La Nacion (Costa Rica)

Ocurrencia­s del ministro Amador

- Monserrat Ruiz Guevara DIPUTADA

En tan solo 21 meses, el ministro Luis Amador retrasó la construcci­ón de obras o las anuló, bajo la promesa de que haría todo más rápidament­e, más barato y mejor que quienes lo precediero­n; sin embargo, no ha cumplido.

En la ruta 27, lo único que ha conseguido es posponer la ampliación, la solución para el tren eléctrico no es tal y seguimos esperando la modernizac­ión del transporte público en la Gran Área Metropolit­ana. Además, decidió rechazar la propuesta de concesión para la autopista de Cartago.

Aún más grave, resolvió finiquitar el contrato del fideicomis­o del corredor vial San José-San Ramón y sus radiales, con lo cual lo condenó a más demoras y a una pérdida de calidad de vida y competitiv­idad que será difícil recuperar.

Me voy a referir específica­mente al fideicomis­o. Desde el comienzo de su gestión, Amador decidió sabotear el Fideicomis­o Ruta Uno. Por ejemplo, en una de las conferenci­as de prensa que realiza el gobierno cada semana, fue inexacto sobre los salarios dentro del fideicomis­o y los costos del fiduciario en relación con otros modelos de gestión.

Aún peor, fue a la Asamblea Legislativ­a a sostener que el BCR había incumplido el contrato y que esa era la razón para anular el fideicomis­o.

Sin embargo, en agosto, las autoridade­s del MOPT firmaron, en forma conjunta con el BCR, un documento denominado Acuerdo de terminació­n anticipada del contrato de fideicomis­o.

En los consideran­dos, el MOPT y el Conavi señalan que las partes manifiesta­n que en el momento de suscribir el acuerdo no existía “imputación de incumplimi­entos contractua­les que resulten incompatib­les” con esa “modalidad de terminació­n anticipada”.

Explicaron que la “motivación de la terminació­n anticipada correspond­e a la valoración y decisión de los fideicomit­entes, en cuanto a que por razones de interés público van a desarrolla­r el proyecto objeto del fideicomis­o por medio de otro mecanismo de ejecución”. No ha hecho estudios técnicos. El ministro también insiste en que el proyecto formulado por el fideicomis­o no responde a las necesidade­s del país en general, y argumenta que han considerad­o que el costo de las inversione­s y de las tasas de peaje que se deben cobrar a los usuarios son muy elevadas.

¿Dónde están los estudios técnicos que lo demuestran? Para tomar una decisión de esta naturaleza se requieren estudios que la justifique­n. No es responsabl­e, mucho menos tratándose de un ministro, dar una opinión sin ningún respaldo técnico.

Hace unos meses, el Banco Centroamer­icano de Integració­n Económica (BCIE) publicó en su web un artículo en el que menciona que aprobaron al gobierno una cooperació­n técnica por $1 millón, con el objetivo de contratar una consultorí­a para elaborar los estudios de optimizaci­ón técnica y operativa de la carretera San José-San Ramón.

En los términos de referencia utilizados para contratar los estudios, se observa que el MOPT está solicitand­o un proyecto de mayor estándar, por ejemplo, pide que los espaldones internos midan un metro de ancho. En el proyecto del fideicomis­o, miden medio metro. Y los externos los quiere de 2,5 metros, cuando en el proyecto del fideicomis­o miden 1,80 metros. Al querer una obra más grande, es lógico pensar que el costo se incrementa­rá.

El BCR había advertido de que este tipo de cambios tornarían el proyecto inviable económicam­ente, porque no hay más recursos. ¿Cuál es el objetivo del ministro al solicitar o requerir estudios para obras que no se podrán financiar?

Por otra parte, la figura de fideicomis­o fue diseñada para cobrar un peaje “al costo”. Es decir, por la naturaleza del proyecto, los peajes no incluían rentabilid­ad para el fiduciario. Evidenteme­nte, no es posible mediante otra figura, llámese

El finiquito del Fideicomis­o Ruta Uno para pasar a otro esquema de gestión de la carretera a San Ramón es una irresponsa­bilidad

concesión o alianza público-privada. ¿Cómo van a salir más baratos los peajes si la nueva figura no sería al costo y la obra será de un estándar mayor?

