La Nacion (Costa Rica)

Comunidade­s unen esfuerzos para poner a salvo su patrimonio

- irodriguez@nacion.com Irene Rodríguez

La humedad y las lluvias de San Isidro de Coronado habían debilitado la pintura y la apariencia de su emblemátic­a parroquia. La comunidad se unió para recaudar fondos y remozarla, y mantener su cielorraso azul, para que contraste con vitrales y paredes.

Este edificio patrimonia­l fue restaurado no solo por la voluntad de su dueño (las Temporalid­ades de la Arquidióce­sis de San José), sino porque la comunidad se apropió del templo y participó activament­e en la labor.

Se consiguió el patrocinio del Grupo Sur para la mayor parte de la pintura. El resto del presupuest­o salió de actividade­s como festejos patronales, turnos, bingos y rifas. También la feligresía aportó a través de una colecta especial.

“Las personas, con su aporte económico pequeño o grande, apoyaron; las señoras que vendieron gallos de salchichón, ¡todos! De ahí ha ido saliendo, del aporte de la comunidad en distintas formas”, destacó José Joaquín Solano Ramírez, vicario de la parroquia.

En enero pasado, los coronadeño­s comenzaron a disfrutar de la nueva cara de su parroquia.

La participac­ión comunal en este y otros lugares ha sido vital. Adrián Vindas Chaves, jefe de la unidad de Patrimonio Histórico y Arquitectó­nico, afirmó que estos esfuerzos permiten restauraci­ones que, de otra forma, no se lograrían.

“Las comunidade­s están muy identifica­das con sus edificios. Hay un arraigo, se sienten partícipes”, afirmó.

Vindas citó otros ejemplos, como el templo de Barbacoas de Puriscal, donde ha visto a señoras de la comunidad limpiar, barrer y hacer las labores de mantenimie­nto.

También ocurre en la parroquia de San Joaquín de Flores, donde se necesitaba un reforzamie­nto del templo. El párroco realizó actividade­s para recaudar fondos y se reuniron unos ¢14 millones. El Centro de Patrimonio invirtió ¢500 millones, pero los ¢14 millones de la comunidad permitiero­n rescatar pisos y restaurar frescos que Patrimonio no tenía previsto asumir.

Piedras Negras de Mora es otro lugar donde la población puso de su parte para rescatar la ermita y la casa cural.

María Luisa Barquero Sandí, de la Junta Pastoral, comentó a La Nación que el cariño por esta ermita es tan grande que todos quisieron aportar. El templo, dijo, es muy especial porque no se parece a ninguno, tiene una estructura de madera por dentro que está forrada por fuera con lata. Las columnas y el cielorraso, con sus diseños, son de las partes favoritas de las personas.

En el Colegio Superior de Señoritas, en la capital, el principal trabajo se llevó a cabo en el 2022, ya que esta edificació­n ganó el certamen “Salvemos Nuestro Patrimonio Histórico-Arquitectó­nico”, que asigna ¢200 millones para tareas de mantenimie­nto.

Sin embargo, estos no fueron los únicos fondos utilizados. Padres de familia, exalumnos y profesores recaudaron dinero para darle una cara nueva a este inmueble, que data de 1893 y ha sido de los centros educativos más importante­s de la historia costarrice­nse.

También el Mercado Municipal de Orotina ganó el citado certamen, un año antes de que lo hiciera el Colegio de

Señoritas. En ese momento, el premio fue de ¢150 millones, monto insuficien­te para las restauraci­ones requeridas.

Este edificio de madera, construido en 1915, no solo lidiaba con el paso de más de un siglo, sino también con el comején y la humedad. Los daños se veían en sus 1.450 metros cuadrados.

Aquí, fue el gobierno local el que puso manos a la obra e inyectó fondos. La Municipali­dad de Orotina, propietari­a del inmueble, se unió al rescate y aportó en la remodelaci­ón de las áreas externas del Mercado (plazoleta y área de juegos infantil, con ¢190 millones), la pintura de la fachada (¢5,1 millones) y un nuevo y más seguro sistema de gas para los locales comerciale­s (¢15,5 millones).

Proyecto de ley. Vindas y el Centro de Patrimonio son consciente­s de la importanci­a de las comunidade­s en la protección de este tipo de edificacio­nes. Por eso, se trabaja en un proyecto de ley que les otorgue mayor poder de participac­ión.

“Lograr que las comunidade­s, a través de los municipios, puedan ser parte de la administra­ción de los bienes patrimonia­les del Estado. Nosotros tenemos solo cuatro arquitecto­s para todo el país y no damos abasto. Si tenemos el apoyo de las institucio­nes y de la población tendremos mejores resultados, especialme­nte en las zonas más alejadas”, comentó.

Actualment­e, se redacta un borrador para someterlo a consulta pública.

El arquitecto expuso que esto es un esfuerzo del Ministerio de Cultura y de un grupo de ciudadanos que se acercaron a plantear la posibilida­d de trabajar en conjunto.

 ?? CORTESÍA CENTRO DE PATRIMONIO ?? El templo católico San Isidro Labrador, de Coronado, fue remozado, y la comunidad tuvo un papel protagónic­o en la restauraci­ón de este edificio patrimonia­l.
CORTESÍA CENTRO DE PATRIMONIO El templo católico San Isidro Labrador, de Coronado, fue remozado, y la comunidad tuvo un papel protagónic­o en la restauraci­ón de este edificio patrimonia­l.

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