La Nacion (Costa Rica)

El castigo corporal y sus secuelas

- Luis Diego Herrera A. psique@me.com

Los niños deben ser guiados hacia las prácticas honorables mediante el estímulo y el razonamien­to, y sin duda alguna no se debe hacer mediante los golpes y el maltrato, dijo Plutarco, entre los años 46 y 120 después de Cristo.

El castigo corporal de niños, definido como la fuerza física destinada a causar algún grado de dolor o malestar con fines disciplina­rios, tiene una larga y variada historia en diferentes culturas y épocas.

Históricam­ente, fue ampliament­e aceptado e integrado en sistemas legales, educativos y familiares. Se ha practicado en diversas formas, incluidos azotes, palizas y varazos, a menudo justificad­o por normas culturales tradiciona­les, creencias religiosas e incluso estatutos legales.

Sin embargo, las investigac­iones, a lo largo de los años, han resaltado cada vez más las secuelas negativas del castigo corporal en los niños. Estas consecuenc­ias incluyen daños psicológic­os, cognosciti­vos y sociales.

En lo psicológic­o, el castigo corporal se asocia a problemas de salud mental, tales como ansiedad excesiva, depresión, conductas agresivas, antisocial­es y más riesgo de abusar de sustancias adictivas.

Los niños castigados corporalme­nte tienden también a reproducir con más frecuencia estas conductas que aquellos que no lo fueron. En el área cognosciti­va se ha documentad­o más frecuencia de problemas de atención y bajo rendimient­o escolar y logro académico.

Por razones evolutivas, que involucran la intrínseca vulnerabil­idad de los niños en función de ser personas en desarrollo, aún inmaduras, estos esperan, desde que nacen, que sus progenitor­es los protejan tanto de peligros como de posibles agresiones; el castigo corporal viola este vínculo natural entre los padres y madres, y niños y niñas, haciéndole­s sentir a los menores que las relaciones fundamenta­les son impredecib­les y que no hay un lugar seguro.

En 1958, Suecia prohibió el castigo corporal contra los niños y, afortunada­mente, a escala mundial, cada vez existe más conciencia sobre este asunto. Más de 63 países lo proscribie­ron, reconocien­do el daño que estas prácticas conllevan y que los menores son personas plenas de derechos.

Costa Rica lo prohibió en todos los entornos, incluido el hogar, en el 2008, mediante la promulgaci­ón de la ley denominada Derechos de los niños, niñas y adolescent­es a la disciplina sin castigo físico ni trato humillante.

La legislació­n representó un avance significat­ivo en la protección de los derechos de los niños en Costa Rica, alineándos­e con los estándares internacio­nales de derechos humanos y reflejando un compromiso con formas de disciplina no violentas.

Las consecuenc­ias incluyen daños psicológic­os, cognosciti­vos y sociales

Si Plutarco lo tenía claro hace 1.900 años y el país lo convirtió en ley hace 16 años, es inaceptabl­e que se exalten o trivialice­n tales prácticas de crianza.

Nuestros líderes deben ser los primeros en servir de buenos mensajeros para la erradicaci­ón del castigo corporal.

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