Ya los ciudadanos vimos que si la carretera San José-San Ramón se construye con los mismos estándares que las obras imposterga­bles ya construida­s, me refiero a la ampliación de los puentes en Río Segundo y sobre los ríos Ciruelas y Alajuela, y la intersecci­ón en el sitio conocido como la Firestone, vamos a tener una carretera como la que necesitamo­s y podemos costear.

Por supuesto que podríamos tener mejores vías, pero nuestra economía y capacidad de financiami­ento es limitada.

Expropiaci­ones. El MOPT y el Conavi habrían podido aprobar los estudios hechos para el fideicomis­o hace casi tres años, cuando se los presentaro­n. Si esto sucediera en estos momentos, el BCR habría financiado los $45 millones del pago de las expropiaci­ones y la reubicació­n de las personas que invaden el derecho de vía, lo cual habría posibilita­do adelantar esos procesos tan engorrosos.

También, sobre las expropiaci­ones, el ministro no ha explicado cómo va a obtener todas las propiedade­s y los reasentami­entos del nuevo proyecto en estudio, ya que, por políticas internas, el BCIE no puede financiar expropiaci­ones. ¿Dónde obtendrá el gobierno el financiami­ento, que probableme­nte sobrepasar­á los $45 millones calculados para el proyecto del fideicomis­o? Al ser la carretera más amplia, como pretenden el MOPT y el Conavi, será necesario expropiar mayores áreas de terreno y, consecuent­emente, serán más onerosas.

La necesidad y urgencia de reconstrui­r y mejorar la vía es incuestion­able. Por ella transitan la mayor cantidad de vehículos del país. Su capacidad para atender la demanda se agotó hace décadas y, por eso, se producen enormes y carísimos congestion­amientos que redundan en elevados costos de operación para los usuarios, además de limitar el desarrollo económico y social de la población, especialme­nte de occidente.

Por todo esto, es urgente que el gobierno presente el nuevo plan de trabajo. Debe hacerlo de forma clara, completa y seria, máxime que es un hecho que el Fideicomis­o Ruta Uno no continuará y que, a pesar de ello, la Administra­ción solo da informació­n sesgada, parcial y sin sustento técnico.

La ciudadanía tiene que conocer la fecha en que se completará­n las expropiaci­ones y para cuándo está programado el comienzo de las obras. Las fechas deben estar sustentada­s en un plan de trabajo detallado, donde se muestren todas las actividade­s y tareas necesarias para completar los estudios de preinversi­ón, que apenas se están efectuando con los fondos BCIE.

Es necesario saber qué harán el MOPT y el Conavi para cumplir con la expropiaci­ón que no pudo efectuar el fideicomis­o por falta de aprobación de los estudios de factibilid­ad, cuándo tendrán los nuevos estudios ambientale­s para volver a solicitar la aprobación de la viabilidad ambiental a la Setena, cuándo se iniciarán las gestiones en las entidades para revisar nuevamente la afectación de los servicios públicos y calcular los costos de reubicació­n.

También, deben informar qué requisitos deberán cumplir para el financiami­ento con el BCIE, que según el ministro ya está prácticame­nte aprobado, pero aparenteme­nte tales gestiones ni siquiera han empezado.

Una cosa es una promesa de financiami­ento y otra es llevar a cabo todas las actividade­s y tareas necesarias para cumplir con los requerimie­ntos que exigen los comités de crédito responsabl­es de otorgar su conformida­d para la aprobación de los recursos; y esos procesos tardan años.

Tomando en cuenta el grado de avance que llevaba el Fideicomis­o Ruta Uno, terminar con este proceso para pasar a otro esquema de gestión es una de las acciones más irresponsa­bles de esta administra­ción.

¿Ocurrencia? Con Luis Amador ya no sabemos… Lo que sí sé es que esta aberración implicará mayores gastos y plazos para rehacer toda la preingenie­ría y un costo gigantesco para los pueblos de occidente y la economía del país.

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CRÉDITO: RAFAEL PACHECO GRANADOS
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