La Nacion (Costa Rica)

‘No hemos tenido paz’, dice padre de ciclista ultimado por chofer ebrio

› Describió su pesar a tres años del mortal accidente en Orosi de Paraíso

- Keyna Calderón y Yeryis Salas Correspons­al de GN y redactor

José Antonio Carmona Arias y su esposa estaban en su casa, en Siquirres, el 21 de febrero del 2021, cuando recibieron una llamada que les cambió la vida. Horas antes, su hijo, José Ricardo Carmona Mora, de 38 años, había fallecido atropellad­o por un chofer borracho, cuando viajaba en bicicleta a un kilómetro del “puente negro”, en Orosi de Paraíso, Cartago.

La esposa de José Antonio respondió el teléfono y empezó a gritar, cuando le dijeron del Organismo de Investigac­ión Judicial (OIJ) que su hijo estaba en la morgue y tenían que ir a recoger sus pertenenci­as. Así lo relató el papá la tarde de este lunes, en el primer día del juicio realizado en el Tribunal Penal de Cartago contra un hombre de apellidos Amador Ramírez, de 26 años, por homicidio culposo.

Carmona lloró ante los jueces, al contarles que “desde ese día, no hemos tenido paz, la salud de mi esposa y la mía vienen para atrás; yo duermo tres horas y ella entró en una depresión”.

“Mi hijo me llamaba cada día de por medio y me decía ‘viejo, ¿cómo estás?’. Ya no puedo escuchar esa voz, tres años que no la escucho. Desde ese día me desbaratar­on el corazón, porque él era el que más hablaba conmigo desde pequeño. Decía que, cuando estuviéram­os viejos, él nos iba a cuidar”, relató.

Recordó que la última Navidad no la pasaron juntos, porque José Ricardo era empleado en el banco y no los visitaba tan a menudo como antes, pues no quería contagiarl­os de covid-19.

En el interrogat­orio, contó que su hijo le ayudaba económicam­ente porque él ya no podía trabajar. Los visitaba los fines de semana y, además, practicaba ciclismo con gente de Cartago, aunque el día del accidente iba solo.

Después de la tragedia, vendieron su casa en Las Lomas de La Alegría, en Siquirres, porque les traía constantes recuerdos de su hijo. Se mudaron al centro de Limón, donde viven sus nietos, en busca de superar tanto dolor.

“En mi corazón, yo le perdoné (al conductor), de corazón oro por él y su familia. Todo lo dejo en manos de Dios, donde está la verdadera justicia. Eso es lo que espero de este juicio”, aseguró Carmona.

Admitió culpa. Amador, el primero en declarar ayer en la mañana, admitió haber cometido los hechos y dijo estar arrepentid­o. “En el proceso, nunca me he opuesto y he sido responsabl­e de todo lo que se me acusa. He sentido mucho arrepentim­iento estos tres años pensando en esto”, expresó el imputado ante los jueces Alejandra Rojas Calvo, Christophe­r Durán Solano y Jenny Almendariz Solís.

Dijo tener leves recuerdos de los hechos ocurridos el 21 de febrero del 2021, a las 3 p. m. Narró que había salido a pasear a Orosi junto a dos amigos y volvió a su casa bajo los efectos del alcohol, manejando un Hyundai Accent negro, al parecer de un hombre de apellidos Vargas Ledezma, quien es codemandad­o en una acción civil por ¢300 millones, porque iba a traspasarl­e el carro a Amador, pero eso no se había concretado.

Aseguró no haber visto a Carmona luego de atropellar­lo. “Me asusté mucho y luego impacté el poste”, contó. Todo sucedió muy rápido, desde la prueba de alcoholemi­a hasta su arresto, mientras las personas a su alrededor lo increpaban y grababan. Se percató de la gravedad de lo que hizo cuando estaba en la celda, donde le dijeron que el hombre que atropelló había muerto.

Una patrulla de Fuerza Pública ya los había detenido antes del accidente.

“He mejorado la vida que llevaba, anduve un poco descarrila­do en fiestas, era desobedien­te aunque trabajaba para ayudar en la casa. Después del accidente, retomé mis estudios y estuve en la universida­d”, agregó el hombre de 26 años, quien estuvo bajo arresto domiciliar­io como medida cautelar.

Aunque Amador admitió los hechos por los que se le acusa, no pudo someterse a un procedimie­nto abreviado para evitar el juicio, porque los padres de Carmona se negaron.

Luego declaró el oficial de Fuerza Pública en Orosi, José Antonio Álvarez, quien conducía la patrulla el día de los hechos. El policía vio a Amador sentado en la tapa del motor, y los vecinos lo alertaron de que dos hombres más venían con él y se dieron a la fuga, pero fueron detenidos cerca. “Estaba en estado de ebriedad. Lo supe porque tenía los ojos rojos, la forma de hablar, se alteró y no quería que le pusiéramos las esposas y nos costó meterlo al cajón. El olor sí era excesivo”, recordó.

También testificó Erick Elizondo Segura, quien conducía su vehículo con dirección a Orosi y observó el atropello. Elizondo vio que el automóvil manejado por Amador iba muy rápido y pensó que el ciclista que iba al frente corría peligro. “Le dije a mi acompañant­e que iba a atropellar­lo, no había terminado de decir eso cuando así pasó. Lo atropelló por detrás, el muchacho salió por el aire, el carro se salió un poco de la vía, volvió y continuó”.

Enseguida, el conductor de otro auto paró y le dijo que un carro había pegado contra un poste. Era el mismo Hyundai.

El juicio continuará este martes, cuando los jueces decidan si aceptan o no la solicitud del abogado de la familia de José Ricardo, Federico Campos, quien ofreció el testimonio de los dos acompañant­es del imputado como prueba para mejor resolver.

En declaracio­nes a La Nación, Campos indicó que “el imputado se confesó culpable y aceptó que venía alcoholiza­do; sin embargo, lo entendemos como una coartada para procurarse una pena menor que le evite la cárcel. El hecho fue sumamente grave, no solo por la muerte de un ser humano, sino por las circunstan­cias acaecidas de alcohol, alta velocidad e intento de fuga achacables al imputado”.

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K. CALDErÓN El debate está a cargo de los jueces Alejandra Rojas, Jenny Almendariz y Christophe­r Durán.

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