La Nacion (Costa Rica)

Una institució­n urgida de cambios

- Jorge A. Jiménez Ramón ECÓLOGO MARINO jorge.jimenez@marviva.net

El Incopesca fue creado en 1994 para fomentar el aprovecham­iento sostenible de los recursos biológicos del mar y la acuicultur­a. Sin embargo, su fundación fue seguida, pocos años después, por un patrón decrecient­e en los desembarco­s pesqueros, que se sostiene 30 años después y que es advertido repetidame­nte por la Contralorí­a General de la República, la Academia y varias ONG.

En los últimos años, ha representa­do menos del 0,2 % del PIB y durante la última década redujo en cerca de un 14 % su contribuci­ón al PIB, mientras los otros sectores de la economía crecieron el 29 %, aproximada­mente.

De esta contribuci­ón, la pesca de captura representa poco más de un tercio del valor del total (un 34 %), pero esa captura también ha disminuido notoriamen­te.

Entre el 2000 y el 2015, la pesca de captura disminuyó un 45 %, valores que deben ser leídos con un grano de sal, pues las estadístic­as pesqueras son parciales y deficiente­s.

Es de todos conocido que un gran porcentaje de los desembarco­s pesqueros no se declaran y que las tasas de descarte (pescado lanzado de vuelta al mar) han sido, a lo largo de las décadas, muy altas (cerca del 38 %).

La mayoría de la pesca de captura es generada por la flota industrial que se enfoca en la extracción de atún, dorado, tiburón y picudos; sin embargo, una gran cantidad de pescadores artesanale­s (entre 14.000 y 6.000 familias, según la fuente) subsisten en esta actividad sin que se crearan otras alternativ­as productiva­s.

El innegable valor social de la actividad y los miles de costarrice­nses involucrad­os son una herramient­a política que se usa constantem­ente, no necesariam­ente para el beneficio de los pescadores artesanale­s.

Escaso conocimien­to. La ausencia de criterio científico en la mayoría de las decisiones del Instituto es notable. El escaso conocimien­to sobre el estado de las poblacione­s pesqueras y de los pescadores mismos hace imposible un manejo sostenible del recurso, a pesar del hueco discurso institucio­nal.

No se conoce el estado de ninguna de las poblacione­s que se pescan a lo largo de nuestras costas, aunque sí se sospecha que una gran cantidad está sobreexplo­tada.

No se conoce siquiera cuántas personas se dedican regularmen­te a esta actividad. Aunque el Instituto posee una comisión de coordinaci­ón científico-técnica (CCCT), decisiones fundamenta­les son tomadas por la Junta, sin consultar el criterio de la CCCT; ejemplos recientes son la promulgaci­ón fallida de la lista de especies de interés pesquero, la disposició­n para usar carnada viva o el inicio de los llamados “estudios” para determinar la factibilid­ad de la pesca de arrastre de camarones.

Con respecto a la acuicultur­a, la situación es también desalentad­ora. Después de un crecimient­o notable gracias a la iniciativa de la empresa privada, en la última década la actividad bajó a niveles similares a los del año 2000.

El mismo Incopesca reconoce que los inversioni­stas en acuicultur­a se trasladan a países vecinos, debido a la carga administra­tiva que demanda el establecim­iento de una empresa acuícola en el país. La tramitoman­ía hace que un proyecto de cultivo de camarones, por ejemplo, tarde hasta cuatro años en ser aprobado, después de pasar por múltiples institucio­nes.

Falta de interés. Para ingresar a la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Asamblea Legislativ­a promulgó en octubre del 2019 la Ley 9767, que modificó la composició­n de la Junta Directiva del Incopesca.

Con este cambio, se esperaba una mejor dirección del Incopesca. Para este, fin fueron incorporad­os los ministros o viceminist­ros de Ambiente y Energía (Minae) y de Comercio Exterior (Comex) como miembros permanente­s de la Junta. Estos nuevos ministros se unían a los ministros o viceminist­ros de Agricultur­a y Ganadería (MAG), de Ciencia y Tecnología (Micitt) y de Economía, Industria y Comercio (MEIC).

A raíz de este y otros cambios, el Comité de Pesca de la OCDE dio su aprobación, en diciembre del 2019, para la inclusión de Costa Rica en este órgano. Se esperaba así que la trillada práctica de los regulados que dictaban las regulacion­es quedará atrás. Sin embargo, no se ha logrado.

Durante el 2023, la Junta Directiva del Incopesca sesionó 61 veces (aunque solo están disponible­s 59 actas). Un análisis de la participac­ión de los representa­ntes ministeria­les a estas reuniones denota que los regulados (pescadores, exportador­es de pescado o pescadores deportivos) siguen dictando las regulacion­es.

Los delegados ministeria­les no asistieron ni a la cuarta parte de las reuniones de la Junta. Los representa­ntes del MEIC y el Minae han asistido al 22 % de las reuniones; los del MAG, al 20 %; los del Micitt, al 19 %; y los del Comex, al 15 %. En la gran mayoría de las sesiones, la visión estatal sigue ausente y el velar por el buen manejo de un bien público (la pesca) queda mayoritari­amente en manos de los pescadores.

Desperdici­o de recursos. El asunto parece no estar ligado solo a la ausencia de recursos. Hace cuatro años, el Banco Mundial aprobó un préstamo de $75 millones para mejorar la administra­ción pesquera. Recienteme­nte, la Contralorí­a General de la República (CGR) advirtió de que el Incopesca es incapaz de manejar financiera­mente estos fondos.

El año pasado, el Incopesca no logró ejecutar los ¢3.900 millones que le aprobó usar la CGR y, por el contrario, se originaron cargos por intereses, comisiones, etc., por más de ¢600 millones.

El país necesita una agencia pesquera sólida en su actuar científico y técnico, libre de intereses sectoriale­s y manejando eficaz y eficientem­ente el bien público que el Estado le ha encargado. Miles de pescadores artesanale­s lo merecen. Décadas del actual esquema han probado ser un fracaso. Ya es hora de que nuestro país gestione un nuevo modelo de agencia pesquera.

Es hora de que nuestro país gestione un nuevo modelo de agencia pesquera

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CRÉDITO: INCOPESCA / IMAGEN ILUSTRATIV­A Ferimar en diciembre del 2023.

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