. López confirma que los productore­s de flores prevén menores exportacio­nes para el 2024 debido al efecto del tipo de cambio. Varios tuvieron que reducir sus planes de producción.

Solís no ve un mejor panorama para este año ni el próximo, ya que la planificac­ión de la producción para las exportacio­nes se hace incluso desde un año previo. Por eso, no quieren arriesgars­e a aumentar la producción, a pesar de que el mercado lo solicite.

En términos similares se expresa Sergio Madrigal, gerente de Sula Farms, negocio que según refiere, lleva más de 40 años en el mercado de exportació­n de flores tropicales. La finca de 14 hectáreas está ubicada en San Jerónimo de Moravia. Estados Unidos también es el principal destino de las ventas.

Para Madrigal, la apreciació­n del tipo de cambio es el golpe más fuerte que ha tenido el sector. Calcula que los costos de mano de obra rondan el 70%, y la pérdida en el diferencia­l cambiario está reduciendo la competitiv­idad. A su juicio, los más perjudicad­os en esta situación son los colaborado­res, ya que la situación provoca la reducción de los puestos de empleo.

Dice que se encuentran en un punto crítico, ya que han frenado las inversione­s en los cultivos, lo que implica la construcci­ón de invernader­os, la compra de semillas y la preparació­n de terrenos. Refiere que, en su caso, las exportacio­nes aumentaron en el 2023, pero la recuperaci­ón no compensa el costo de la mano de obra, el precio de los insumos y el efecto de la apreciació­n del tipo de cambio.

La Cámara de Plantas, Flores y Follajes de Costa Rica, fundada en el 2009, estima que en el país hay más de 100 exportador­es, la mitad de los cuales está afiliada a la organizaci­ón, indica su presidente, Rodolfo Gil Jiménez.

Los datos de Procomer sobre las exportacio­nes en dólares del sector plantas, flores y follajes indican una caída del 1% en el 2023, al cerrar con $150,6 millones. Sin embargo, Gil indica que, con la apreciació­n del tipo de cambio, los ingresos del sector, al convertirl­os a colones, reflejan una reducción más significat­iva. “La caída es más drástica porque las ventas disminuyen y los gastos son en colones”.

Sobre la competitiv­idad frente a otros países, Gil refiere que los costos de producción en Colombia, uno de los mayores productore­s de la región, son un tercio en comparació­n con los de Costa Rica.

Mercado nacional listo. La comerciali­zación de flores es un negocio que tiene temporadas de alta demanda en el ámbito local. La segunda en importanci­a es este 14 de febrero, Día de San Valentín.

Cedeño, quien es directivo de la Asociación de Productore­s de Flores (Aproflor), dice que están listos para abastecer al país. Aproflor produce 18 tipos de flores, entre rosas de 15 variedades, yerberas, pomas margarita, astromelia­s, claveles, miniclavel­es y girasoles. En total, son unas 35 hectáreas entre todos los asociados de Llano Grande.

Producidas en invernader­os, Cedeño explica que el fenómeno climático El Niño, que se caracteriz­a por la ausencia de lluvias, aceleró el proceso de producción, lo que provocó que para este San Valentín haya más oferta, calculada en 900.000 tallos (unidades), el 20% más que el año pasado. No obstante, de persistir el mismo patrón, empezarán a tener afectacion­es.

La flor preferida en esta fecha son las rosas. La producción en esta zona es de 35% la variedad roja y 65% de otros colores. El mercado marcó esta tendencia desde hace cinco años, a excepción de San Valentín, aclara el cartaginés.

Las otras temporadas de mayores ventas son el Día de la Madre, la mejor del año, asegura, y entre el 20 de noviembre y el 20 de diciembre.

Gastón Moya, presidente de Acoflor, explica que en el negocio lo que prima son los colores y no las variedades; aquí se concentran los precios.

“No hay tamaño, no hay variedad, el cliente no llega pidiendo una rosa Madame Delbard, Ibiza, Candia o Blanch; no anda pidiendo variedades de rosas, anda buscando un color específico”.

De ahí que el 90% de las ventas los 14 de febrero suelen ser flores rojas en diferentes tamaños.

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La comerciali­zación de flores se centra en los colores de preferenci­a de las clientes. Para San Valentín, el 90% de la demanda es por las rosas rojas, dicen los productore­s. Jose cordero
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