Airbus y Boeing en apuros para entregar sus aviones
Los fabricantes Boeing y Airbus acumularon esta semana pedidos multimillonarios en el salón aeronáutico de Singapur, pero podrían tener serios problemas para cumplir con los plazos de entrega por las dificultades en las cadenas de suministro.
Los dos fabricantes están acusando ya retrasos por falta de piezas sueltas y de mano de obra. Y es que, de los motores a los cinturones de seguridad, pasando por los cables y los tornillos, la fabricación de un avión depende de millones de piezas procedentes de miles de proveedores repartidos por el mundo, lo que significa que cualquier disrupción en la cadena de suministro tiene un efecto multiplicador.
Entre los principales contratos anunciados en el mayor salón aeronáutico de Asia, que cierra este domingo, figura un pedido de 45 Boeing 787 Dreamliners por parte de Thai Airways, con un valor de mercado de más de $13.000 millones. Royal Brunei Airlines también pidió por su lado cuatro aviones de este modelo.
El consorcio europeo Airbus firmó a su vez un acuerdo con la aerolínea vietnamita Vietjet Air, que incluye 20 aparatos de gran capacidad A330-900, con las primeras entregas previstas en el 2026. Pero el cumplimiento de los contratos en la fecha inicialmente estipulada se vislumbra complicado.
El especialista del sector Shukor Yusof, recuerda que Boeing y Airbus avisaron ya que algunos de sus modelos más codiciados no estarán disponibles antes del 2030.
“Será complicado entregar los nuevos pedidos, debido a la escasez persistente de mano de obra y de materias primas, además de los problemas logísticos y el costo de la energía”, explica Shukor, fundador de la consultora Endau Analytics. “Será muy difícil aumentar la cadencia de producción. No estamos hablando de teléfonos celulares”, recalcó.
Para las aerolíneas, los retrasos en las entregas implican una menor oferta de asientos y la necesidad de operar aviones más antiguos, que consumen más carburante, lo que puede pesar en sus beneficios.
El sector arrastra problemas desde la pandemia, que generó restricciones de movimientos y cierres de fronteras y, como efecto rebote, se dio una disrupción en las entregas de materias primas. Adicionalmente, la guerra en Ucrania causó un incremento de precios en la energía.
Con el fin de la pandemia, el tráfico aéreo se recuperó, y fabricantes, aerolíneas, aeropuertos y proveedores tratan de retomar el ritmo.
La tensión entre los problemas heredados de la pandemia y la guerra en Ucrania, además de la renovada demanda, han hecho que la cadena de suministro se convierta en un “cuello de botella”, resume un analista de Sobie Aviation.
Boeing necesita, para fabricar cada 787 Dreamliner, unos 2,3 millones de piezas. El grupo estadounidense fabrica algunas de ellas, pero el resto viene de proveedores del mundo entero.
Willie Walsh, director general de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), teme que los problemas vinculados a la cadena de suministro pueden “durar varios años”.