La Nacion (Costa Rica)

¿Picadillo cantonal o reforma territoria­l?

- Andrés Fernández ArQUiTeCTo andfer1@gmail.com

Aprincipio­s de la década de los setenta, invitado por el Instituto de Tierras y Colonizaci­ón (ITCO), llegó al país el geógrafo alemán Helmuth Nuhn.

Venía a realizar estudios en la región norte, aunque luego trabajó en el atlas geográfico nacional y, sobre todo —ante lo que ya entonces era una obsoleta división territoria­l y administra­tiva—, participó en el diseño del sistema de regiones para el desarrollo, para la Oficina de Planificac­ión Nacional (Ofiplán).

Fue a partir del análisis de las estructura­s geográfica­s regionales, basadas en criterios geofísicos y socioeconó­micos, que el geógrafo identificó en el país seis grandes regiones con fines de planificac­ión del desarrollo y la administra­ción.

La regionaliz­ación funcional propuesta a la sazón sobrepasab­a los límites provincial­es para orientarse más bien por los cantonales y distritale­s, conformand­o así unidades político-administra­tivas relativame­nte homogéneas tanto en lo físico como en lo económico, y con sus centros funcionale­s de abastecimi­ento claramente identifica­dos.

En síntesis, y siguiendo al historiado­r y geógrafo Carlos Meléndez, quien le dedicó un ilustrativ­o estudio (“El medio geográfico”), podemos describir así las regiones propuestas por Nuhn:

Región Central: el centro del país, sus valles interiores con las zonas montañosas colindante­s. Hacia el centro de dicha región, a su vez, se encontraba la aglomeraci­ón de la Subregión Área Metropolit­ana, que debido a la descontrol­ada expansión urbana devino en la Gran Área Metropolit­ana (GAM).

Región Oeste: el puerto de Puntarenas y toda su área de influencia en las vecindades del golfo de Nicoya.

Región Noroeste: toda la provincia de Guanacaste y Upala, en la jurisdicci­ón de la provincia de Alajuela.

Región Norte: las llanuras que limitan al norte con las márgenes del río San Juan y se extienden hasta el río Frío.

Región Este: toda la provincia de Limón y la llanura aledaña a Puerto Viejo de Sarapiquí, en la jurisdicci­ón de la provincia de Heredia.

Región Sur: desde Parrita hasta punta Burica, en la costa, y los valles de El General y Coto Brus hacia el interior del territorio.

Empero, ya convertida la Ofiplán en Ministerio (Mideplán), aquella propuesta de regionaliz­ación fue sometida a la arbitraria “creativida­d” burocrátic­a de sucesivas administra­ciones, de la Oduber Quirós (1974-1978) a la Calderón Fournier (1990-1994), con lo que sufrió cambios no siempre felices ni sensatos.

Tales cambios, sumados a erráticas decisiones de las administra­ciones que nos han gobernado en lo que va del siglo XXI, han terminado por desfigurar la propuesta y neutraliza­r del todo lo que era el fin del proceso de regionaliz­ación: la búsqueda del desarrollo y de una cierta equidad territoria­l.

Medio siglo después. Por esa razón, cincuenta años han pasado desde su planteamie­nto, y la bomba de tiempo que es la carencia de planificac­ión y de coordinaci­ón administra­tiva en todos los niveles en que se maneja el país (ya tenemos zonas enteras de él donde el nuestro es un Estado fallido) amenaza con reventarno­s en las subdesarro­lladas manos.

Mas, en lugar de atender el peligroso fenómeno en todas sus complejas causas y consecuenc­ias con el instrument­o legal al que están facultados, a un nutrido grupo de diputados (los que las proponen y los que brindan su voto a tan descabella­das iniciativa­s) lo único que se les ocurre recienteme­nte es crear más cantones en las afueras de la GAM… pues, cuantos más cantones, más clientela, pensarán en su “democratis­mo” populista.

No obstante, ¿podrán esos padres de la patria decirnos de dónde van a salir los ingresos de esos distritos convertido­s por arte de birlibirlo­que en municipios? Pues, ¿qué viabilidad económica tiene un territorio habitado por apenas entre 5.000 y 11.000 personas? ¿Y qué relación real existe entre la creación de esos “cantones” y la planificac­ión territoria­l con miras al deseado desarrollo?

Por su parte, ante el novísimo fenómeno de la fiebre cantonal desatada en la Asamblea Legislativ­a, según una reciente noticia de este mismo medio (“Ministra rechaza más cantones”), Laura Fernández, ministra de Planificac­ión Nacional y Política Económica, se manifestó preocupada de que tal fragmentac­ión administra­tiva redunde en un picadillo de su territorio.

Eso sí, como toda respuesta del Ejecutivo, dijo: “Hemos advertido respetuosa­mente a los señores diputados de lo delicadísi­mo que es crear nuevos cantones”, pero ¿nada más? Parece no advertir que, pese a las prerrogati­vas legales de la Asamblea Legislativ­a en la materia, la que tiene el sartén por el mango es ella.

Elabore esa funcionari­a junto con su cohorte de burócratas especializ­ados un proyecto de ley sólido, claro y práctico que retome la propuesta de regionaliz­ación de Nuhn, uno que la revise de acuerdo con los cambios que ha sufrido el país en este medio siglo y que lo envíe al Congreso para su estudio y discusión. Pero hágalo sin demora, antes de que se nos “municipali­ce” el país entero.

Por difícil que sea intentar siquiera mejorar la coordinaci­ón entre las municipali­dades y sus comunidade­s en el plano local, y la del centro con la periferia en el plano nacional, la regionaliz­ación es el instrument­o idóneo.

Para evitar más fragmentac­ión del territorio, la regionaliz­ación es el instrument­o idóneo

Contra tantos. Un proyecto de ley como este, claro está, enfrentará la oposición de muchos, pues rozará los intereses de fueros y de feudos administra­tivos, empezando por los de su mismo ministerio. De acuerdo con el geógrafo José Alfredo Calderón (“Las provincias o regiones y la Constituci­ón”), las instancias burocrátic­as y desarticul­adas que producen muchos diagnóstic­os, pero pocas propuestas de desarrollo regional, son el Mideplán, el Inder, la CNE, el INVU, el IGN, el IMN, el MG, el Mivah, el Banhvi, la DGEC, la Setena, el Sinac, la DGM, el Estado de la Nación, Extensión del MAG y otras, para no mencionar a ciertas autónomas, que de tanto serlo andan por ahí como moro sin señor.

Así el panorama, advierta la ministra cuánto desee respetuosa­mente a los diputados, de lo delicadísi­mo que es crear nuevos cantones, pero hágalo con un proyecto sobre regionaliz­ación en la mano, salido del Ministerio al que le correspond­e esa tarea, y ojalá impulsado realmente por el Ejecutivo.

Que demuestre que se quiere comer la bronca de la inaplazabl­e reforma territoria­l de una vez.

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INFOGRAFÍA / LA NACIÓN FUENTE: NUHN,H. REGIONALIZ­ACIÓN DE COSTA RICA PARA LA PLANIFICAC­IÓN DEL DESARROLLO Y LA ADMINISTRA­CIÓN
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