Miles de personas se reunieron en funeral del principal rival de Putin
› Portavoz del Kremlin había advertido de sanciones a manifestaciones ‘no autorizadas’ ESTO SE HUNDIRÁ Y SE DERRUMBARÁ. EL ESTADO PUTINIANO NO ES VIABLE”. Alexéi Navalni enero del 2024
MOSCÚ. aFP. Miles de simpatizantes del opositor ruso Alexéi Navalni se concentraron ayer para rendirle homenaje en una iglesia de Moscú antes de su funeral, pese al riesgo de ser detenidos.
El cuerpo del principal detractor de Vladimir Putin fue brevemente expuesto en una iglesia de Marino, un distrito del sudeste de la capital rusa, en presencia de sus familiares. Cumpliendo con el rito ortodoxo, su cuerpo fue expuesto en un féretro abierto, cubierto con flores rojas y blancas. Varios asistentes portaban cirios.
El coche fúnebre con el féretro había llegado poco antes al templo entre los aplausos de la multitud. Desde primera hora de la mañana se formó una fila de miles de personas, en medio de una alta vigilancia policial, delante de la iglesia, situada en el distrito en el que Navalni vivía antes de ser arrestado.
“Es doloroso, la gente como él no debería morir, gente honesta, con principios, dispuestos a sacrificarse”, declaró Anna Stepanova, subrayando también el “sentido del humor” del opositor. “Incluso sufriendo hacía bromas”, añadió.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió antes de la ceremonia de que cualquier manifestación “no autorizada” podría ser sancionada. Durante su rueda de prensa diaria, Peskov afirmó también que no tenía “nada que decirle” a la familia del difunto.
Tras unas rápidas exequias, el féretro fue trasladado al cementerio de Borisovo, cerca de la iglesia y a escasos pasos del río Moscova, indicó en Telegram Ivan Jdanov, uno de los colaboradores más estrechos de Navalni.
Decenas de miembros de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en la zona, y las autoridades delimitaron con barreras metálicas el camino entre la iglesia y el cementerio.
El funeral tuvo lugar dos semanas después de la muerte del opositor de 47 años, el 16 de febrero en una prisión en el Ártico, en circunstancias todavía por esclarecer. Sus colaboradores, su viuda y los países occidentales acusan a Putin de ser responsable de su muerte, algo que el Kremlin niega.
Despedida. Tres figuras destacadas de la oposición rusa, Evegueni Roizman, Boris Nadezhdin y Ekaterina Duntsova, así como los embajadores de Francia y Alemania, asistieron a las exequias.
Después de que la familia recuperara el cuerpo, el sábado, tuvo dificultades para encontrar un lugar que aceptara acoger la ceremonia.
Con todo, el equipo de Navalni llamó a los moscovitas a acudir a la iglesia y a despedirse del fallecido; a quienes los apoyan en otras ciudades y en el extranjero les pidió concentrarse delante de memoriales para honrar su memoria.
Estos actos ocurren dos semanas antes de las elecciones presidenciales del 15 al 17 de marzo, que seguramente confirmarán a Putin en el poder.
En los días posteriores a la muerte de Navalni, cerca de 400 personas fueron detenidas por la policía en varias concentraciones improvisadas, organizadas para rendirle homenaje.
La viuda del opositor, Yulia Navalnaya, lamentó el miércoles que no se autorizó ninguna ceremonia civil para poder exponer al público el cuerpo de su esposo, como se suele hacer cuando mueren personalidades destacadas en Rusia.
“La gente del Kremlin lo mató, luego deshonraron su cuerpo, deshonraron a su madre y ahora deshonran su memoria”, criticó, acusando a Putin y al alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, de esta situación.
Férreo opositor. Navalni fue la figura central de una oleada de protestas celebradas en el 2011 y el 2012 en las que declaró poder “tomar el Kremlin”, se enfrentó al candidato pro-Putin en las elecciones municipales de Moscú del 2013 (los únicos comicios a los que le permitieron presentarse) y logró crear una red de apoyo fuera de la capital.
Antes de su envenenamiento, en el 2020, del que sobrevivió por poco y del que acusaba a Putin, y de ser arrestado y condenado a 19 años de cárcel por “extremismo”, Navalni lograba movilizar a una gran cantidad de gente, sobre todo en la capital rusa.
El opositor se mantuvo inflexible hasta sus últimos días, prediciendo el final del régimen actual en los mensajes que enviaba desde prisión y que su equipo difundía en redes sociales.
“Esto se hundirá y se derrumbará. El Estado putiniano no es viable”, afirmó en enero, al asegurar que la “victoria” de su bando era “inevitable”.
Su movimiento fue desmantelado en los últimos años. Numerosos colaboradores suyos fueron encarcelados o se vieron obligados a exiliarse.
Ahora, Navalnaya promete que continuará con el combate de su esposo.